«Sólo son ideas tuyas, él sigue siendo el mismo, sólo limitate a seguir a su lado...complácelo»—Quédate—no era un pedido, era una orden clara y contundente, porque él, ahora ya no pedía, ya no preguntaba, sólo ordenaba, dando por sentado que terminarías por obedecer.
Su cambio de actitud para contigo era evidente, era tan real, como el miedo que habías comenzado a experimentar ahora cuando estabas a su lado. Pero, sin embargo, Amber continuaba alegando que tal cambio no existía, y que sólo debías comprenderlo, callar y obedecer, porque te necesitaba y debías estar ahí para él.
Ya era la tercera noche que te habías quedado a dormir en su hogar. Necesitabas volver a tu casa, pero su mentón sobre tu hombro y su mano sosteniendo tu mano, te impedían salir. Él no iba a dejarte ir.
—¿Terminaste tu relación con Iris?
Si, con todo el pesar del mundo lo habías hecho, porque no tenía sentido continuar a su lado, después de que te habías entregado por primera vez a Thelonius. Fueran cual fueran tus motivos, le habías sido infiel, y Thelonius había tenido toda la razón cuando te pidió que la dejaras. Porque si bien la querías, ya no podías continuar con ella, porque no se merecía lo que le estabas haciendo.
Porque no importaba cuánto tuvieras que sacrificar para que tu amigo volviera a hacer el de antes. Todo estaba permitido, incluso posponer por un tiempo tu felicidad.
—Sí—tras tu respuesta, una gran sonrisa se dibujó en su rostro.
—Hiciste lo correcto—su mano se apoya en tu mejilla—era lo mejor.
Entonces te besa, y lo hace de una forma tan obscena, que incluso un gemido ahogado escapa de tu boca, porque su bendita lengua no te da tregua y arremete sin piedad contra tu boca, procurando memorizar así cada rincón de la misma, conociendo así hasta el último rincón de la piel de tus labios. Él te besa y con sólo un beso, se roba un poquito de tu alma.
¿Pero cuando un solo beso era suficiente para él? Te comienza a besar una y otra vez sin detenerse, mostrando en cada uno de ellos gran intensidad.
Te acaricia por debajo de la ropa, deleitándose con cada rincón de tu ser. Porque todo tú eres exquisito.
Su boca tan hambrienta como ninguna, besa tu mentón, mordisquea este y sin más se traslada a tu garganta, la cual devora a su gusto, robándote más de una jadeó en el proceso. Su forma de tocarte era tan asfixiante que te era imposible no sentirte perdido en cada una de sus caricias, ¿Acaso aquello era normal? Quiere más, mucho más de ti, pero tu ropa le impide ir más allá, entonces te desnuda y lo hace sin cuidado y a toda prisa, dejándote perdido entre sus manos que van y vienen por cada parte de tu cuerpo.
Y cuando ya no existe ningún estorbo en su camino, su húmeda lengua dibuja un nuevo camino por cada centímetro de tu piel, procurando no perderse ningún detalle, probando por completo tu sabor y deleitándose con el mismo.
Besa toda la longitud de tus piernas, de abajo hacía arriba, llegando hasta tus muslos, en donde se detiene y te observa ahí sobre el suelo, gimiendo a causa de él, aunque en el fondo no quieres hacerlo, entonces satisfecho continúa y besa también tus muslos, deteniéndose en tu entrepierna, en donde se puede apreciar una notable erección, de la cual no duda en hacerse cargo mientras te besa. Su mano se encarga sabiamente de tu erección, mientras que su boca devora sin misericordia la tuya.
Pero ningún placer sentido hasta ahora se compara con el que experimentas, cuando tus piernas se envuelven alrededor de él, para posteriormente sentir como su pene se hunde dentro de ti, sin preparación previa y tras una sola embestida, porque así todo es más intenso, porque así todo se siente mejor, porque sólo de esa manera el placer y el dolor se combinan a la perfección. Y entonces el movimiento de caderas por parte de ambos comienza, dejándote sin el más mínimo aliento.
Sale lentamente de ti y antes de que puedas siquiera exhalar vuelve a estar dentro de ti, repitiéndo aquel macabro movimiento tantas veces como le es posible, antes de llegar a su organismo, sintiendo así como su esencia te llena, cuando tú no hacía mucho también habías llegando a tu momento culmine de placer, dejándote ir tras la sensación embriagante del orgasmo.
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Sometimiento |Tyrus|
FanfictionPorque como su amigo, tu único deber era contenerlo, brindarle todo el consuelo que fuera posible, al precio que fuera.