Prologo

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Escribo para aquellos; los olvidados, los que luchan por ser amados, los que odian todo lo que ven en el espejo, para los buscan encontrarse en otros y cada día están un poco más perdidos. Aquellos que se llenan en base a amores desencontrados. Escribo para los rostros a un lado del telón y para esos corazones rotos que aun buscan como sanarse. Escribo y espero, que te encuentres entre mis letras mal sonadas. Sana, pequeño amor, y vuela. 

No me gusta la gente, pero me gusta gustarles. Descubrí eso a los trece cuando di mi primer beso con alguien que no debía pero que me hizo sentir como nunca. Lo sentí toda mi adolescencia, dependiendo de aquellos amores fugaces que me subían a las nubes aun cuando al llegar a casa el golpe contra el suelo fuera duro. Lo viví cada día moldeando lo que veía al espejo a la talla y gustos de aquellos a mi alrededor. Sufrí, perdí y amé, esperando algún día, ser la chica de el chico. Esperando aquel amor dorado que jamás logre comprender del todo.

Era tonta y me gustaba gustarles; pero no me gusto gustarte. Porque siempre fuiste tan... demasiado; demasiado dulce, demasiado amable, demasiado inteligente, demasiado bueno. Y yo siempre fui un desastre, una bala perdida en el paisaje de tu bien pincelada vida.
Y eras perfeccionista, te gustaban las cosas perfectas y quizás por eso nunca me creí del todo que te gustara yo.

Si tan solo te hubiera creído...

Limerencia [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora