Viernes 21 de agosto...
Había sido un día demasiado normal en la prepa, apenas empezaba mi segundo año de prepa, era mi primera semana de clases, tenia muchísimo tiempo ya en ese colegio, conocía a todos desde preescolar, todos mis compañeros habían estado conmigo durante tantos años, mi novia Artemisa era la capitana de porristas, de mi equipo de baloncesto donde yo era el capitán, claro los capitanes siempre terminaban siendo novios, la conocía desde toda la vida podía decir que ademas de ser mi novia ,era mi mejor amiga, hacia mis días en la prepa muy únicos junto con mi mejor amigo Hades. La prepa era bastante buena, me gustaba ir, la pasaba genial ahí, riendo con mis amigos, con los chicos del equipo, no me quejaba era una de las mejores etapas de mi vida. Ese día al terminar el entrenamiento de basquet, que por lo normal siempre era terminando las clases, fue a ducharme, había terminado más temprano de lo habitual, así que llegaría temprano a casa, me alegraba porque así podría estar más tiempo con mi mamá antes de que se fuera a su turno de noche, mi mamá es Doctora al igual que mi padre, los miércoles y viernes, mi mamá estaba en casa todo el día porque su turno era de noche esos días, mi padre salía a las 9 pm esos días, lo cual era muy raro que alcanzará a ver a mi madre. Termine de ducharme, me cambie rápido, estaba listo para irme a casa. Salí del gimnasio y me dirigí a mi camioneta, mi padre me había regalado de cumpleaños una camioneta, bastante ostentosa color negro. Cuando estuve en mi camioneta, arranque y me dirigí a una florería para comprarle unos hermosos tulipanes a mi madre, eran sus favoritos. Cuando salí del lugar, me fui a casa, llegue al estacionamiento de la parte de atrás no quería que mi mama me escuchara quería darle una sorpresa, me dirigí a la entrada de mi casa sin hacer ruido, mi madre por lo habitual a esta hora estaba siempre en su recamará por que era la hora en que ella se arreglaba para irse, subí las escaleras manteniendo el silencio, se escuchaban sonidos raros, me alarme pensé que estaba ocurriendo algo, y definitivamente si estaba ocurriendo algo, pero no lo que yo esperaba, abrí la puerta de golpe gritando mamá y lo único que pude ver antes de cegarme de rabia, fue a mi madre arriba de otro hombre, que definitivamente no era mi padre, se cayeron al suelo los tulipanes y lo único que escuchaba era:
-Te lo puedo explicar- mi madre trataba de sacarme del cuarto, empujándome, tapándose con una sabana.
No la escuche y me fui directo a golpear a ese tipo, me cegué tanto de coraje y rabia que solo golpeaba, veía mucha sangre rodar por su cara, pero no me importaba lo único que quería hacer era matarlo, empezaron a rodar de mi mejilla lagrimas, podía sentir el calor en mi cuerpo, de la adrenalina, mi pecho subía y bajaba al ritmo de mi respiración agitada.
-Salte de mi casa.- Gritaba a todo pulmón al hombre que estaba en la cama de mis padres.-Que te salgas o te sigo partiendo la cara a golpes.
Mi madre trataba de tranquilizarme pero no quería escucharla, no quería voltearla a ver, la escena se seguía repitiendo en mi cabeza una y otra vez, como un cassete viejo. No podía olvidar lo que había visto, solo me repetía en mi cabeza, como pudo ser capaz, ella no pudo hacerlo, por que lo hizo, mis lagrimas seguian rodando por mis mejillas, a lo lejos podía escuchar a mi madre llorar, pidiéndome disculpas, pero como la iba a perdonar, ella era mi todo, la persona en la que más confiaba, en la que más creía, siempre demostró un amor inigualable a mi padre, creía en ellos, creía en su amor y de pronto, no había nada, todo había sido una farsa. Tenia que irme, tenia que largarme de ese maldito lugar, me iba a volver loco, cuando me acordé, de Andrea de mi hermana, de tan solo 5 años que le iba a decir, como le explicaríamos esto. Me di la vuelta y dándole la espalda a mi madre dije
-¿Donde está Andrea?, espero que no haya escuchado la porquería que acabas de hacer. -Mi madre llorando, y con un hilo de voz, se atrevió a decir.
-Andrea esta con Atenea, jugando en su casa, no olvides que soy tu madre, tenme respeto.
No pude evitarlo y me empece a reír, muy fuerte mientras en mis mejillas seguian rodando lagrimas y por primera vez me gire y la vi a los ojos, hable claro y seguro de mi mismo.
-Desde hoy tu no eres mi madre y el respeto que tenia tu lo acabes de borrar, tu sabias lo que eras para mi, mi ejemplo a seguir.-Me callo por un momento, para limpiarme la ultima lagrima.
-Pero esta por demás decírtelo, voy por Andrea, cuando regrese espero ya se lo hayas dicho a mi padre o sino lo haré yo.- La amenazo y doy media vuelta y me voy.
Dejando a mi madre atrás llorando y gritando que no lo hiciera, que no volvería hacerlo, pero prefiero ver a mis papás separados a seguir jugando a la familia perfecta como si nada hubiera pasado.
Me dirigí a mi camioneta, no podía contener mis lagrimas, pero debía de estar bien, no podía verme así mi hermana, no ella, ella no entendería lo que acaba de pasar, tendría que estar bien por ella, arranque mi camioneta rumbo a casa de atenea la mejor amiga de mi madre, ella cuidaba a mi hermana cuando mi madre se lo pedía, estoy seguro que ella sabia esto, fue cómplice de esto, como podía ver a mi padre como si nada y no decirle lo que hacia su esposa a sus espaldas pero claro era la mejor amiga de mama claro que no diría nada.
Cuando llegue a casa de Atenea, fui directo a la puerta a tocar, mi hermana se escuchaba al fondo, después de unos segundos atenea abrió la puerta. Era una señora de corta edad no arrebasaba ni los 40 años , alta pero no tan alta como yo, rubia, de ojos verdes, muy atractiva. Cuando era más chico fue mi primer amor, claro imposible porque es mucho mayor que yo y amiga de mi madre.
-¿Estas bien Egan?, me sorprende verte por aquí pensé que vendría tu padre por Andrea. -Me le quedo viendo a los ojos, fulminándola con la mirada.
-Vine por mi hermana, ¿Donde esta?, debemos irnos.- Le pregunto viendo por encima de su hombro, tratando de buscar a mi hermana.
-Esta adentro, ¿Quieres pasar?- me pregunta dudosa.
-No, debemos irnos, solo háblale, por favor.
-Andrea tu hermano vino a buscarte.-grita desde la puerta, a lo lejos veo a mi hermana corriendo.
-Egan, Egan viniste.
Cargo a mi hermana, y le digo a Atenea, gracias y comienzo a caminar hacia mi camioneta. No podía ocultar lo que sentía por dentro, mi hermanita me veía raro. Solo se me ocurrió llevarla por un helado como tanto le gustaba, así le daba tiempo a mis padres de hablar, para que mi hermana no se diera cuenta de lo que había pasado, llegamos a la heladería y mi hermana voltea y me dice.
-Papi vendrá?
-No andy, papá estará ocupado con mamá.
-Pero mamá no ira a trabajar?
No sabia que contestar había olvidado eso por completo, espero haya hablado para comentarles que no iría esta noche a guardia y estuviera hablando con mi padre, mi padre ya debería estar en casa, no quiero ser yo quien se lo diga, no tendría palabras para decirle lo que había visto, no podría ver a mi padre mal, el siempre estuvo para mi madre, siempre nos llenaron de amor, nunca hubo un inicio para sospecharlo, no entiendo de verdad lo que paso.
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Un amor más allá de lo visible.
Ficção AdolescenteEl es un chico con problemas de personalidad y carácter complicado, acostumbrado a la sombra y a la invisibilidad social, con un pasado muy doloroso. Conoce a una chica en un campamento de verano, siendo completamente diferente a el, logran tener un...