¿Casualidad o castigo divino?

279 69 27
                                    

"La noche era como otra cualquiera y la luna brillaba en lo alto con un fulgor casi insignificante..."
Regresaba a mi casa y como es costumbre tenía que pasar por la calle de 23...Lo que sucedió después fue bastante desagradable.
Cuando transitaba por la mitad de la calle sentí como intentaban ahorcarme, fue todo muy repentino, ¿Por qué atacarían a una mujer sola e indefensa en plena calle oscura?. La respuesta era clara. El sujeto no pudo contenerme ya que comencé a forcejear con él. Por ello me tumbó en el piso y desgarró mi ropa.
No sé cómo nadie escuchó mis gritos de pavor en aquella calle, es cierto que ya eran altas horas de la noche, pero cualquiera se despertaría al escuchar ruidos extraños fuera de su casa. Entre tantos forcejeos el sujeto consiguió apaciguarme y no conseguí moverme, por así decirlo me inmovilizó. Una mujer siempre debe llevar un spray de pimienta en el bolso o al menos saber defenderse, pero puedo asegurar que en ese momento cualquier técnica de defensa que sepas será inútil por los nervios.
Ya casi llegaba el momento de mi mayor temor, ese depravado estaba a segundos de penetrarme... de violarme... y yo estaba ahí, tirada en el suelo indefensa y sintiendo mis lágrimas caminar por mis mejillas . Pero antes de que el momento más horrible llegara, otra figura apareció por su espalda.
Pensé que era mi ángel de la guarda, puedo asegurar que su presencia no me calmó, pero me dió esperanzas de supervivencia.
Me arrastré por el suelo hasta llegar a una de las farolas en las que me pude apoyar para conseguir cierto equilibrio y poder huir. No debí dejar a quien intentó salvarme allí peleando por mi. Debí ayudarlo, pero en ese instante solo pensé en correr y no mirar atrás.
Por un instante me pareció voltear la cabeza y ver a dos figuras en una batalla en el suelo, también me pareció escuchar gritos, pero no lo recuerdo muy bien, solo escuchaba un grito, el más fuerte, el de mi mente, que solamente podía decir: "¡CORRE!". En caso de no equivocarme y de verdaderamente mirar hacia atrás, puedo asegurar que ambos fueron muy agresivos el uno con el otro."
Lo que sucedió después es obvio... Le conté a mi novio, y aunque su trabajo no le permite usar su pistola, él no tuvo ningún miedo a desenfundarla y salir a la calle a buscar a ese personaje depravado.
Es claro que los policías no deben usar sus armas de fuego en ningún momento, las leyes de esta ciudad no lo permiten, pero imagínese usted cómo nos sentíamos los dos en aquel entonces...
Fue muy valiente lo que hizo... Y no se de qué manera los encontró, pero halló a mi salvador y a mi atacante. Parece ser que quedó sangre en la escena de su batalla, lo que me hizo entender que había mirado atrás y había dejado allí a un buen hombre que casi dá su vida por salvarme. ¿Y si mi agresor hubiera llevado un cuchillo?... Allí habría terminado la vida de una persona inocente y solidaria... Me arrepiento muchísimo.
Puedo asegurar que es muy complicado identificar a algún atacante, es obvio, pero la evidencia es irrefutable... Los nervios ponen a cualquiera nerviosa pero estoy segura de que fue él, mi atacante, tiene una complexión física muy similar a la de mi agresor, sus rasgos faciales ciertamente me hacen dudar, pero era de noche y estaba nerviosa... Por eso creo que sí.
—Fue él su señoría.—
—Entonces señorita... ¿Usted alega que logró verle la cara a su agresor?— dice el abogado.
—No, para dar una descripción detallada de él no— le respodondí.
—¿Le vió la cara a su "salvador"?— preguntó el muy cretino con una sonrisa en la cara.
—No, tampoco.
—¿Y que me puede decir de ellos?— seguía con su sonrisa endemoniada.
—Nada— respondí con sinceridad.
—Usted dice que no logró verle la cara a ninguno de los sujetos que estuvieron en la escena... Y usted anteriormente mencionó que no tenía dudas de quién era su atacante... Pero, ¿Sabe usted que ellos son gemelos?— dijo sabiendo que había destruido mi testimonio...
—No, no lo sabía, no estoy al tanto de ese dato.
—Entonces... ¿Puede decirnos usted quién fue su agresor?
Miré a mi derecha y allí estaban... Los dos gemelos... Me sentí nerviosa al mirar los ojos de ambos. En ese momento me di cuenta que había perdido el juicio. Ninguno de los dos delataría a su hermano, ninguno diría que fue mi salvador y yo no estaba en condiciones de testificar nada ya que no sabia con exactitud quien de los dos era dios y cual el diablo.
—No, no puedo decirlo con exactitud—respondí cabizbaja.
—Eso es todo su señoría— dijo el abogado con satisfacción.
Nadie en la sala habló. Nadie sirvió de testigo para el caso excepto mi novio y yo, pero tampoco a nadie le interesaba meterse en un caso tan controversial en el que seguramente tenía las de perder.
Después de diez minutos de deliberación que fueron interminables para mi ya que los ojos de todos estaban sobre mí y el cartel de vergüenza sobre mi frente, salió el juez y con su mayor cordialidad dictó sentencia.
Ambos hermanos salieron impunes de la Fiscalía Municipal, pero mi novio no tanto...
Lo destituyeron de su trabajo y la vergüenza terminó de hundirlo. Ciertamente desenfundó su arma, y aunque no la utilizó, eso dejó mucho que desear a su jefe. Dijo que si tomó la justicia por sus manos en este momento, en el futuro no dudaría en hacerlo de nuevo y alguien debía darle un castigo para que escarmentace.
Salí del auditorio y de la fiscalía en sí. Los hermanos iban detrás mío . Una vez fuera ambos estaban en el borde de la acera para cruzar la calle.
No quería saber de nada, ni de nadie,nsentí que la vergüenza no se iría jamás... Pero lo que sucedió después fue aún más horrible y misterioso que cualquier sentimiento humano.
Ahí estaban, Dios y Lucifer tomados de la mano fuertemente y muy aliviados de su suerte en el día.
El semáforo cambió de color, se puso rojo y ambos ya tenían un pie en la calle .
Pestañeé y miré el suelo y miré otra vez hacia arriba y ya iban por la mitad de esta.
"Ahí van" pensé.
Realmente sería egoísta querer un castigo para uno de ellos. Quizá tuvieron una infancia dura o simplemente uno estaba desquiciado y el otro estaba velando por su seguridad. Todos merecen una segunda oportunidad y pensándolo bien gracias a Dios no sucedió ninguna tragedia.
"Podré seguir adelante." pensé
De repente las dos figuras ya no estaban en tierra, estaban por los aires. Un auto los atropelló a ambos. Toda la calle tomó un color rojo intenso. Se escuchaban gritos, había gente corriendo, incluso me pareció visualizar a un niño llorar. Entre todo el escándalo me quedé parapléjica, quería ayudar a aquellos que antes me habían vencido en un juzgado, pero no podía, mis pies no respondían...  Ambos habían muerto.
Cuando llegó la policía y vieron la escena no sabían que pensar. Después de la investigación descubrieron que el auto que los había atropellado estaba dañado y no tenía líquido de freno, venía a más de 100 kilómetros por hora desde hacía cinco cuadras sin poder detenerse...
Obviamente el sujeto que conducía el auto fue a prisión. Misteriosamente al otro día desapareció. Parece imposible, estar tras las rejas e irte sin dejar rastro, pero la policía no pudo demostrar nada, así que se olvidaron de ese sujeto.
Fue un shock muy grande... Pero aún así después de varios días de pasado el primer incidente me parecía escuchar a la gente comentar y debatir...
Entre esos comentarios hubo uno que me hizo pensar más que ningún otro...
—Es increíble lo sucedido... Salen de la fiscalía juntos y mueren juntos. Uno no tenía culpa de nada, pero el otro sí, ¿Habrá sido casualidad o un castigo divino?....
Ahora sólo me siento mal por ellos, los perdonó la ley, los perdoné yo, pero no los perdonó la muerte.

Historias para sádicosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora