El Chat Prohibido

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Ya eran las 3 de la madrugada, esto era interminable, todo en silencio y apena el mínimo ruido hacia desesperarme, el único ruido a esas altas horas de la noche era el de mi teclado, llevaba horas hablando a plena madrugada, las únicas preguntas que se me cruzaban por la cabeza era, ¿Quien es ella? ¿Si vivía a cientos de kilómetros como era posible que sepa todo?, la extraña chica del Chat, la cual había conocido por accidente o quizás por casualidad. Ella era misteriosa y atragante, la primer persona la cual me llamaba tanto la atención, era rara, en un par de ocasiones me había dicho que era Vidente, como era posible, como era posible que sepa que yo estaba sola, ya había leído 5 veces las conversación peor en ningún momento lo había nombrado.

-¿Como puedes saber lo que hay en mi casa?- Pregunte indiscriminada mente. La inquietud me comía viva.

 De repente el la pequeña ventanita del chat apareció su respuesta.

-Ya te lo dije, soy vidente- Mire su respuesta y trate de analizarla con lentitud pero no era posible.

 Yo no creía en nada, me podía aparecer Dios frente a mi cara pero podía seguir sin creer en su existencia, mi ateismo no me dejaba pensar con claridad en esos momentos, era imposible. Le pegunte cosas al azar como que ropa utilizaba o cual era el número de mi casa, el color de mi cuarto o cuantos años tenia.

Pero una pregunta llamo mi atención.

–Suena el teléfono-

-Pues ve y  atiende- le respondí, dando vuelta la frase.

-No en tu casa esta por sonar el teléfono- Mi corazón en ese momento se paro, desesperación con una mezcla de terror me invadieron.

El sonido chirriante de mi teléfono comenzó a sonar, rápidamente toma el teléfono y con voz temblorosa.

-H-hola-

-Soy yo hija, tu madre, esta noche no regresare, en el hospital me ordenaron quedarme un turno mas, regresare a la mañana. Adiós-

-Adiós madre- Dije sorprendida.-

Corrí hacia el computador, y mire el Chat

-Era tu madre diciendo que volvería por la mañana ¿No?-  Era imposible, estaba en pánico.-

-¿Cómo la haces?- Pregunte intrigada.

-Segura que quieres hacerlo-

-Claro que si dime como-

Espere un par de minutos y ella me dijo que leyera un libro.

La noche le dio comienzo a la mañana, Salí rumbo a las bibliotecas de la ciudad y comencé a buscar aquel libro, sentí un ruido detrás de mi y al voltearme un libro había caído al suelo, mira hacia ambos lados pero la biblioteca estaba bacía, tome el libro entre mis manos dispuesta a regresarlo cuando leí la portada, ese era el libro que buscaba, Salí de la biblioteca con el libro escondido entre mi campera y corrí a mi casa, me encere en la habitación y comencé con mi lectura, era un libro sobre magia y en encantamientos.

 Pasaron los días y aquel libro se convertía cada vez mas adictivo, no podía dejar de leer, las noches pasaban y cosas raras sucedían, comencé a practicar magia y ocultismo, hice sacrificios con animales, llego el punto donde mi casa estaba gobernadas por entidades oscuras, terror y soledad, oscuridad o miedo, era lo único que podías sentir al entrar a mi casa, deje la escuela, no comía, no dormía, no hablaba con mi madre, la maldad me dominaba.

 Halloween llego, ordene a mi madre bajar al sótano, encendí un par de velas e hice un circulo mágico, tome a mi madre por el cuello y la golpee contra la pared, se desmayo y cerro sus ojos lentamente, no sentí lastima, por nada, ni por nadie, la tome entre mis brazos y clave un cuchillo en su corazón.

-Toma la sangre de los inocente, 666 almas para ti junte, de niños, de adultos de animales, ahora en este momento te la entrego mi alma como parte de pago, toma mi sangre, y la de esta mujer inocente- Dije cortando mi mano izquierda.

Una espesa neblina inundo el sótano de mi casa, una voz ronca se escucho provenir de la tierra.

–Gracias por colaborar con el sufrimiento en la tierra- Después de tanto tiempo había sentido el miedo puro.

Se apagaron las velas y sentí una punzada en mi corazón, dolor, eso era lo que era, toque mi pecho y un liquido viscoso y tibio recorría mi cuerpo, sangre, estaba sangrando, estaba muriendo en manos de algo que yo mismo había creado.

-Ten piedad  de mí-

-Si, tendré la misma piedad con la que tuviste con los que mataste- Sentí una risa sombría y perturbadora.

Corrí como puede, a ciegas apenas iluminado por la luz de la calle y la de los niños con sus calabazas llenas de caramelos.

Tome el libro entre mis manos y busque el la ultima pagina, pero al llegar recordé que estaba manchada por una capa de color rojo, sangre, eso era lo que cubría el libro.

-La última chica hizo lo mismo y murió igual que tú en estos momentos, ahora que soltaste este mal, enfréntalo-

Sentí de nuevo aquel dolor punzante en mi pecho, llore como nunca antes, llore por mi madre, llore por mi, llore por todo lo que había echo mal. Pero sentí alguien tocar mi hombro, mire hacia atrás con temor, y quede sorprendida era la niña que había consigo en vacaciones.

-No puedo creer lo idiota que eres, ahora nos perteneces- Me tomo de los brazos y sentí mi cuerpo arder en sangre y dolor

-Vamos a casa ¿Te párese?- Le hablo la niña a alguien.

Comenzó a arrastrarme por el frío y duro piso ahora manchado por mi sangre y por la sangre de los inocentes

-¿Hacia donde vamos?- Dije con voz tenue. La niña comenzó a reír macabramente.

–Vamos hacia el infierno, donde pagaras por la muerte de los demás, vamos a sufrir juntos, y cosecharemos el mal hasta el fin de los tiempos- Lo ultimo que vi, fue el recuerdo borroso de lo que se hacia llamar infierno…

El Chat ProhibidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora