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Esta anécdota se remonta a un lejano Fin de año, un muy triste y lejano 31 de Diciembre, donde las risas, voces y gritos alegres acompañados de las típicas músicas festivas eran lo único que se pueden oír a toda la extensión de la cuadra, independientemente sea el barrio, fecha en la cual todas las familias se reúnen para hacer reinar la hipocresía y las falsas caras, dónde pareciera que todos los problemas desaparecen y todos fingen vivir una vida de ensueño, la festividad favorita de toda persona viviente, a excepción de varias almas amargadas y tristes como la de nuestra protagonista, Hina.

Hina es una adolescente encantadora, inteligente, bella, de unas facciones fuera de lo común como una verdadera modelo de revista, con gustos básicos, siendo la persona más respetuosa que nadie hubiera conocido nunca, siendo simplemente la chica perfecta con la que todo padre soñaría, o al menos eso le mostraba a los demás, por dentro Hina era una catástrofe, una pequeña hormiga aferrándose con todas sus fuerzas a la última hoja del árbol para no ser comida por el tornado, el cual tarde o temprano se la terminaría llevando.

Esa noche, ese mismísimo 31 de Diciembre de 2005, Hina dejaría de actuar, de fingir quien era, finalmente acabaría con aquella obra hecha únicamente para el disfrute de los demás. Esa noche al fin podría escapar de su delirio...de su martirio. Porque ya nadie la comprendía y no entendía el porqué ¿que tenia de malo tener pensamientos negativos de vez en cuando? ¿que tenia de malo querer relajarse por primera vez? ¿que tenia de malo sacarse una nota baja? nada, nada de ello era malo, pero para sus padres, y familiares, era la peor deshonra que le podía traer su perfecta primogénita y ella ya no lo soportaba, Hina se reía en sus caras, de sus estupideces, de su falsedad, incluso de la vida misma, porque bien sabía que ella podría finalmente liberarse, pero los demás no, porque eran cobardes, "malditos cobardes" los llamaría la chica mientras su risa se volvía en llanto, aún sin saber si era de alegría o miedo, su mano temblaba terriblemente, como si está se encontrara sufriendo de algún tipo de convulsión o algo parecido, tenía dudas, llamo a su madre, a su padre, a su "querida" abuela, pero nadie vino, como siempre, así que supo que era la hora, la música le dañaba los oídos de lo alto que sonaba haciendo brincar su corazón con dolor, las "cumbias familiares" le daban muchas ganas de detenerse y volver con una falsa sonrisa a su falsa vida, pero ella no era una cobarde, claro que no, la música subía cada vez más de volumen cuando de repente...nada, ya no oía nada, ni voces, ni risas ni música, ni nada, sus sentidos se perdían completamente y ahí sonrió, supo que lo había logrado, al fin era libre...

El grito desgarrador de una mujer sonó por toda la cuadra rebasando el sonido de la fuerte música mientras sus manos comenzaban a mancharse de un líquido carmesí mientras se dejaba caer al lado del frio y sonriente joven cadáver.

- Mi hija está muerta, muerta, mi niña está muerta!

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-528 palabras.

ACLARACIONES: esta es una "anécdota ficticia", cualquier coincidencia con la realidad es simplemente eso, una cruel coincidencia.

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