Tomás.
Abro mis ojos y los rayos solares automáticamente impactan sobre mis ojos, lo que causa que vuelva a cerrarlos inmediatamente. Relamo mis labios y frunzo el ceño al sentir el amargor sobre ellos. Parece como si hubiese saboreado off. Me levanto, aún con los ojos cerrados y cierro la cortina, o lo que simulan ser una.
No sé dónde estoy, ni porque me encuentro rodeado de basura. Palpo mis bolsillos en busca de mi BlackBerry, el cual no encuentro. Me quejo. Seguro lo perdí en el baile anoche.Ahora si, vuelvo a abrir los ojos. Podía ver con más claridad, pero el dolor de cabeza se insentificó demasiado. Me encuentro en una habitación muy chica, demasiado chica, hasta puede ser que me agarre claustrofobia si sigo ahí unos segundos más. En el piso hay un colchón sucio y al lado, quien sabe cuantas latas de cerveza y otras sustancias. El olor es inmundo. No sé cuanto consumí para terminar ahí.
Sonrío al ver mi celular tirado a un costado de la habitación, no lo perdí. Aunque tenía el vidrio levemente astillado. Al encenderlo, tengo diez llamadas perdidas de Lucas. La cagué, claramente.
Salgo de ahí y un grupo de personas que están sentados en el piso comiendo me observan. Es una familia. Y reconozco a solo una persona; Morena. No puede ser que me haya traído a su hogar para tener sexo, ni tampoco que me haga conocer a su familia al día siguiente. Que vergüenza.
—Hola.— digo, ninguno me saluda. Creo que me odian. —Yo me voy.
—Si, bueno.— responde Morena. —¿Nos vemos... Después?
Alzo los hombros. —Chau.
Incómodo. Si, era un sinvergüenza, pero la timidez seguía intacta ante personas mayores.
No sé ni donde estoy, ni como hicimos para llegar. Trato de pender el teléfono, pero ya no anda. Era una mierda y mi sueldo se había esfumado en esa mierda. Mi estómago rugía, pero eso era lo menos importante. La cuestión era ¿Cómo mierda volvería a mi barrio si no sabía ni dónde estaba parado?
Julieta.
—Arroró mi niño, arroró mi sol, duérmete pedazo, de mi corazón. Este nene lindo, se quiere dormir... Y el pícaro sueño, no quiere venir.— tarareo, mientras Lorenzo me mira concentrado. —Este nene lindo, que nació de noche, quiere que lo lleven a pasear en coche...
Cierra sus ojos despacio y por consecuencia deja de tomar la mamadera, quedándose profundamente dormido.
Lo dejo sobre la cama y pongo almohadas a su alrededor, ya que no tenía una cuna para dejarlo. Suelto un suspiro al verlo dormir, siento que cada día que pasa, crece más.Hoy cumple sus tres meses y aunque no es un niño criado al igual que todos, es muy feliz. Tocan la puerta y yo por los toques, sé quien es. Algo así se aprende cuando vivís en un lugar peligroso, porque no a cualquiera le podes abrir la puerta.
—Hola amiga.— me saluda Joaquinha cuando abro. —¿Todo bien?
—Hola linda. Bien, bien. Pasa.— le respondo, haciéndome hacia un lado y ella entra, junto a su bebé Shaina, quien también duerme. —Acostala con Loren. Recién se durmió.
A diferencia de Lorenzo, Shaina tiene un mes. Pero sé que eso no es problema, porque cuando están juntos se llevan de lo mejor. Y eso que son solamente bebés.
Ella me hace caso y Shai continúa durmiendo ahí.—Te traje un par de termos con agua caliente para que tengas. Todavía no puedo creer que no fueron capaces de reconectarte el gas.— suelta indignada.
—Parece que no entienden que vivís con una criatura.—Sí, no sé. Ya ni me amargo por esas cosas.— me encojo de hombros.
—¿Qué te pasa a vos?— alza una ceja.
Joaqui me conoce demasiado bien.
Suelto una bocanada de aire. —Hace meses que no aparece ¿Vos entendes como me siento? No tengo donde caerme muerta, literal. Y si vienen a querer echarme, me tengo que ir a la calle, porque estoy viviendo prestado acá... Estoy exhausta. Te juro.
Por su expresión noto que se compadece.
—Cómo me gustaría ayudarte, pero en casa te juro que de pedo aguanto yo a mi mamá.
Ya voy a encontrar algo, te lo prometo amiga. Vos y Lorenzo van a vivir bien. Tenés que darme tiempo.—Sos un sol, pero yo también tengo que dar mi parte, no siempre tengo que vivir de arriba.
Niega. —Yo lo hago porque te quiero, a mi no me vas a deber nada.
Sonrío. —Yo también te quiero muchísimo.
La nariz me pica cuando sus brazos me rodean en un abrazo sincero. Ella es lo único bueno que me queda, aparte de Lorenzo.
[...]
espero k les guste 🖤