Aquella noche obscura en la que dos jóvenes -demasiado jóvenes- se entregan el uno al otro con amor y pasión, llenos de ilusión y felicidad, aquella noche obscura como un gato negro.
Chifuyu y Keisuke se entregaron el uno al otro, permitiendo el primero mencionado que el mayor de ambos entrara en el y lo hiciera completamente suyo, esa noche en la cual inició esa relación entre dos jóvenes amantes ¿Que pensarían los demás? En estos momentos no se preocupaban por eso ¿Cómo se lo dirían a sus madres? Tampoco se preocupaban en ese momento por lo menos, en ese momento solo les preocupaba entregarse al otro y jurar su amor eterno hacia el otro.
Al finalizar ambos chicos exhaustos llenos de sudor, mordidas y arañazos como los que dejaría un gatito sobre la espalda de Keisuke, se taparon con una manta y decidieron descansar un poco abrazados, el como le dirían a la madre del pelinegro la explicación de el porque las sábanas están tan manchadas lo pensarían después, por ahora solo querían dormir juntos y felices, Keisuke tomando la cintura de Chifuyu manteniéndolo apegado a él, y el último mencionado con sus manos sobre el pecho del de cabellos negros y acurrucado sobre el.
Cuando el sol pegaba contra la cara del mayor este despertó y al mirar a su lado el frágil cuerpo desnudo de su amado Chifuyu, lleno de mordidas y chupones los cuales indicaban «El ya tiene dueño, no lo toquen» pusó su mano sobre la cabeza de Chifuyu y este se despertó, al mirar a Keisuke sonrió -Baji-san...- dijo con una sonrisa cansada, se habían desvelado la noche anterior y aún estaban algo cansados, Baji besó con delicadeza los labios del menor y fue felizmente correspondido, ambos estaban completamente felices de estar con el otro.
Al pasar las horas ambos iban camino a una actividad de su escuela ¡Oh! Pero que coraje ir a una actividad escolar un sábado cuando podrían estar besandose en la habitación o talvez haciendo algo más apasionado como la noche anterior, pero debían ser responsables e ir, después de eso tendrían una reunión con la pandilla, ahí talvez digan a los demás sobre su relación.
Ambos caminaban tomados de la mano Keisuke tenía su típico rostro el cual algunos dicen por ahí «Keisuke Baji tiene cara de culo» y el rubio con una tierna sonrisa.
La verdad era que Keisuke amaba a Chifuyu con todo su ser y viceversa, era un sentimiento honesto y lleno de ilusión.
Baji Keisuke y Chifuyu Matsuno dos jóvenes enamorados y felices...
-¡Baji-san...!- gritó Matsuno con todo su aliento, comenzó a llorar con desesperación y dolor ¿¡Porqué!? ¿¡Porqué destrozaron el amor de dos jóvenes así!? ¿Acaso Keisuke no se tomaba enserio el amor de Chifuyu hacia el? ¿No le importaba el daño que le podía causar al pobre corazón del rubio? El simplemente se clavó un cuchillo en el abdomen acabando así con su vida... ¡Maldición! No quería vivir así... Sin el amor de su vida, su primer amor -Baji-san... Mi gato negro...- dijo Matsuno entre llantos.
Despertó de la nada, la luz estaba apagada, no podía distinguir las cosas que se encontraban a su alrededor, se secó las lágrimas y de repente una pequeña fuente de luz se encendió a su lado -¿Fuyu estás bien..?- Keisuke puso su mano sobre el rostro de Chifuyu, este al mirarlo se volvió a soltar en llanto y abrazó a quien se encontraba a su lado -¿Una pesadilla?- asintió, el otro tomó una de sus manos y depositó un beso sobre el anillo de compromiso que se encontraba ahí desde hace unos años, cuando frente al altar se juraron nuevamente amor eterno.
-Te amo... Keisuke Baji..- dijo Chifuyu con una leve sonrisa -Y yo a ti... Chifuyu Baji..- lo abrazó con fuerza e hizo algunas cosquillas haciendo que el menor se ría a carcajadas -Keisuke..! ¡Jaja! Ya basta amor..! ¡Jajaja!- exclamó chifuyu y su esposo le hizo caso, la puerta de su habitación se abrió dejando ver a un pequeño de unos cuatro años aproximadamente, rubio con un gatito de peluche en brazos y uno real siguiéndolo -Papás...- bostezó y ambos hombres lo miraron -¿Que sucede pequeño? ¿Te despertamos?- habló Chifuyu con una voz dulce y el pequeño asintió.
Ambos adultos se miraron y sonrieron -Perdon, ven a dormir con nosotros, el niño se subió a la cama de sus padres y estos lo abrazaron -Fuyu...- lo llamó -¿Si..?- acarició la cabeza del niño -¿Recuerdas el apodo que me pusiste cuando comenzamos a salir..?- sonrió y Chifuyu se sonrojó algo avergonzado -si... "Mi gatito negro"...-