Hoy es de esas madrugadas en las que te extraño... En la que los recuerdos me bombardean la cabeza y me es imposible sobrepensar.
A veces apaciguó mi desasosiego diciendo que jamás encontrarás alguien como yo, es cierto... Una vez me dijiste “Eres eso que no encontramos todos los días y jamás quisiera perderte”
¿Y qué hiciste?
Me dejaste ir...
Al final nunca fue suficiente todo lo que te di, porque te di tanto de mí que no supiste qué hacer con tanto.
Tuve que romperme en mil pedazos yo sola porque no tuviste el valor de romperme el corazón, te saboteaste tanto que ahora te desconozco; quizá nunca te conocí.
Hace ya una semana que deje de responderte, deje de escribirte, quiero borrarte de mi vida, pero...
¿Cómo borras a alguien cuyo recuerdo lo llevas en el alma?
No importa si te eliminó de mis amigos en Facebook, si ya no tengo tú número agendado en mi celular o si ya tú perfil de Instagram ya no este en mis contactos frecuentes para enviar publicaciones, no puedo borrarte de mi vida.
Eres mi hermoso pasado, la hermosa mentira que viví durante dos grandiosos años, el niño que llevaba el cielo en los ojos... Aquel niño que se adueñó de mi corazón con su sonrisa y acciones.
Le agradecí a Dios por ponerte en mi vida y ahora le agradezco por sacarte de ella. El amor no es frío, el amor no es unilateral, ni tampoco duele.
Una vez leí, el amor es como los zapatos, si no son de tú talla, te lastiman. Qué maldita razón y peso tienen esas palabras.
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Mi corazón roto y yo.
RandomHey! Supongo y estamos igual. Solo escribo lo que pienso, mientras sano lo que no rompí.