Capítulo 1: Visita inesperada

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Pasaste tu mano por los salvajes cabellos de su cabeza, asegurándote de acariciar apropiadamente las orejas que apuntaban atentamente hacia el chico de gigantescos ojos esmeralda delante tuyo, sin perder un ápice de sus movimientos nerviosos ante la mirada escarlata de tu guardián, el lobo lanzó un gruñido de advertencia cuando el peliverde se acercó demasiado al trono donde reposabas después de un largo día de escuchar las peticiones y plegarias de tus súbditos.

– ¿El no va a... – susurró vacilante, colocando su mano en el pomo de su espada por inercia, pero inmediatamente la retiró cuando el hombre lobo se incorporó en toda su altura cubriéndote con su corpulento cuerpo y le mostró los caninos.

– Katsuki, detente, el Príncipe Midoriya no está amenazándome, si no todo lo contrario, ¿no es así? – le ordenaste colocándote de pie detrás de él, sus músculos estaban tensos, listos para lanzarse a la mínima provocación sobre el peliverde, lo detestaba, desde el momento en que entró a tu vida bajándose de su corcel color paja, restregando sus riquezas y su sangre real, lo detestaba y lo sabías.

– No, por supuesto que no – se apresuró a asegurar el joven Príncipe con una gigantesca sonrisa para calmar el temperamento del lobo cenizo sin darse cuenta de que lo que realmente lo estaba relajando era tu mano recorriendo desde la punta de su cola hasta la unión de su espalda.

– Tranquilo, Katsuki – susurraste cuando te colocaste a su lado, recargando tu peso sobre él, el lobo enderezó su postura hinchando su pecho en un gesto altanero y bufó en dirección al peliverde, otro gruñido se ahogó en su garganta y lo miraste de reojo para comprobar que tenía su dentadura expuesta –. Ni siquiera lo pienses...

– No estoy pensando en hacer nada – se excusó con su áspera voz, arrastrando cada sílaba para que su siguiente amenaza quedara clara –. Definitivamente no estoy pensando en cómo voy a arrancarle la cabeza si se acerca un paso más – reviraste los ojos separándote de él y acercándote a Midoriya como reprimenda por su mal comportamiento, el lobo sólo ahogó un bufido mientras meneaba la cola enérgicamente de un lado a otro y bajaba las orejas, completamente irritado, porque sabías perfectamente cómo burlarlo, el Príncipe no se había movido ni un paso como él lo ordenó pero tú sí, y contra tu voluntad, Katsuki no podía imponerse de ninguna manera, por más que esta le disgustara.

– Príncipe Midoriya, ¿a qué debo su grata visita a estas horas? – exclamaste con un tono de amabilidad extendiéndole la mano al chico que se apresuró a tomarla y besar tus nudillos, la mirada esmeralda acaramelada y su sonrisa boba te hicieron reír ligeramente en respuesta haciendo que las pecas en sus mejillas se tiñeran de un tono sonrosado.

– Oh, no quise importunarla, pasaba cerca de aquí después de una misión y pensé que era buena idea venir a saludar y presentar algunos obsequios que recolecté para usted – murmuró agitando su mano detrás de su espalda cuando un chico de cabellos azules y una altura considerable entró transportando un pequeño cofre en sus manos –. No es demasiado, pero creí que le gustaría...gracias Iida, eres muy amable – abrió el cofre y tu curiosidad te ganó, al inclinarte un poco para echar un vistazo pudiste ver algunos destellos justo antes de que el chico te mostrara un collar con una esmeralda delicadamente tallada, el colgante era elegante, algo pretencioso, pero muy bonito –. Quizás no sea demasiado pero...

– Es hermoso, Príncipe Midoriya, no tenía por qué hacer esto pero... ¿le importaría si...? – te giraste sobre tus talones y descubriste tu nuca mirando hacia atrás, invitándolo a colocarte la joya que te estaba obsequiando, el bufido que salió de la boca de tu guardián te hizo mirarlo de reojo, al lobo sólo le faltaba sacar humo por las orejas y expulsar espuma por la boca de lo enfadado que se veía, sabías que no le gustaba que nadie se te acercara, mucho menos que te tocaran, sobre todo alguien que detestaba, por eso esto te estaba resultando tan divertido.

Entre tus fauces (Bakugou Katsuki x Reader) +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora