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Desde hace días que tenía que esconderse de esos dos locos, incluso en su propio pueblo, evitaba de cualquier forma al habitante del pueblo tres y a su vecino, porque sabía que si lo veían no lo dejarían en paz ni un minuto, y que si ellos dos se veían armarían una de sus típicas peleas sin sentido que no llevaban a nada.

Admitía que al principio era divertido, ver pelear a dos chicos por su "amor" y cortejarlo para intentar conquistarlo llegaba a subir su ego, pero después de un mes y medio de aquella rutina ya estaba harto, a tal punto de evitar toparse con alguno de los dos.

Sin embargo, era inevitable no verse de vez en cuando, Tortillaland era un lugar muy pequeño si lo piensas.

" ¿Que te parece salir, esta noche, a mi santuario? " Las insinuaciones de Juan eran tan comunes que ni siquiera le prestó atención, solo observó el rostro furioso del otro chico presente.

" Mejor puedes venir a mi casa, el templo de Juan es un desastre. " El hechicero lo observó ofendido, estando a dos segundos de hacer uno de sus típicos dramas.

" ¡Santuario! ¡Es un puto santuario! " Corrigió inmediatamente, y muy ofendido, el mago. El chico con traje de rata solamente bufó, desafiandolo con la mirada.

" Chicos... " Susurró ya cansado el menor de los tres, suspirando en cuando los escuchó empezar a discutir detrás suyo. Ni siquiera iba a intentar separarlos.

Volteó un poco la cabeza viendo como Juan tenía ambos puños en alto, como retandolo a pelear, Imantado lo observó burlón antes de acercarse dos pasos y darle una cachetada. No pudo evitar reír.

Mientras los dos seguían discutiendo logró escabullirse lejos de ellos y escondiéndose detrás de un árbol, cerca de la aduana. Suspiró agotado y se sentó en el césped observando de reojo si venía alguien, o si esos dos tontos lograban encontrarlo.

Sin darse cuenta se distrajo observando una ardilla y en cuanto volteó el rostro de nuevo hacía el frente se encontró con cierta persona, observándolo confundido.

" ¿Que haces ahí tirado? " Se acomodó en el césped sentandose justo enfrente suyo.

" Me escondo. " Respondió con simpleza, observando de arriba a abajo al mayor, fijándose en ciertas cosas. Específicamente su cabello y ojos.

" Eso lo noté, pero, ¿De qué? "

" De Juan e Imantado. " El peliplata ladeó la cabeza sin entender el porqué, a lo que bufó escuchando a lo lejos un claro grito del hechicero.

Le explicó como pudo lo que venía sucediendo entre ellos dos desde hace mes y medio, las peleas constantes por su afecto y los intentos de conquista por parte de ambos, siendo todo un dolor de cabeza para el.

El de orbes bicolores parecía incrédulo ante la situación, observando de reojo como, efectivamente, ambos chicos peleaban en la sirena sin siquiera percatarse que el chico por el que discutían no se hallaba junto a ellos.

" Se les pasará después de un tiempo, o cuando Rubius vuelva a aparecer por aquí. " Respondió a su explicación con una risita al final, una que hipnotizó al bicolor, quien observaba su sonrisa embobado.

" Eso espero... " Habló unos segundos después desviando la mirada y saliendo de su trance.

" Si quieres esconderte ven a mi casa, estarás a salvo. Si no vienen a explotarla como de costumbre, claro. " Asintió con una sonrisa, viendo como el otro se levantaba despidiéndose con la mano en cuando empezó a caminar de vuelta a la aduana.

Lo observó irse con una sonrisa, sintiendo su corazón latir más rápido de lo normal y sus mejillas sonrojarse recordando solamente su sonrisa. Se levantó lentamente apegándose al árbol detrás suyo, con sus emociones desordenadas y su mente perdida. Solo Karchez lograba ponerlo así.

Un grito inesperado lo sacó de su enamoramiento, sobresaltandose en cuanto Juan e Imantado aparecieron sorpresivamente delante suyo, cada con una expresión de confusión.

" ¿Que haces aquí, Acho? " Preguntó Juan claramente preocupado, el bicolor sin embargo solo frunció el ceño ignorando su pregunta.

" Ustedes dos, paren de una vez. " Se atrevió a detener por fin esa locura, ya harto de aquella rutina.

" Pero... " Intentó hablar Imantado, siendo rápidamente callado por el menor de los tres.

" Ninguno de ustedes dos me gusta, ¿Vale? Podemos ser amigos, pero déjenme en paz, por favor. " Los dos chicos se miraron entre sí y luego al menor, asintiendo decepcionados. Sin embargo, el bicolor sonrío satisfecho.

Sin decir ni una palabra más se dió la vuelta empezando a caminar de vuelta a su hogar, suspirando profundamente, ya feliz de que todo eso hubiera terminado y que lo dejaran descansar de todas sus peleas de una vez.

En la aduana, por otro lado, ambos chicos se pedían disculpas mutuas por todo el alboroto que armaron, riendo y empezando a caminar en dirección al santuario del hechicero.

Y detrás de una pared de piedra, observaba Karchez, satisfecho con saber que había ganado el amor del bicolor sin siquiera intentarlo.

Y detrás de una pared de piedra, observaba Karchez, satisfecho con saber que había ganado el amor del bicolor sin siquiera intentarlo

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Wea rara que me invento recién levantado.
Espero les guste(?)

─ Liam.

Pelea de " dos " | Karzer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora