𝑬𝒍 𝒓𝒆𝒄𝒖𝒆𝒓𝒅𝒐 𝒅𝒆 𝒔𝒖 𝒔𝒐𝒎𝒃𝒓𝒂
𝒚 𝒆𝒍 𝒐𝒍𝒐𝒓 𝒅𝒆 𝒔𝒖 𝒕𝒂𝒃𝒂𝒄𝒐 🚬Seguro que en más de una ocasión os han dicho que no os metáis en problemas ajenos, ¿verdad?
Bueno, pues os voy a contar la historia de una chica que parece que jamás la avisaron de ello.Mi hermano y yo nos encontrábamos en aquel callejón, oscuro y desolado. Había basura por todas partes, y ahora también se encontraba sangre. No era nuestra, ni mucho menos, era de un chico algo...¿hablador? Sí, esa sería la palabra.
Aquél joven había ido a la policía para decir cuando y donde sería nuestra próxima pelea. ¿Y se hacía considerar nuestro fiel seguidor?
Cuando el chico salió de la escuela le estuvimos siguiendo. Se metió en un callejón, al parecer notó que le seguimos y quiso hacernos entrar allí para golpearnos. Patético.- Dime, Rin, ¿qué le cortamos? ¿La lengua por chivato? ¿O los dedos por prepotente? - La risa burlona de mi hermano resonó por todo el lugar.
- ¡Y si mejor te cortas los huev*s, imbécil! -
¿Y esa dulce voz? ¿Quién era?
Ambos nos giramos para observar una pequeña figura en la entrada del callejón. Sus grandes ojos eran bastante expresivos, en ellos se podía notar la rabia que tenía hacia nosotros.- Marchate, te puedes arrepentir. -
- ¡Cállate, cuatro ojos! -
A cada palabra que decía me hervía la sangre cada vez más. ¿Pero quién se creía? ¿Una superheroína? No me importaba que fuese una mujer, no iba a tener miramientos.
Antes de que me diese cuenta, había cogido una barra de metal y se aproximaba hacia Ran.
Por suerte, mi hermano se apartó rápido y colocó su pie para que la chica tropezara y cayera al suelo. ¿En serio una persona puede ser tan torpe?
Antes de que se levantara Ran la sujetó de los brazos y la levantó. La había inmovilizado.
- Ya no te puedes mover, ¿sabes lo que te podría pasar ahora? - Dije mientras acariciaba su cintura, me gusta esa expresión de terror en su mirada.
- Oh, Rin, no seas muy cruel con ella... - Las palabras de mi hermano me dieron igual, el golpe en el estómago se lo llevó igualmente. Pero hubo algo que me sorprendió...
- ¿Por qué no gritas y te retuerces de dolor? ¿Acaso tengo que hacerte más daño? - Comencé a gritarla.
Lo que menos me gustaba de una persona es que no gritara de dolor. Sí te golpeo, será por algo.
La vi directamente a los ojos. Se estaba aguantando las ganas de llorar. Sí que la había dolido.
- ¡Idiota! - Gritó y acto seguido me escupió.
Mi hermano al ver esa acción por parte de la joven, decidió actuar. Enredó una de sus piernas con la de la chica, e hizo fuerza para que cayera al suelo.
La dejamos tirada en el suelo y comenzamos a caminar a la salida del callejón. El chico se escapó y tampoco teníamos ganas de lastimar el cuerpo de la chica.
- ¿Tú también lo has notado, Ran?
- Sí.
Al parecer Ran había tirado a la chica cerca de un bordillo, en el cual se golpeó en la cabeza, quedando inconsciente. Nos dimos cuenta cuando no escuchamos sus gritos para insultarnos.
Todavía hoy me sigo preguntando por qué lo hicimos. Éramos tan jóvenes...
La llevamos a nuestra casa y la recostamos en el sofá. Yo limpió su herida mientras mi hermano iba a por algo de ropa para cambiarla.
- Yo no pienso hacerlo.
- ¿Eres tonto, Ran? Su ropa está mojada por los charcos que había, lo estamos haciendo por su salud.
- Pero soy demasiado joven como para ir a la cárcel.
- ¡Solo tenemos que quitarla la camiseta! ¡No hace falta mirar debajo de su falda!
- Pero...
- ¡Pero nada! - Di por finalizado el debate y comencé a desabrochar la camisa de la chica.
Por suerte, no se despertó en el proceso y pude ponerla la ropa limpia sin problema.
Pasaron un par de horas y finalmente volvimos a ver esos grandes ojos marrones abrirse con lentitud.
Me pude fijar bien en su rostro. Era blanca como la nieve y tenía unas rosadas mejillas bañadas con algunas pequeñas pecas. Sus labios eran carnosos y de un rojo intenso, ¿serie maquillaje? Su largo pelo negro se extendía por el sofá, dejando ver las hermosas ondas que poseía. Nos pudimos fijar que tenía un mechón teñido de azul, el cual se lo trenzaba.
- ¿Dónde estoy? - Qué típicas palabras...
- ¡Hola! - Una sonrisa burlona se formó en el rostro de Ran mientras sus ojos lilas penetraban la mirada de la chica.
En menos de 10 segundos un libro golpeó contra mi cara. Al parecer, nuestra invitada ya había notado el detallo de la ropa, y como mi hermano esquivó el libro a tiempo...
- ¿¡Pero qué crees que haces!? - Grité molesto mientras masajeaba mi frente. Ran solo reía.
- ¡Ya no llevo la ropa de antes!
- ¡La tenías mojada y podrías enfermar!
- ¡Pervertidos! - Se levantó con rapidez y se aproximó hacia mí, para darme una bofetada. Yo recibía todos los golpes y mi hermano solo observaba.
- No te preocupes, Doña Gritos, la próxima vez te dejaremos tirada en la calle, herida, mojada e inconsciente. - La decía aquello mientras la tomaba de los hombros y la movía bruscamente.
- ¡Me llamo ___ ! - Intentó con sus pequeñas manos apartar las mías.
El sonido de una cámara llamó nuestra atención. Ambos miramos hacia Ran, el cual sujetaba su teléfono mientras reía. ¿Nos había sacado una foto? ¿Por qué?
- ¡Oye! ¿Qué crees que haces? ¡Borra eso! - Decía ___ mientras intentaba quitarle el teléfono a mi hermano.
Ran me miró con una leve sonrisa burlona. Ahí fue cuando lo comprendí, él ya estaba seguro que después de ese día tendríamos una nueva amistad, algo pequeño y gritona, pero no nos importaba.
Todavía guardo esa foto, en el bolsillo de mi pantalón. ___ y yo, gritandonos mutuamente.
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𝟐𝟎𝟎𝟓 (Rindou Haitani × reader)
Fanfiction~ Un día sales a pasear, y lo último que esperas es encontrarte cara a cara con los hermanos Haitani, aquellos que estaban causando terror en Roppongi. Pero...¿de verdad eran tan malos? ~ • Female reader • Todos los personajes le pertenecen a Ken Wa...