Corazón oscuro: Capitulo I.

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Ahí estaba yo, tirado, en el suelo con el corazón roto, nadie podría sanarlo, mil pedazos esparcidos por todo el mundo, nadie jamás sería capaz de juntarlos todos, pero solo una persona había sido capaz de separarlos.

-¡ESTE MUNDO NO TIENE LOGICA!- Grite sollozando.

Estaba destruido, ese día, es mismo día, fue cuando comencé a perder la esperanza, el sentido de la vida, las ganas de vivir. Ese día, mi corazón puro, había dejado de serlo y había sido corrompido por la tristeza y la oscuridad.

Corrí lo más que pude, hasta llegar a mi hogar, al entrar en mi cuarto me encerré y no salí de ahí por días, no comía, no dormía, simplemente lloraba, ya no quería hacer nada más, mi corazón ya no servía, estaba dañado, roto, ya nadie podría repáralo. Ella, ella fue mi primer amor, sus manos eran como de porcelana, sus labios eran como terciopelo suave, sus ojos, eran profundas galaxias llenas de esperanza, pero un día, esos ojos, se llenaron de oscuridad, y fue cuando comencé a temer, que rompería mi corazón, y lo hizo, no tardó mucho en hacerlo, pero, lo hizo, corrompió mi corazón.

Ella ya no era la misma, lo vi en su mirada, en sus palabras, había cambiado drásticamente, sin motivo alguno, desde mi punto de vista. Creí que había sido mi culpa, pero no fue así, lo entendí luego.

Pasaban los días, y yo, tenía la misma rutina todos los días, rasgarme la piel con una navaja y llorar, había días, en los que golpeaba mi cabeza contra la pared hasta sangrar, no sabía lo que hacía, mis lados buenos, me habían abandonado, mi lado comprensivo se fue, al igual que el tierno, ahora solo era un insensible, sin corazón, si sentimientos, un muñeco que podía moverse por sí mismo, eso era yo. Una tarde, harto de todo el mundo, en la clase, tome mi mochila y corrí fuera del establecimiento, corrí sin saber a dónde iba, y termine, en su casa, eso me destrozo, recordar todos esos momentos hermosos que había pasado con ella y pensar que ya no estaba conmigo, fue algo por lo que ustedes no querrían pasar, fue entonces cuando corrí hacia mi casa, me encerré en mi cuarto, tapeando las ventanas y cerrando la puerta con llave, ahí estaba, solo por fin con mi única amiga, una cuchilla filosa, que manchaba mis ropas con sangra, esa, era mi una amiga.

Estuve ahí por semanas, llegue a casi morir, tuvieron que hacerme un transfusión de sangre, ya que toda la sangre que debería estar en mi interior, estaba regada por todo el suelo de mi habitación, ahí estuve 2 semanas, internado en terapia intensiva, nadie sabía explicarlo, pero había desarrollado una hemofilia, yo sabía que era eso, y sabía que si volvía a rasgarme, podría morir ya que mi sangre dejaría de coagular en ese momento.

Días después, volví a mi casa, pero note que había algo raro en el ambiente, un olor muy peculiar, el olor del perfume que llevaba ella siempre.

Ahí estaba, sentada en la mesa de la sala de estar de mi casa.

-¿Qué hace ella aquí?- Dije con un tono ronco y enfadado.

-Vino a hablarte- Replico mi madre.

-¡No quiero hablar con nadie!- Grite mientras corría por las escaleras en camino a mi cuarto.

Ella estuvo ahí por 2 horas, no permitiéndome descender a la planta baja de mi casa por algo de beber, no quería verla, ella había destrozado mi corazón, no sé qué hacia ese día en mi casa, pero tampoco me interesa saberlo.

Esa tarde, cuando ella decidió retirarse de mi casa, baje a la cocina por algo de beber, mi mama me esperaba sentada.

-¿Por qué no quieres hablar con ella?- Pregunto mi madre.

-Mama, ella, fue capaz de romper mi corazón con tan solo una palabra, fue capaz de corromper mi corazón, fue capaz de volverme oscuro, fue capaz de volverme insensible, que otra razón quieres que te dé- Respondí mientras me alejaba.

Esa noche, desvelado, escuchado música, me di cuenta, de que no todo giraba alrededor de una mujer, que había muchas en este mundo, que podría encontrar otra chica que me quisiera, pero de lo que estaba seguro era que como ella, jamás encontraría a alguien. Salí, a la terraza, a contemplar la noche, la oscura noche, tan oscura como mi corazón, comencé a sentirme un idiota de nuevo, ya las ganas de acabar con mi vida aumentaban cada vez más, hasta que, lograron controlarme, tome la cuchilla y cerrando la puerta de mi cuarto con llave, comencé a hacerme profundas rajaduras en la piel, si, era consiente de mi enfermedad, pero, sinceramente ya no me importaba nada. Al fin lo había hecho, había logrado llegar al borde de la muerte.

Cuando mi madre entro al otro día con la copia de la llave, yo estaba inconsciente y desangrado regado por el suelo. Cuando desperté, estaba en una camilla, con suero y apunto de hacerme una transfusión, otra más, solo llegue a escuchar unas palabras de mi madre.

-Resiste hijo, pronto todo volverá a la normalidad- Repetía una y otra vez a mi lado, sin soltarme la mano.

Pasaron los meses y las cosas se complicaron, yo era cada vez más inútil, ya había sufrido dos paros cardiacos y un paro cardiorrespiratorio, pudieron salvarme a tiempo, pero yo ya podía verme, sepultado, mirado una luz oscura, ya no era una luz blanca, era oscura, pues mi corazón ya no era puro, se había transformado en un,

Corazón oscuro.

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⏰ Última actualización: Apr 09, 2015 ⏰

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