Llevaba más de 6 meses yendo semana tras semana a aquel consultorio y aún no se podía acostumbrar al frío que sentía al entrar ahí. El silencio y la calma de aquel cuarto era bastante abrumador, había veces en las que él solo dejaba que la mujer hablara y hablara hasta que terminará la sesión mientras él solo existía con su mente en blanco y su mirada perdida.
– Joven Hwang... Joven Hwang... Joven Hwang
El chico parpadeó un par de veces y llevo su mirada a aquella mujer que se encontraba frente a él.
– La sesión ya ha terminado.
– ¡Oh! ¿En serio? – dijo mientras miraba su reloj desconcertado – Perdí la noción por un momento, ¿Cuánto tiempo estuve así?
– Casi 10 minutos, ¿Seguro se encuentra bien?
– Si, si, me encuentro excelente solo no he podido dormir bien y...
– ¿Ha estado comiendo? Su piel está más pálida que de costumbre, no será que...
– Le digo que no he podido dormir, me cuesta mucho conciliar el sueño apesar de tomarme las pastillas. ¿No será posible aumentar un poco la dosis para que pueda descansar plenamente?
– Me temo que no, si vuelvo aumentar la dosis eso podría ocasionar...
– La muerte, si; bueno, se intentó. ¿Nos vemos la próxima semana a la misma hora? – se puso de pie y sacudió un poco el saco que llevaba puesto.
– Joven Hwang, ¿No ha considerado ir con otro especialista? Alguien más capacitado que pueda ofrecerle algo mejor para usted y su estado.
Un silencio inundó aquella pequeña habitación, el chico echo la silla para atrás y se dirigió a la salida.
– Tómelo como una sugerencia joven Hwang...
– Lo mejor para mí sería que él siguiera con vida; con permiso.