Incienso para un valiente.

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Wei Wuxian al principio no lo notó. Sin embargo, después de la quinta vez, comenzó a sospechar.

Cada tercer mes, sin falta, Lan Wangji se escabullía del Descanso de las Nubes para irse a una pequeña cabaña no muy lejos de allí. Siempre llevaba una canasta con comida, un par de cosas más e incienso. Pareciera que visitaría a alguien.

Wei Ying no tenía intención de seguirlo, claro que tenía curiosidad sobre eso que su esposo hacía y que nunca antes  le mencionó. No lo tomó a mal, pero, su naturaleza curiosa no lo dejó ser hasta que movió los pies para seguirlo en una de sus visitas. ¡Lan Zhan tenía un secreto! ¿Cuán emocionante era eso?

Caminaron por un viejo camino que nunca antes había visto, perdido en medio del bosque, Lan Wangji parecía saber muy bien a dónde dirigirse. Cuando llegaron a la cabaña, Lan Zhan se movió de inmediato hacia lo que Wei Ying supuso que era el patio trasero.

Allí, había un pequeño sembrado de flores que fueron regadas con delicadeza por las finas manos del jade apenas tomó el agua.

Los ojos de Wei Wuxian fueron rápidos en captar la tabla memorial que se alzaba en medio de estas.

No pudo leer el nombre, pero, vio a Lan Wangji encender el incienso, sus labios se movieron en más palabras que de costumbre, y luego lo vio arrodillarse enfrente de la tabla e inclinarse por completo ante ella. Con su cabeza en el suelo, Hanguang-Jun le daba la máxima muestra de respeto y agradecimiento a quien sea que estuviera en aquella tabla.

Anonadado por lo que veía, Wei Wuxian se inclinó más sobre la gruesa rama donde se apoyó para espiar. ¿Quién era esa persona que se había ganado el respeto y agradecimiento extremo de su esposo?

Si su mente hubiera estado concentrado en el lugar donde estaba, se habría percatado antes de que la rama donde su peso se apoyaba era vieja y débil. Pero, Wei Wuxian es una persona muy distraída.

La rama se quebró, llevando a Wei Ying a rodar colina abajo sin poder evitar soltar un grito sorpresivo.

Su vista dio vueltas y vueltas hasta que sintió el golpe final, el suelo recibiéndolo una vez terminó de rodar. Un poco adolorido, abrió lentamente los ojos, rogándole al cielo que Lan Zhan no lo hubiera escuchado.

Como siempre, la suerte no estaba a su favor, pues cayó justo en la otra entrada al patio.

—L-Lan Zhan —susurró apenado de haber sido descubierto espiando a su esposo.

Los ojos de Lan Wangji primero reflejaron sorpresa, luego, el Segundo Jade se levantó con sus preciosos ojos ámbar pintados en preocupación.

—Wei Ying —lo llamó mientras caminaba rápidamente hasta donde su torpe esposo había caído. Wei Wuxian se apresuró a levantarse a sí mismo y a limpiarse las túnicas.

Para cuando su marido llegó, la sonrisa apenada ya se había instalado en su rostro.

Asegurándose con su vista, Lan Wangji buscó alguna herida en el cuerpo de Wei Wuxian. Cuando no encontró nada, suspiró aliviado.

La vergüenza no cabía en el rostro del Patriarca, sentía que había perdido un poco de ella por esa embarazosa caída. Aún más por haber sido descuidado y haber revelado su presencia allí.

—Yo... yo no quería espiarte, te lo juro —trató de justificarse. Miró a Lan Zhan, esperando por una reacción por parte de ese inmaculado rostro. No hubo nada más que una ligera sonrisa.

—Ven —le dijo. Tomó su mano con la misma delicadeza con la que acarició aquellas flores que antes había regado.

Algo confundido, Wei Ying fue llevado hasta la tabla memorial. Sin embargo, sus ojos no pudieron evitar vagar por la cabaña. No lucía descuidada, incluso se atrevería a decir que alguien vivió allí hasta no hace poco menos de dos años.

Wangxian One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora