Llegada 1/2

69 12 8
                                    

No hay que ir para atrás ni para darse impulso.

~Lao Tsé.
 

Es un escenario devastador. Se denota la supremacía del enemigo, bombardeando hábilmente sin vista de resistencia terrestre. El colapso del eje continental es inminente. Sus desventajas, evidentes; los desalentados soldados luchando agotados, pésima organización, la tecnología es menos refinada si se compara con los buques, la geografía los hace un blanco inevitable, y teniendo en cuenta la inferioridad numérica, están acabados. De repente, llega el salvador, quien hace un grito saturado lleno de emoción e ímpetu: ¡¡¡A conquistar el mundo!!!
 

Abro los ojos de golpe.
 

-Duele mi cabeza -hablo al aire-. El cielo está borroso, ¿o mi vista falla? Estoy mojado -la incomodidad aumenta cada segundo-. Mmm… ¿Quién soy? Quiero gritar, una rabia contenida va a salir de mí, ¿por qué? Repasemos, mi nombre es Axel Cruz… Increíble, ¡lo demás se borró! Y el sueño… era una guerra… ah, tampoco recuerdo nada sobre ello.

>> Quedarme recostado no resolverá esta encrucijada, me levantaré e investigaré a fondo esta cuestión.
 

Mis dedos se insertan en las rocas del piso como punto de apoyo para levantarme.

La espalda duele en cada rincón, cruje sin cesar. Estiro como si fuera una costumbre de años. Oscilo abruptamente los brazos entumecidos en círculos y compruebo la salud de mis tobillos dando puntapiés. Sacudo ociosamente mis hombros de la suciedad impregnada a sabiendas que la mugre abunda en todo mi ropaje, un signo visible de todavía estar dormitando.

La circulación de la sangre en mis extremidades se reactiva, algo no tan favorable. Los músculos se contraen, mi cabeza resuena, punza, y se convierte en un mareo oprimente. Me desequilibrio y la vista nublada no ayuda. Caigo de espaldas súbitamente volviendo al inicio, posando la mano izquierda en mi frente como si apaciguara el imprevisto desplome.
 

-Tengo graves problemas -suelto una risotada-.
 

El malestar se esfumó de un parpadeo, su breve duración es impresionante.

Me dispongo a pararme de nuevo a duras penas. Esta vez tomo precauciones, recurriendo a la lentitud para eludir tambaleos, y de cuclillas cojo impulso a pesar de las piernas temblorosas.
 

-Tranquilo, despéjate -suspiro-. Es hora de remontar. No me desesperaré, eso sería poco productivo.
 

Analizo mi alrededor. Al parecer estoy en una costa. El oleaje se alborota salvajemente, acompañado de estruendos simultáneos. El agua mueve las rocas, aquellas las cuales de seguro me dañaron hasta los huesos. La brisa fresca envuelve mi torso. Ese viento me fuerza a prestar atención el lado puesto del mar, y avisto un llamativo bosque con árboles frondosos bloqueando los rayos del sol.

Mi pecho golpetea, habla sin hablar. Me obliga a penetrar el bosque. Es una sensación floreciente, asombrosamente inusual. Siento que debo encontrar algo, quizás a alguien.

Me adentro y se oscurece mi perspectiva.
 

-Muero de hambre, las ganas de saciar mi apetito rompen la poca concentración que logro canalizar -murmuro exasperado-. Apenas proceso este fatídico acontecimiento, sólo pienso en los factores negativos; el hambre, la sed y el molesto dolor recorriendo mi tersa piel disminuyen la velocidad de la caminata (dos horas caminando le pesarían a cualquiera), además, es probable que antes de haber estado inconsciente hiciera un gran esfuerzo físico, en definitiva estoy al borde de rendirme… ¡imposible! Mi interior niega eso, tengo una misión, un objetivo… ni siquiera sé lo que hablo, las instrucciones son ir hacia el centro de este lugar… creo… no sé, mis pensamientos están revueltos, fragmentados, pero está bien, es la única pista legible. Un momento -capto un hormigueo en el cuello-, ¿y esto? -observo un objeto colgante descansando en mi pecho- Mi mente está tan distraída que ni noté este artilugio, más bien es un amuleto, tallado a la perfección, de marfil. Su forma es hexagonal, su tamaño es como el de mi mano (grande para ser un simple collar), y posee un grosor de aproximadamente cuatro centímetros. En la superficie se ve un símbolo de 6 plumas rojas en círculo, donde una de ellas se destaca en tamaño. ¡Espera! -escucho voces-.

ConquistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora