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POV NARRADORA

Caminabas por el patio de la escuela, regresando con tu amigo rubio; ya te atrevías a llamarlo amigo, pues aparte de que ya llevaban casi un mes viviendo juntos, se llevaban muy bien y se tenían mucha confianza mutua, no pensabas en nada más que en el chico explosivo, hasta que sentíste un tirón en tu pelo (c/p) que te hizo caer, volteaste a ver con neutralidad a quienes de hicieron eso.

- Anda! Escúpelo! - te gritó la Gabriela, sentías enojo, pero no le darías la satisfacción de demostrarlo.

- Escupir que? - dijiste fingiendo no saber de que hablaba.

- Tú lo sabes zorrita, seguro te acuestas con ese chico nuevo¡ los ví irse nuntos el otro día - con uno de sus dedos tocó tu pecho, como queriendo decir "eso no puedo permitirlo" y llamando la atención de muchos chicos que se encontraban a su alrededor.

- No lo hago y, de todos modos, si lo hiciera a tí que te importa - no te dejarías humillar por una mocosa aburrida y estúpida como ella.

- Me importa mucho! Es el puto chico más guapo de la escuela y tú eres la que se lo coge! - ahora entendías, sonreíste de lado, te paraste recta y te acercaste a su oido.

- Así que es eso eh~ eres tú la que quiere hacer eso con él - hiciste una pequeña pausa y tu sonrisa se amplió aún más al notar como se tensaba - pero no puedes, ¿o no? A él no le interesas y como no puedes superarme vienes a desquitarte conmigo jaja...que patética te vez - sonaste tan intimidante al decir todas esas palabras, tanto que la chica frente a tí se puso pálida y sus labios tenían un ligero temblor.

Te separaste de ella y le diste unas palmaditas en el hombro.

- Podré ser muchas cosas, pero al menos no soy tan basura como para ir y tirarle mi mierda a quienes no tienen nada que ver - finalizáste con una sonrisa ladina.

Regresaste con el chico ojirubí que, al parecer había visto todo y te miraba con una gran sonrisa orgullosa. Tú se la devolviste.

- Así que la princesita sabe pelear eh¡ - dijo a modo de burla.

- A quien le dices princesita rubia? - ambos riéron, le extendiste un jugo que le habías comprado - toma Bakugo, nunca traes agua a la escuela, no te deshidrates.

Tomó el jugo y bebió media botella, platicaron de muchas cosas que aún no hablaban, si antes solo viendo el anime sabías muchas cosas de él, ahora sabías mucho más. Sin darte cuenta mirabas fijamente sus hermosos ojos.

- Hey tarada! - aplaudió frente a tí, haciendote regresar del trance - deja de mirarme, se te está saliendo la baba.

Rió y a tí te molestó un poco, pero decidiste dejárlo pasar.

- De quien lo heredaste? - preguntaste de repente.

- Uh? Heredar que fea, explícate! - se recargó en la pared viéndote.

- Tus ojos - tomáste sus mejillas y acercaste su rostro al tuyo, sin notar la cercacía, solo veías sus hermosos ojos rojos - son hermosos, parecen grandes rubíes hermosos y brillantes; sin duda créo que de tu físico son lo que más me gustan de tí.

No te habías separado, pero es que ni siquiera habías notado que sus respiraciones prácticamente eran una sola y el corazón en el pecho del chico latía como fangirl loca, así como que en su rostro tenía un ligero sonrojo.

Cuando te diste cuenta de aquello te sonrojaste un poco y sonreiste ligeramente, le diste un pequeño beso en la punta de su nariz y te separaste. Justamente tocaron la campana para fin del receso.

𝙿𝚘𝚛 𝙵𝚒𝚗 𝙹𝚞𝚗𝚝𝚘𝚜  (𝙱𝚊𝚔𝚞𝚐𝚘 𝚇 𝚃𝚞́)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora