Capitulo 47

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Se sentía mucho más consciente de su cuerpo de lo que era habitual: notaba con claridad la rapidez a la que le bombeaba el corazón, el hormigueo que el miedo le producía en los dedos… Y al mismo tiempo le parecía hallarse fuera de él: veía las paredes de la tienda y oía a la multitud como si estuvieran sumamente lejos…

—¡Muy osado! —gritaba Bagman, y Harry oyó al bola de fuego chino proferir un bramido espantoso, mientras la multitud contenía la respiración, como si fueran uno
solo—. ¡La verdad es que está mostrando valor y, sí señores, acaba de coger el huevo!

El aplauso resquebrajó el aire invernal como si fuera una copa de cristal fino.
Krum había acabado, y aquél sería el turno de Harry.

Se levantó, notando apenas que las piernas parecían de merengue. Aguardó. Y luego oyó el silbato. Salió de la tienda, sintiendo cómo el pánico se apoderaba rápidamente de todo su cuerpo. Pasó los árboles y penetró en el cercado a través de un hueco.

Lo vio todo ante sus ojos como si se tratara de un sueño de colores muy vivos.

Desde las gradas que por arte de magia habían puesto después del sábado lo miraban cientos y cientos de rostros. Y allí, al otro lado del cercado, estaba el colacuerno agachado sobre la nidada, con las alas medio desplegadas y mirándolo con sus malévolos ojos amarillos, como un lagarto monstruoso cubierto de escamas negras, sacudiendo la cola llena de pinchos y abriendo surcos de casi un metro en el duro suelo. La multitud gritaba muchísimo, pero Harry ni sabía ni le preocupaba si eran gritos de apoyo o no. Era el momento de hacer lo que tenía que hacer: concentrarse, entera y absolutamente, en lo que constituía su única posibilidad.

En las gradas sus hermanos se miraban muy nerviosos y con miedo, tenian miedo de que algo le pasara a su hermano claro no desconfiaban de el pero ese era uno de los dragones más peligrosos que existian, Estrella prefirio irse del lugar, sabia que su hermano lo lograria pero simplemente no podía seguir ahí, sino se iba sus poderes salían a la luz y aun no era el momento de darle el gusto a Dumbledore de usarla a su antojo.

Levantó la varita.

—¡Accio Saeta de Fuego! —gritó.

Aguardó, confiando y rogando con todo su ser. Si no funcionaba, si la escoba no acudía… Le parecía verlo todo a través de una extraña barrera transparente y
reluciente, como una calima que hacía que el cercado y los cientos de rostros que había a su alrededor flotaran de forma extraña…

Y entonces la oyó atravesando el aire tras él. Se volvió y vio la Saeta de Fuego volar hacia allí por el borde del bosque, descender hasta el cercado y detenerse en el aire, a su lado, esperando que la montara. La multitud alborotaba aún más… Bagman gritaba algo… pero los oídos de Harry ya no funcionaban bien, porque oír no era importante…

Pasó una pierna por encima del palo de la escoba y dio una patada en el suelo
para elevarse. Un segundo más tarde sucedió algo milagroso.

Al elevarse y sentir el azote del aire en la cara, al convertirse los rostros de los
espectadores en puntas de alfiler de color carne y al encogerse el colacuerno hasta adquirir el tamaño de un perro, comprendió que allá abajo no había dejado únicamente la tierra, sino también el miedo: por fin estaba en su elemento.

Aquello era sólo otro partido de quidditch… nada más, y el colacuerno era simplemente el equipo enemigo…

Harry voló para formar una distracción hacia el dragón Miéntras buscaba el huevo ya una ves localizado siguió volando provocando que el dragón se levantara de donde estaba, ahí aprovechó para soltarse de la escoba y tomar el huevo con sus manos después volvió a tomar la escoba con sus manos.

—¡Miren eso! —gritó Bagman—. ¡Mírenlo! ¡Nuestro paladín más joven ha sido el más rápido en coger el huevo! ¡Bueno, esto aumenta las posibilidades de nuestro amigo Potter!

Harry vio a los cuidadores de los dragones apresurándose para reducir al colacuerno; y a la profesora McGonagall, sus hermanos y Malfoy, que iban a toda prisa a su encuentro desde la puerta del cercado, haciéndole señas para que se acercara. Aun desde la distancia distinguía claramente sus sonrisas. Voló sobre las gradas, con el ruido de la multitud retumbándole en los tímpanos, y aterrizó con suavidad, con una felicidad que no había sentido desde hacía semanas. Había pasado la primera prueba, estaba vivo…

—¡Excelente, Potter! —dijo bien alto la profesora McGonagall cuando bajó de la Saeta de Fuego. Viniendo de la profesora McGonagall, aquello era un elogio desmesurado. Le tembló la mano al señalar el hombro de Harry—. Tienes que ir a ver a la señora Pomfrey antes de que los jueces muestren la puntuación… Por ahí, ya está terminando con Diggory.

Sus hermanos lo abrazaron muy fuerte.

— Lo hiciste bien Potter - le dijo Draco

— Si hermano eso fue estupendo - le dijo Daniel

— Me asuste mucho, pensé que te iba a pasar algo - le dijo Emma

—Muy bien, Potter. Ve a la tienda de primeros auxilios, por favor —le dijo la profesora McGonagall.

Harry salió del cercado aún jadeando y vio a la entrada de la segunda tienda a la señora Pomfrey, que parecía preocupada.

—¡Dragones! —exclamó en tono de indignación, tirando de Harry hacia dentro.

La tienda estaba dividida en cubículos.

A través de la tela, Harry distinguió la
sombra de Cedric, que no parecía seriamente herido, por lo menos a juzgar por el hecho de que estaba sentado. La señora Pomfrey examinó el hombro de Harry,
rezongando todo el tiempo.

—El año pasado dementores, este año dragones… ¿Qué traerán al colegio el año que viene? Has tenido mucha suerte: sólo es superficial. Pero te la tendré que limpiar antes de curártela.

Los chicos acompañaron a Harry quedándose a fuera, esperándolo hasta que salga de ahí y poder irse juntos.

By:Anny Potter▕⃝⃤

1. Nuestro Destino (Harry Potter)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora