Desastre adolescente.

¿Qué le estaba pasando a mi mejor amiga?

¿Qué le estaba pasando a mi mejor amiga?, me preguntaba una y otra vez. En el salón de clases no cruzamos palabras en el receso no quiso sentarse junto a mi bueno, junto a nadie, se sentó sola no comió yo intenté acercarme a ella pero solo se paró y se marchó, En la salida instantáneamente tocaron el timbre desapareció como por arte de magia.

Esa tarde me fui sola a casa, preocupada y triste, yo solo quería poder ayudar a mi amiga, quería verla de nuevo feliz. En la noche le marqué al celular, mande mensajes, llamé a su casa pero, no contestaba, ¿Dónde está? Me pregunté, estaba preocupada. Luego de unos minutos me escribió -"Aquí estoy, no te preocupes ya me voy a dormir así que no te molestes en llamarme hablamos mañana, te quiero".- Me dijo Julivette. Me encontré muy extraño que fuera a dormir tan temprano a penas eran las seis en punto de la tarde pero bueno, trate de no preocuparme y olvidar el tema por un rato pero luego recordé esas heridas en sus brazos y decidí investigar sobre eso en internet, lo que encontré me decía que era para liberarse de angustias emocionales o de sentimientos negativos pero, ¿Qué angustiaba emocionalmente a Julivette? O ¿Qué sentimientos negativos tenía?, esas preguntas eran una incógnita para mi ya que unas semanas atrás ella era perfectamente feliz. ¿Qué le estaba pasando a mi mejor amiga?.

Unos días después se acercó a mí.

-         ¿Cómo estás?

-         Hasta que al fin te decidiste a hablarme. Yo estoy bien ¿Y tú?

-         No sé como estoy, no sé cómo me siento, no sé qué está pasando conmigo -me dijo contestó con lagrimas en los ojos-

-         ¿Necesitas ayuda? -Le pregunté aún sabiendo la respuesta-

-         No se, creo que si pero...realmente, no se.

No supe que contestarle, la abracé y acaricie su pelo como le gustaba. Yo me encontraba enojada conmigo misma por el simple hecho de no poder hacer nada por ella, no porque no quisiera sino  porque no sabia que le estaba sucediendo , yo solo quería verla feliz sin esa mirada de tristeza que siempre cargaba. Esa noche decidí ir a dormir a su casa para acompañarla y a demás tratar de averiguar que le pasaba.

-         ¿Nos vamos a pasar toda la noche mirando la televisión y sin cruzar unas palabra?

-         No sé, fuiste tú que te ofreciste a venir yo no te obligué.

-         No estoy aquí por obligación, estoy aquí para hacerte compañía, para ayudarte.

-         ¿Ayudarme? ¿Ayudarme con qué?        

-         Si, ayudarte. Sé que lo necesitas.

-         Lo necesito pero, no creo que logres ayudarme.