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—Keanu dijo que vendrías después — sonreí mientras dejaba de mirarme al espejo
—Perdón, tuve cosas que hacer con las ninfas en el Purgatorio — murmuró serena mientras se sentaba en mi cama — apenas vengo llegando y ya hay noticias de boda...¿qué está pasando aquí?
Reí
—Bueno...ya no estaré más en el Reino Mortal y...en verdad me gusta
Ella sonrió
—Me da felicidad por tí, cariño, de verdad
—¿Estarás aquí para ese día?
Asintió
—Aun falta, así que por mientras yo no estaré por aquí
—¿Por qué no?
—Bueno, desde hace años que trabajo para tu futuro esposo — rió — y aún tengo trabajo pendiente — alzó ambas cejas
—¿De qué?
—No puedo decirte pero...no es nada malo — comentó convicente — con todo lo que pasó...dejé a medias ciertas cosas, pero tranquila, estaré aquí antes de que te des cuenta
Me levanté de la silla, me dirigí con ella, justamente a su lado, y me senté
—Eso de que haya traído la casa de tu abuelo fue un buen gesto
—Es lo único que me quedaba de él, y además tengo bonitos recuerdos — sonreí
—Me pregunto qué habrá dejado en su lugar en la calle
Keanu había dejado puros escombros, dando a entender que habían derrumbado la casa, tan sólo eso quedaba. No sé qué clase de magia había hecho pero la casa del abuelo al fin estaba conmigo y eso era lo que me importaba, ya no tenía nada que hacer arriba, en el mundo mortal.
—Descuida, todo está bien — respondí
—¿Quién lo diría? — la oí — mi única familia es del trono, wow
—¿Cómo?
—Sí, ahora que te casarás, serás la Reyna de aquí
Parpadié varias veces
—No pensé que Keanu fuera Rey
—Siempre lo fue pero no le gusta que le digan así, nunca le gustó
—Wow — susurré
—Tranquila, tú no tendrás que hacer el trabajo de Keanu...— pausó — tú tendras el tuyo
Irina se paró de mi cama, después se dirigió a la puerta, me miró
—Me voy, linda — con su mano, me mandó un beso — deberías investigar un más sobre éste lugar, te vendría bien
