Gravity | GyuWoo

Un simple beso

Cuando Woo Hyun llega a la mansión, sube a su cuarto y cierra la puerta con seguro. Su frustración y su rabia son tan grandes que no puede ni siquiera echarse a llorar. La inmunda decepción por fin se ha desbordado de su corazón y se ha dado cuenta de que Sung Kyu siempre ha sido un imbécil, aun así, nunca creyó que pudiera hacerle una bajeza de esa magnitud.

Y por eso Woo Hyun ya ha llegado a su límite. Ya ha sido suficiente para él intentar llevar la fiesta en paz con su esposo, pero Sung Kyu mismo se ha encargado de hacerlo tan difícil, que esta vez por fin ha terminado con la poca paciencia que todavía le quedaba.

Entonces el omega decide que en este estúpido juego de la burla también puede haber dos participantes, porque no volverá a permitir que Sung Kyu lo continúe sobajando así por algo que ni siquiera recuerda.

Hay veces en las que cree que Sung Kyu en realidad siempre lo odió y que todo eso es sólo parte de la absurda venganza que ha planeado debido a su matrimonio arreglado. Pero ya no le importa. Y así tenga que convertir su corazón en una prisión de acero para encerrar todos los sentimientos que aún tiene por él, Woo Hyun lo hará, con tal de darle una buena lección.

Toma su teléfono y le envía un mensaje a Myung Soo con el que le pide que lo disculpe. Le dice que de pronto se sintió mal y que se fue a casa. Sólo recibe un "Ok" como respuesta, pero no le da tanta importancia. Sabe que Myung Soo es demasiado comprensivo y que no le pedirá explicaciones.

Luego se apresura a sacar otro cambio de ropa de su closet. Busca unos vaqueros ceñidos, una camisa y una vieja chaqueta de cuero que solía usar en sus días de preparatoria. Después se perfuma un poco y guarda su teléfono en uno de los bolsillos de su pantalón.

Entonces sale de su habitación y se dirige directo a la de su esposo. Toma la manija de la puerta y cree que la encontrará cerrada, pero para su sorpresa, no tiene llave.

Sung Kyu no está, y piensa con seguridad que esa noche no regresará temprano. Con valentía abre la puerta y entra con la única intención de buscar sus pertenencias: aquella cartera y las llaves de la motocicleta que le confiscó su esposo desde hace algunos días. Y cree que será difícil hallarlas porque el alfa le advirtió que nunca más se las daría, sin embargo, las encuentra en el primer cajón de la mesita de noche a un lado de la cama.

Sonríe con satisfacción y emprende su camino hacia el garaje para sacar su vehículo favorito. Se pone el casco, se acomoda en el espacioso asiento de piel y luego huye a toda prisa hacia algún club nocturno en donde pueda tomar mucho alcohol.

Cuando llega a un lugar donde parece haber un gran número de personas, Woo Hyun va directo a la barra y le pide al cantinero una de sus botellas más costosas. Por unos segundos, el hombre duda de su edad, pero Nam saca su identificación, algunos billetes extra y los pone sobre la mesa.

Sonriendo, el joven le acerca la botella y Woo Hyun la toma para beber gran parte del contenido de una sola vez. Se limpia la comisura de los labios con la manga de su chaqueta, se recarga en la barra antes de darse la vuelta y comienza a admirar el maravilloso espectáculo de luces y a las preciosas mujeres omegas que bailan con sensualidad al centro de la pista, pensando que tal vez se olvide por un rato de que le gustan los alfas hombres y se lleve a una de ellas a la cama.

Aquel lugar parece más un burdel que un sitio para bailar, pero a Woo Hyun no le importa con tal de tener alcohol para pasar bien lo que resta de la madrugada y olvidarse por completo del imbécil de su esposo.

Toma otro gran sorbo de licor y deja la botella en la barra para ir hacia el tumulto de gente que está bailando. La música es estruendosa, no obstante, a Woo Hyun le agrada el ritmo. Cierra los ojos por un momento y recuerda los pasos de baile que hacía en la preparatoria; aquellos con los que se ganaba todas las miradas de admiración y a veces algunas de celos.