Parte I

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Hotel Transilvania

Sus ojos turquesa se abrieron de manera lenta para después sonreír felizmente al darse cuenta de los ronquidos de su esposo, que dormía muy tranquilo al lado de ella. Apenas hacía unas cuantas horas que se habían convertido en marido y mujer, que se habían jurado amor eterno.

-Drac...- le susurró ella al oído, -es hora de despertar, colmillitos...-

-Cinco minutos más...- murmuró el conde envolviéndose aún más en el edredón y metiendo su cabeza debajo de la almohada.

-Oye, no seas flojo.- Se burló Ericka.

No hubo respuesta por parte de él.

-Bien... supongo que la sorpresa que te tenía preparada tendrá que esperar para después.- susurró ella.

-¿Dijiste sorpresa?- preguntó de inmediato Drácula sentándose en la cama, -¿Dónde, dónde?-

-¡Tramposín!- dijo ella tomando una de las almohadas para lanzársela a Drácula. –Tuve que decirte eso para que despertaras.-

Drácula se había reído de su esposa, tomando la almohada que ella le había lanzado anteriormente y ahora siendo él quien se la lanzaba.

-¡Oye!- se burló Ericka después de que la almohada hubiese golpeado levemente su rostro. -¡Considérate murciélago frito!- dijo ella lanzándose sobre él para atacarlo con la almohada.

-¡Espera! ¡Espera!- exclamó él, -antes de que me golpees, quiero saber cuál es mi sorpresa...-

Ericka se sentó en su regazo y lo miró burlonamente. –No hay tal sorpresa, solo era un truco para que despertaras,- se burló ella, -¿y sabes cuál es la mejor parte?-

-¿Cuál?- preguntó él viendo a su esposa con ojos grandes.

-¡Que caíste! ¡Caíste en mi trampa!- se burló Ericka.

Drácula hizo un puchero. –Pero...-

-Oww, lo siento, gordo, pero si no te decía eso no ibas a querer despertar.- Dijo ella dándole un beso en la mejilla.

-Yo si te tengo una sorpresa...- susurró él mientras abría el cajón de la mesita de noche que había al lado de la cama.

Ericka lo miró confundida por algunos segundos.

Drácula sacó un sobre blanco. –Es para ti, ábrelo.-

Aún confundida, Ericka tomó el sobre para abrirlo como le había dicho su ahora esposo. Al abrirlo, sacó de su interior una pequeña tarjeta de color negro con letras doradas que decía:

"BONO PARA UNA LUNA DE MIEL LLENA DE APAPACHITOS CON EL OSCURO PRÍNCIPE DE LO ADORABLE"

-¡Drac!- dijo ella feliz mirando a su esposo, -¡es un bono para una luna de miel!-

-¿Y qué dices? ¿Aceptas ir a la luna de miel con el galanazo que dice en la tarjeta?-

-¡Sí, sí, sí, sí y mil veces sí! Dijo Ericka abrazándolo.

-Entonces, cachetoncita, ¡hora de prepararnos!- Dijo él poniendo ambas manos en las mejillas de ella.

-Pero... ¿qué pasará con el hotel?- preguntó ella.

-Mavis y Johnny se encargaran de eso.-

Sin dudarlo ni un solo segundo más, Ericka se puso de pie.

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Johnny les sugirió que para mayor comodidad, llevar una mochila similar a la de él en lugar de una maleta.

Una Pequeña Luna de Miel DrerickaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora