Después de ese día ___ comenzó a hablarnos cada vez más tranquila. Ya no nos gritaba tanto, y yo no recibía tantos golpes. Mi hermano sacaba un montón de fotos de los tres juntos, con la excusa de guardarlas para la posteridad. ___ también cogió esa costumbre, y nos mandaba fotos de lo que se encontraba haciendo en el momento.
Jamás pensé que llegaríamos a tener tanta confianza. Eso sí, el tema de cómo nos conocimos nunca más volvió a salir en nuestras conversaciones. Ella tampoco nos preguntó porque lo hicimos.
A día de hoy sigo pensando en la posibilidad de que ella nos tuviera miedo, y por eso prefería no preguntar...
Dejando eso atrás, las semanas fueron pasando. Y un día Ran y yo nos decidimos por ir a buscar a ___ a su escuela.
Era un día soleado de primavera. Mi hermano y yo teníamos las esperanzas de que sería un día inolvidable. Y lo fue, pero no de la manera que nos esperamos...
- ¿Estás seguro de que es aquí, Ran?
- Sí, la dije que nos esperara en esta esquina, la que estaba frente a la farmacia...
Solté un pesado suspiro. Ran y yo llevábamos 20 minutos esperando a la fémina. Sí tardaba más, la gasolina de las motos se acabaría secando.
-¡Ey! ¿Has escuchado lo de la pelea?
- Pues claro. No pienso perdermela.
- ¡Qué aburrido! Tan solo van a ser dos chicas que ni se rozaran...
- No estaría tan seguro, una de las que pelea es Nakamura.
- ¿Es una broma? Sí Nakamura es una de las que pelea, será divertido.
Pudimos escuchar esa conversación que provenía de tres chicos. Iban vestidos con el mismo uniforme que ___, así que mi hermano y yo supusimos que la conocerían. ¿Y que mejor que preguntar por ella?
- ¡Oíd! ¡Vosotros!
- ¿Qué quieres cuatro ojos?
- Te aconsejo no llamar así a mi hermano si quieres conservar las piernas.
Esa fue la contestación de mi hermano, acompañada de su risa burlona. Sinceramente, a mí me daba igual que me llamarán cuatro ojos, pues los que luego se quedaban sin extremidades eran ellos. Pero Ran no, no quería que se le recordase así a su hermano pequeño. Y sobra decir que me recordaron por otras razones...
- El caso, ¿conocéis a ___?
Los chicos se quedaron en silencio y salieron corriendo. No entendimos nada. Era una broma de mal gusto.
- ¿Qué opinas, Rin? ¿Les seguimos?
- Sí, algo me da que ___ está relacionada con esa pelea...
- Pues más la vale a la Nakamura esa no tacar ni un pelo de nuestra enana. ¿No te parece, hermanito?
Dimos por terminada la conversación y comenzamos a caminar al interior de la escuela.
No nos costó mucho averiguar dónde era la pelea, pues el círculo de personas delataba. ¿Los profesores no tenían pensado hacer nada?A medida que nos fuimos acercando, pudimos escuchar los asombros de algunas personas. Muchos de los allí presentes nos conocían, pero lo que de verdad les asombraba era ver la pelea.
Allí se encontraba ella, la gran Nakamura de la que tanto hablaban. Ese cuerpo que parecía ser de procelana acababa de romper la nariz a la otra chica de un solo golpe. Al igual que un depredador se abalanza sobre su presa, ella hizo lo mismo con la pobre chica. Los golpes resonaban en el silencio que permanecía en el lugar.
¿Cuantos fueron? ¿7? ¿15 golpes? ¿O incluso 20? Aquella rapidez con la que golpeaba el rostro de su contraria no nos dejaba llevar bien la cuenta.
Finalmente, cuando notó que la chica no se movía Nakamura se levantó y se limpió la sangre de sus nudillos en la camisa blanca de su uniforme. Levantó su mirada y nos vio. Estábamos cara a cara con Nakamura. Nakamura ___.
- ¿Chicos?
- ¡Ha sido maravilloso!
Los halagos de Ran no faltaron, mientras que yo me quedé pensando en lo que acababa de pensar. Nos había demostrado que era una persona tranquila en contra de la violencia, ¿por qué hacía eso?
- Nos mentiste...
Fue lo único que salió de entre mis labios. Jamás me había sentido mal por las mentiras de alguien, pero ___ me había caído bien. Comencé a caminar de vuelta a las motos.
Mientras caminaba pude notar que alguien frenaba mi pasa. Allí estaba ella, tomando mi brazo para frenarme.
- ¿Qué quieres?
Dijo en un tono serio, no tenía ganas de hablar. Nos hace esperarla, nos miente y ahora quería que la escuchara. ¿Me gustó la pelea? Pues claro que me gustó, me encantó. Pero pensar en la posibilidad de que pudiesen romper su cuerpo me atormentaba. Para mis ojos, siempre será una muñequita de porcelana que quiero proteger con mi vida.
- Tiró por las escaleras a mi mejor amiga. ¿Tú no habrías hecho lo mismo si se tratara de Ran?
- ¿Entonces no lo hiciste por diversión?
- ¡Claro que no! ¿Por quién me tomas? Esa chica molesta a todo el mundo, y el otro día empujó a mi amiga para que cayera rodando las escaleras. Ahora tiene la pierna escayolado por su culpa.
- Habernoslo dicho a nosotros, sabes que no nos hubiera importado.
- De eso nada. Tu hermano me da miedo cuando se pone serio, así que no me gustaría verle enfadado. Y tú me das más... Así que no me quiero imaginar cómo podría haber acabado la chica.
Iba a contestar, hasta que pensé bien en las palabras que había dicho. ¿Mi hermano y yo la dábamos miedo? ¿Qué clase de amiga dice esas cosas?
La tomé de los hombros y comencé a agitar su cuerpo.
- ¿Cómo que Ran te da miedo? ¿Y como que yo también?
- ¡Para! ¡No queria decir eso! ¡Además, tómatelo como un halago!
Nuevamente el sonido de una cámara nos detuvo. Miramos a Ran, y allí se encontraba con el móvil entre sus manos. Nos había sacado otra foto.
- ¡Ran! ¡Qué te dije de las fotos! ¡Qué no me saques fotos sin mi permiso!
Sinceramente, la imagen de ver a ___ corriendo detrás de Ran me da mil años de vida. Y recordar como daba saltos para coger la cámara, simplemente es magnífico.
Bellos recuerdos... Ojalá poder repetirlos algún día.
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𝟐𝟎𝟎𝟓 (Rindou Haitani × reader)
Fanfiction~ Un día sales a pasear, y lo último que esperas es encontrarte cara a cara con los hermanos Haitani, aquellos que estaban causando terror en Roppongi. Pero...¿de verdad eran tan malos? ~ • Female reader • Todos los personajes le pertenecen a Ken Wa...