Capitulo 1

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Nunca supe cómo se sentía ser fuerte, hasta que ser fuerte fue la única opción que me quedaba.

Vivía en Los Ángeles, una ciudad con gran influencia en ámbitos tan diversos como los negocios, el entretenimiento, la cultura, la moda, etc.

Mi hogar era habitado por mis abuelos maternos y por mi madre, Dafne Murphy, una mujer hermosa que le encantaba inventar aparatos y fórmulas que según ella cambiarían el futuro, pero la mayoría de veces fallaba y hacía que la casa explotara con alguno de sus inventos locos.

Por otra parte, mi padre nos abandonó cuando tenía cinco años, justo el día de su aniversario de bodas. A pesar de todo mi madre no lo odiaba, siempre me hablaba bien de él y me decía que el señor, Tiago Slim, me quería. Aunque yo nunca he podido entender. Sí me quería... ¿Por qué se fue? La gente dice que tenía otra familia y por eso se fue. Otros me preguntan ¿Cómo se siente no tener a tu padre contigo? Y la verdad es que es difícil. Es difícil porque en ocasiones se necesita a alguien que te haga sentir protegida y que te diga que siempre va a estar ahí, pero a mí no me hizo tanta falta. Mi madre se encargó de darme todo el amor incondicional que necesitaba y, después de todo tuve el privilegio de ser la única nieta de mis abuelos, algo que hacía que mi abuelo compartiera tiempo conmigo, sus abrazos y caricias siempre las llevo en el corazón. Que ellos estuvieran conmigo, para mí era suficiente.

Muchas personas solían preguntarme muy seguido ¿Por qué tienes los apellidos de tú madre? Y aunque esto es un poco raro la verdad es que mi padre ni siquiera estuvo para mi registro, siempre estaba de viaje y salía muy seguido.

Mi abuelo era un empresario muy conocido y gracias a su trabajo teníamos una mansión enorme. Por otra parte, mi madre se volvió a casar cuando yo tenía ocho años y vivían felices. Él se hizo socio de mi abuelo y ambos manejaban los negocios, él se encargaba de llevarme y traerme del colegio, también de jugar conmigo algunos juegos extraños que él inventaba, ambos solíamos pasar rato juntos viendo películas y comiendo golosinas y gracias a eso gane un poco de peso extra.

A mi abuelo le encantaba que yo le tocara el piano, exactamente música clásica, sus favoritas eran las de Mozart.
Mi abuela solía salir muy seguido a jugar con sus amigas y mi madre siempre estaba en su estudio con sus inventos y su perrito Timoteo. Mientras que a mí... a mí me encantaba componer música desde muy pequeña, pero en mi casa solo se escuchaba la música clásica.

Cuando entraba a mi cuarto solo miraba ese piano enorme y conforme lo empezaba a tocar, la música nacía sola. Miles de letras llegaban a mi mente y así nacían canciones que solo escribía para mí.
Mi abuelo tuvo la maravillosa idea de mandarme a una escuela de música, donde me enseñarían más sobre la música clásica. No entendía porqué, si aunque me gustaba la música clásica lo que más amaba era componer. Tenía ya dieciocho años ya había acabado de estudiar la preparatoria y pensaba tomarme un año para pensar que quería estudiar, Pero mientras tanto, decidí darle gusto a mi abuelo e ir a ese lugar. En ese año mi vida cambio por completo cuando lo conocí a él: Harry Hadad Signoret.

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Tessa:

Las oportunidades en la vida solo se dan una vez; es como cuando vas a la tienda y ves algo, pero no lo tomas, quizás cuando vuelvas ya no lo encuentres.

De todos los instrumentos que hay en el mundo mi favorito era el piano, cuando tocaba el piano me sentía libre, como si volara, como si fuera una hoja en blanco esperando a que alguien escribiera la letra de alguna canción. Me encantaba hacer música y cantarla, lastima que mi familia era amante de todo lo clásico.

—Buenos días mamá, buenos días familia -dije tomando un lugar en la mesa.

—Buenos días querida ¿Lista para desayunar?
-preguntó el abuelo mientras destendía una servilleta.

El Jardín De Los Pioneros.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora