La luna tan brillante, apareció hoy a las nueve de la noche. Mi gato mantenía su mirada fija en aquella ventana cerca del salón. Yo estaba cenando, sin alejar la vista de ese felino: era negro, peludo y su brillante iris era de color maiz.
Aquel gato tenía nombre, su nombre era Choco. No me preguntes porque se llama así, yo no elegí su nombre, el nombre del gato fue elegido por mi mejor amiga ¿por qué deje ese nombre tan extraño? Pues la verdad no tengo ni idea.
Samantha, dejaste elegir ese nombre porque no se te ocurría ninguno mejor.
Cierto, conciencia.
Mi momento de paz se arruinó, cuándo mi móvil empezó a sonar.
-¿Qué quieres?- pregunté con un poco de molestia por haber arruinado aquel momento.
-Ya estoy llegando a tu casa.-respondió mi mejor amiga con un poco de prisa.-Perdón por la espera, necesitaba agarrar mis llaves para cerrar la puerta, pero no las encontraba.
-¿Para que ibas a venir?- pregunte dudosa. La verdad no tenía ni idea de porque iba hacia mi casa.
-¡¿En serio no te acuerdas!?-Chillo de manera tan alta, que me dolió hasta el tímpano.-¡por favor! ¿Pero que clase de amiga eres?- dio un pequeño suspiro y luego siguió con su frase.- Iba a tu casa porque quedamos hace unos días, que me quedaba allí a dormir.
-Ah,si es verdad.-disimule después de recordar aquella conversación.-Marley, voy preparando todo, ahora
-Esta bien.-Dice Marley mientras cuelga el teléfono.
Empecé a organizar todo: limpie los platos de mi cena, encendí la tele, preparé los sacos de dormir, hice palomitas de microondas...
Marley es mi mejor amiga desde la infancia, la conocí cuando tenía cinco años, en el pequeño parque que había a la esquina de la casa de mis padres. Al año de conocernos conocí a su hermano Ángel , era un pelirrojo de pelo lacio de ojos azules. Ellos no se parecían en nada, en personalidad. Ángel era desde niño una persona algo introvertida, precisa, sarcástica, su estado de ánimo lo sabe controlar fácilmente, es algo cabezón, gentil y algo ambicioso ; Marley en cambio era una persona bastante extrovertida, perezosa, algo bipolar, rebelde, y no es ambiciosa prácticamente le da igual lo material.
Marley es de pelo pelirrojo ondulado, largo y sus ojos son azules. Se parece mucho en físico a su hermano Ángel
Marley vivía a unas calles atrás mía por lo que siempre estábamos juntas, Ángel casi siempre se mantuvo distante pero cuando estábamos jugando los tres juntos lo pasábamos mucho mejor.
Yo al igual que Marley soy una persona extrovertida pero al contrario no soy tan perezosa, también me considero algo ambiciosa y bipolar. Mi pelo es de color castaño lacio, de corte medio y mis ojos son color miel.
Me independicé hace poco prácticamente unos dos meses, empecé a vivir sola en este pequeño apartamento alquilado que esta siendo pagado por mi sueldo basura de la cafetería que estoy trabajando. Apenas llego a fin de mes.
Escuche el timbre y lo más rápido que pude abrí la puerta. Marley se abalanzó hacía mi dando un abrazo que llegó a ser algo asfixiante, cuando me soltó me di cuenta que detrás de ella se encontraba Ángel, llevaba una sudadera negra con capucha que tapaba su largo cabello pelirrojo.
-¡Hiciste palomitas!-gritó la pelirroja.
Ese grito hizo que alejara la mirada de la anatomía del chico y me fijara en ella que se veía comiendo palomitas rápidamente.
-Marley, no seas maleducada.-Advirtió el chico con su grave voz mientras entraba a la casa.
No sabía que hacía él aquí, lo más probable es que haya acompañado a Marley a casa,
la casa de ambos está lejos por lo que es normal que pase y descanse un rato.
-No me digas que hacer.-Respondió la chica mientras dejaba las palomitas sobre la mesa.-Además no pintas nada aquí así que puedes ir yendo a casa.-Ángel le da una mirada desafiante y Marley le dedica una sonrisa maliciosa
-Hey Ángel, ¡cuanto tiempo!-intervine para que no acabaran discutiendo.
-Es cierto cuanto tiempo, Samantha.-respondió el pelirrojo mientras me dedicaba una sonrisa amplia.
-Bueno, bueno.- intervino Marley con una mirada hacia su hermano.- No me quites la amiga ¿eh?-Bromeo después dedicándonos una cálida sonrisa a ambos.
Después de eso nos acomodamos en el sofá y pusimos varias películas; reímos y empezamos a hablar sobre los cotilleos de los últimos meses.-¡No!-Grita Marley horrorizada-¡Ni loca mantendría una relación con ese idiota!
-pues yo apuesto que si-musitó el pelirrojo que estaba al lado mío mientras dejaba un billete de diez euros.
-Lo veo.-respondí dejando otro billete sobre la mesa.
-idiotas.-musitó Marley mientras se encerraba en mi habitación.
El pelirrojo empezó a reír abiertamente mientras mantenía su mirada en la puerta de mi habitación.
El chico de quien hablábamos era Mateo, creo que con avisarte que es el hijo de la directora del instituto donde estudiábamos antes ya te haces una idea de cómo es.
Ángel giró su mirada a mi gato quien lo miraba con los ojos muy abiertos y fulminantes.
-Bonito gato.
-Gracias.-respondí.
-Bueno, en realidad odio los gatos.-Admitió el pelirrojo.-Nunca les he logrado caer demasiado bien.
-¡Deja a Choco en paz!-advirtió Marley desde la habitación.
-¿Choco?-Respondió el pelirrojo en tono burlón.
Marley en ese momento salió de la habitación y le dedicó una mirada fulminante.
-Si, Choco, elegí yo ese nombre.
El pelirrojo empezó a reír abiertamente.
-Vale, vale lo siento hermanita, pero no se te da bien poner nombres, nada bien.
Marley clavó la mirada en él y iba a decir algo, pero la interrumpí en ese momento.
-Bueno, yo creo que voy a dormir.
Me acosté en el saco y cerré los ojos. La verdad no tengo ni idea que paso después de eso, yo simplemente me dormí.