Parte única

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La vida es tan extraña a veces , en un momento puedes estar pasando el mejor día del mundo y al otro queriendo jugar a la ruleta rusa con toda la pistola cargada para terminar con tu sufrimiento

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La vida es tan extraña a veces , en un momento puedes estar pasando el mejor día del mundo y al otro queriendo jugar a la ruleta rusa con toda la pistola cargada para terminar con tu sufrimiento .

Y luego están esas situaciones tan raras que siempre te terminan tomando desprevenido, que ni siquiera saber si agradecerle a un dios o insultarlo.

En ese dilema se encontraba Kazutora Hanemiya, que estaba metido en un crucero, que no sabe cómo entraron , con su reciente novio (ni siquiera sabe cómo llamarlo todo paso muy rápido ) , escondidos en alguno de los tantos camerinos de ese barco .

Mientras él está teniendo una iluminación para captar que pasaba , pensando la posibilidad de estar borracho , la cual descarto al volver a sentir a Baji besarlo con suavidad , causando que su pobre corazón volviera a latir con fuerza, pero no se equivoquen , Kazutora estaría chillando de la alegría al saber que su amor de la infancia es correspondido , solamente que está ...

¿Confundido ?

Claro que, para entender las emociones encontradas de nuestro querido adolescente , debemos remontarnos a la mañana de un 14 de febrero , que el aseguraba volvería a pasar tristemente sólo, no tragándose con su según mejor amigo.

Que casualidades nos trae el destino 

La mañana de ese día empezó como la mayoría , con él odiando su existencia por tener que levantarse temprano a atender clases que no le interesaban , pensando que tan malo sería esconderse en su cama y no aparecer a escuchar la cátedra de seis a siete horas de un señor que no le entendía y al final terminaba pasando las asignaturas estudiando con los apuntes de otra persona .

Desganado se levantó , vistiéndose con una lentitud y dolor que parecía estaba a punto de ir a una sala de torturas medieval , escuchando a su madre regañándolo porque se le iba hacer tarde , nada que unos cuantos semáforos en rojo con cara de verde no pudieran solucionar , aunque no le diría eso a su progenitora si quería salir vivo de esa casa .

Realizó la demás parte de su rutina sin ningún hallazgo importante , asintiendo a la conversación de su madre acerca de su nuevo trabajo , para sorpresa de ambos su relación mejoró bastante cuando cierto hombre fue excluido del núcleo familiar , reduciendo sus contactos a sólo cobrar su pensión alimenticia .

Claro que seguía existiendo un muro entre ellos por la madre ausente que fue en su infancia , aunque él termino olvidando esos momentos , prefería no volver a abrir esos recuerdos, ambos hicieron un pacto silencioso de no tocar el tema nunca .

—Kazutora —

—¿Mmm?— dejo de degustar su omelette para fijar la vista en su madre , levantando la ceja cuando se percató del pequeño paquete azul en la mesa —No es mi cumpleaños—

—No, no , es por el catorce de febrero — suspiro meneando la cabeza en negación , levantándose de su silla , dándole suaves palmaditas en la cabeza a su hijo —Deje tu bento en la cocina, cuídate —

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⏰ Última actualización: Feb 14, 2022 ⏰

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𝐕𝐚𝐥𝐞𝐧𝐭𝐢𝐧 𝐁𝐚𝐣𝐢𝐓𝐨𝐫𝐚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora