T/N = Reijin Nasat

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–¡No por favor! ¡No me maten!
Perdóneme la vida señorita, le prometo que le pagaré mi deuda.- suplicaba entre llantos una señora de aproximadamente 30 años.

–Lo mismo dijo hace una semana... ¡Y mire! No cumplió nada. - respondió una joven misteriosa.

–Se lo suplicó, por favor señorita... Haré lo que usted me pida. - siguió con su suplica. - Tengo una hija, por favor, no me mate Haoya-sama.

La madre suplicaba por su vida, mientras la prestamista simplemente sonrió...

–Claro que yo no te voy a matar, ¿Qué ganaría con eso?
No pienso mancharme de sangre inmunda y sucia como la tuya.
¡Reijin! ¡Ven aquí! - grito Haoya.

Una niña de tan solo 10 años se aproximó y vio a ambas mujeres.

–Ella es mi hija, Reijin... Ella se encargará de torturarte hasta la muerte, mientras me divierto viéndote morir. - dijo la peli negra, para luego reírse macabramente.

La pequeña niña, asintió... Acercándose hacia su nueva presa, a pesar de su corta edad, tenía una fuerza sorprendente.

Con un pequeño cuchillo empezó a cortar el rostro de la mujer que debía tanto dinero a su "madre"

Claro... Su "madre" 

No merecía llevar aquel nombre, Reijin no debió ir con esa mujer.

Esa señora estaba enferma, enferma de mente... Le encantaba ver sufrir a las personas.

Y como ella era su "hija", deseaba que ella fuera quien se encargará de ser la asesina de sus víctimas.

Odiaba cada parte de su trabajo, odiaba ese lugar y a todas las personas que la rodeaban. 

¿Cómo pudo ser tan tonta? 

¿Cómo es que esa señora logró influenciar tanto en ella? 

Ella no era Reijin, ella se llamaba T/N.

Había cambiado su nombre, su identidad, absolutamente todo.

Deseaba con ansias clavar un cuchillo en la yugular de aquella persona que se hacía llamar su madre. 

Pero no tenía el valor suficiente para enfrentarla. 

La pequeña T/N, con una mirada vacía, trataba de no escuchar los gritos desgarradores de las personas que mataba...

Su mirada era fría y llena de arrepentimiento.

–Discúlpeme... Por favor, discúlpeme... - susurro al ver caer el cuerpo inerte de esa mujer.

–¡Muy bien hecho Reijin!
Eres una excelente hija, ¿a ti también te encantaron los gritos de esa señora? - pregunto Haoya. - Eso es lo que le pasa a las personas que me desobedecen. - dijo al final como amenaza.

–Entiendo madre... Las personas que te desobedecen, merecen la muerte más dolorosa. - respondió ella con una sonrisa.

Haoya asintió, y juntas caminaron de vuelta a casa...

"Casa"

¿Acaso era una maldita broma?

Esa no era su casa, esa no era su vida... Ella no debía estar ahí.

T/N, se tuvo que adaptar... Tuvo que fingir ser otra persona para salvar su vida.

Constantemente se preguntaba si esa era la única opción que tenía. 

¿Acaso debía vivir así por siempre?

Sonriendo ante las locuras de su madre, siempre elogiándola y haciéndole creer que ella también disfrutaba matar personas.

|𝐃𝐞𝐬𝐩𝐢𝐚𝐝𝐚𝐝𝐚| (ʟᴇᴠɪ x ᴛ/ɴ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora