ONE

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Hacía una noche que había regresado a Alemania después de casi 7 años sin pisar el país, después de todo al conseguir una beca para estudiar en una de las mejores universidades en lo que menos pensé era en dejar el lugar donde había sido criada.

Mi mamá en un principio odio la idea, que su pequeña _____ de 17 años dejara el nido era como el fin de su mundo, pero sabía que papá ayudaría a llenar aquel vacío que iba a dejar en su vida.

Los primeros días lejos de ellos fue como un tormento, pero todo se compensó con el hecho de en un futuro decirle a mis padres que tenía un título universitario y mejor aún en un lugar tan prestigioso como Oxford.

Aunque amara recordar toda aquella historia era tiempo de volver a la realidad, mi realidad en mi país natal.

Me encontraba caminando por las calles de Alemania en aquella noche tan deslumbrante, me estaba dirigiendo a un pequeño bar de la zona donde el hotel en el que estaría hospedada estos meses se encontraba.

No buscaba nada más que relajarme un poco, al día siguiente vería a mamá y papá en una pequeña cena que habíamos organizado, ambos habían querido irme a recoger al aeropuerto al momento de aterrizar si fuera necesario, pero me negué a la idea, necesitaba un poco de tiempo para adaptarme de nuevo al país.

Al entrar a aquel bar solo pedí una cerveza común y corriente. Veía como el lugar estaba un poco lleno con distintos grupos de personas, algunos de los grupos de únicamente hombres habían volteado a ver a mi mesa, ya que era extraño ver a una chica sola, pero no me importo tener su mirada en mí, que disfrutarán mirando, pues sería lo único que podrían hacer.

No sé con exactitud cuánto tiempo paso, pero cuando menos lo noté había pasado de tomar 1 o 2 cervezas a tomar muchas más al igual que distintos tragos que había encontrado apetitosos a la vista en el menú del lugar.

—¿_____? —Alguien pregunto a mi izquierda y al momento de voltear me encontré con dos chicos que a pesar de los años sin verlos reconocí al instante.

—¡Eren, Armin! —Me levanté de mi asiento y al segundo sentí como los brazos del rubio me rodearon, como siempre, me sentí como un Minion a su lado.

—¡Cuánto tiempo! —La emoción era palpable en el tono de voz de Armin, lo cual causo una sonrisa en mi rostro.

Ambos habían sido parte de mi vida cuando tenía de 12 a 17 años, al principio ambos fueron presentados por mi hermana mayor como sus mejores amigos, nada interesante en mi mente de puberta de 12 años a decir verdad.

Armin y Eren desde siempre me trataron como a una hermana menor, cosa que sentía gratificante, ya que mi hermana nunca tuvo una buena relación conmigo, sentir lo que podía llamar amor entre hermanos me ayudó muchísimo en aquel entonces.

Después de un tiempo Eren y mi hermana Mikasa comenzaron a salir, mi relación con mi en ese entonces cuñado no cambio absolutamente en nada, solamente lo veía un poco más que antes.

Meses antes de irme a Inglaterra supe de su ruptura, al parecer mi hermana era demasiado celosa con él por lo cual Eren decidió darle fin a la relación. Cuando ambos terminaron no volví a saber de Armin ni Eren por aquellos años así que encontrármelos después de tanto me hacía sentir plena.

—¿Ya cuántos años tienes? —Hablo por primera vez Eren justo cuando me separé del abrazo de Armin.

—Este año cumplo 25 —Mencione con una sonrisa mientras lo volteaba a mirar, encontrándome fascinada con lo que estaba viendo.

Eren a pesar de tener más de 30 años conservaba una figura envidiable que podía notar solo de ver por sobre la ropa, tenía una sonrisa que había hecho a mi piel erizarse y mierda, ni hablar de su mirada, solo de mirar sus ojos mis bragas habían comenzado a mojarse.

Don't Say Sorry || Eren JaegerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora