Primer Capítulo: Difícil Comienzo
14 de Febrero 1998
Jordan:
Era noche cerrada, y entre las sombras iba siguiendo a aquella mujer que llevaba entre sus brazos, aquel regalo que rechazaba sin consideración. Seguí con la mirada el cuerpo cubierto de negro que se escondía en la oscuridad mientras avanzaba por las calles escondida y temerosa. Cuando llegó a su destino se detuvo subiendo rápidamente aquellos escalones que llevaban a la entrada de un orfanato, sin miramientos se inclinó dejando en una canasta a aquella preciosa bebé y sin siquiera una última mirada se alejó corriendo. Suspiré al ver aquella alma alejarse de aquella personita que había engendrado y dado a luz y que dejaba en medio de la oscura y fría noche desprotegida, y sentí odio y asco por ella, que sin tomar el peso de sus acciones, hacía pagar sus faltas a una pequeña inoscente que no tenía la culpa de nada. Miré a mí alrededor y salí de mi escondite caminando con paso lento hacia el pequeño y desprotegido cuerpo durmiente de aquella bebé, me senté a su lado y al mirar su carita dormida aun manchada en sangre y su cuerpecito apenas cubierto sin cuidado me pregunté por qué un alma tan pura como la de ella estaba condenada a tales sufrimientos.
Tomé su cuerpo en mis brazos y le acomodé contra mi pecho mirando embobado su carita y sus manitos que se asomaban de entre las mantas y se abrían y cerraban en su tranquilo sueño. Se movió entre mis brazos abriendo de a poco sus ojitos como el azul del cielo que había sacado al idiota de su padre que no había dudado en abandonarla a ella y esa mujer que seguía corriendo alejándose. Sus ojos como el cielo miraron fijamente los míos como el bosque profundo y calido, y sus labios se curvaron en una infantil y cálida sonrisa, cerró sus ojitos y se acurrucó contra mi pecho, como si supiera, que a pesar de todo, entre mis brazos estaría a salvo, y haría lo que fuese porque así fuera.
Pase largas horas nocturnas con su cuerpo en mis brazos y su sonrisa y sus hoyuelos grabados a fuego en mi mente, tomé su manito y esta se apretó alrededor de mi dedo, un silencioso pedido de que no me fuera, de que me quedara a su lado, de que la protegiera, una petición que no negaría. Un suspiro escapó de sus labios y se durmió nuevamente.
El cielo se aclaraba poco a poco, y la ciudad se tornaba de oro y plata por la luz matinal, suspiré mirando sus ojitos ocultos tras sus párpados cerrados y le dejé nuevamente entre mantas dentro de la canasta sin soltar su mano que aun se aferraba a mi dedo. Tiré levemente de mi mano soltándome de su agarre y rápidamente empezó a sollozar y a moverse entre las mantas. Sentí el irrefrenable deseo de acercarme, de consolarla, de detener su llanto, pero no podía, no debía, y su vida no podía interrumpir. Toqué el timbre que alertaría a alguien y saldría a encontrarse con la pequeña criatura. Antes de que la puerta se abriese, me arrodillé a su lado, besé su frente y con una promesa me escondí.
-Mi Ángel, siempre estaré a tu lado. Siempre.
24 de Diciembre 2005
Ángel:
Miré por la ventana de mi dormitorio a Seth que se iba con su nueva familia y abracé fuerte a mi osito de peluche. Un compañerito mío mas se iba con su nueva familia, y yo ya me rendía. A los que cumplíamos más de los 5 años, ya casi nadie nos quería, y yo había cumplido 7, y faltaba poquito para que cumpliera los 8 añitos. Al pensar en eso, me puse aún más triste y abracé con fuerza mi peluche. Jamás tendría una mamá y un papá que me cuidaran y se preocuparan por mí, tampoco tendría hermanitos que jugaran conmigo y que me hicieran reír. Todos los adultos que trabajaban aquí y nos cuidaban, eran fríos, no te abrazaban ni te daban cariño, solo te daban órdenes, y los niños y niñas solo jugaban, pero nunca conmigo y se burlaban de mí. Es así que aprendí que el cariño, no existía, y que si existía, solo te hacía daño. Jamás habría mi boca si no era para comer, siempre me encerraba en mi habitación o en la biblioteca que aquí había, para que así nadie me hiciera daño, y así yo no dañaba a nadie tampoco, y en las noches lloraba en silencio pensando en aquellas dos personas que me abandonaron y no me dieron la oportunidad de quererles. ¿Qué había hecho mal? yo quería dos papás, para darles abrazos y besos, para correr hacia ellos después del colegio y mostrarles mis tareas y mis buenas notas, para hacerles regalitos en su día. Pero no tenía nada de eso ¿Qué había hecho mal? Hoy era noche buena, y sería lo mismo de siempre, doble ración de comida mientras se escuchaban villancicos e irse a dormir una hora más tarde. Mañana era navidad y nuestros regalos serian dos billetes para comprarnos dulces o un juguetito. Nada de decorar el arbolito, nada de cantar villancicos alrededor del fuego después de una rica cena de navidad, nada de contar cuentos y hacer una oración, nada de regalos y risas entre familia. Suspiré y camine hacia mi camita acurrucándome y apretando mi peluche contra mí. Entonces sentí esos brazos que toda mi vida me había abrazado y consolado cuando estaba triste. Al principio me asusté al sentir que alguien me abrazaba y no ver a nadie, pero después no tenía miedo, era mi ángel que me protegía y que me hacía sonreír cuando estaba triste. Suspiré y me quedé dormida en sus brazos.
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Tu eres mi Ángel... y yo el tuyo.
RomanceJordan: Amo a una persona, más que a mi larga existencia, y aunque está a mi lado, a tan solo centímetros de mi mano, un abismo, o mas bien dicho el cielo, se nos interpone. ¿Sabes lo qué es tenerla a tu lado y no poder saludarla, besar su mejilla...