El ángel Gabriel le dijo a María que Elisabet también iba a tener un niño varón. María y Elisabet eran parientes.
María fue a visitar a Elisabet, y el Espíritu Santo le dijo a Elisabet que María sería la madre de Jesucristo. Las dos mujeres dieron gracias a Dios por bendecirlas. María se quedó con Elisabet unos tres meses y después regresó a su casa en Nazaret.
Nació el hijo de Elisabet, y sus amigos y su familia estaban felices. Pensaban que el bebé debía llevar el nombre de su padre, Zacarías, pero Elisabet dijo que debía llamarse Juan. Todos se sorprendieron mucho.
Las personas le preguntaron a Zacarías cuál debía ser el nombre del bebé. Él todavía no podía hablar, pero escribió: "Juan es su nombre".
Entonces Zacarías pudo volver a hablar. Fue lleno del Espíritu Santo. Les dijo a las personas que pronto nacería Jesucristo y que Juan prepararía a la gente para recibirlo.
Juan creció y llegó a ser un gran profeta. Enseñó a la gente acerca de Jesucristo.