Me encuentro en la habitación que me han asignado, mirando a las paredes blancas que tengo delante. No se que mal hice para llegar aquí, pero mi padre ha entendido que este es el mejor castigo para una hija rebelde. Encerrarla en un campamento en medio de la nada. Un campamento que es suyo, por lo que es peor.
Gracias a Dios, mi hermana menor es la coordinadora de todo esto, y quizá eso me sea de beneficio. Me levanto de la cama donde estoy sentada y me coloco mis botas, bajando decidida la enorme escalera de la casa.
Sería más una casa de campo exageradamente grande, que un campamento con un montón de mocosos de 18 y 20 años en medio de la nada. Pero no cuestiono las locuras de mi estúpido padre.
No me malinterpreten, odio a mi papá. Por muchas razones, la más importante es porque el me odio primero. Yo trate de darle todo el amor que una niña de 12 años podría darle cuando el simplemente me odio, me rechazó, porque según el soy idéntica a mi fallecida madre.
El se comporta como si sólo el sintiera dolor por la muerte de ella, como si sólo el la extrañara.
Yo viví ese accidente también y es como si a el eso no le importará.
En esté momento me encuentro caminando en medio de la nada mientras saco un cigarrillo, pensar demasiado me marea, por lo que necesito recomponerme.
Pienso en todo, mientras exhalo el humo. Pienso en Cheera, en papá, en mamá, en el estúpido campamento en el que estoy metida y trato de sentirme bien, pero me es imposible. Una madre muerta, un padre ausente en amor y presencia, un campamento poco interesante en medio de la nada. Lo único que me reconforta es mi hermana, Cheera es la pieza que nunca dejaría ir de mi, a pesar de todo se ha mantenido conmigo, aún cuando puedo ser una desalmada, aún cuando puedo ser aburrida e incluso insoportable.
Me siento en medio del camino, sigue siendo de día, quizás las dos de la tarde o un poco más tarde, pero las hojas de los árboles no deja que se filtre mucha luz en el camino.
Encuentro repentinamente interesante que la calle este asfaltada cuando estamos en medio de la mismísima nada. Debería ser un camino de tierra y piedras. Mi teléfono vibra en mi chaqueta, y me apresuró a contestar, mi sonrisa es borrada cuando el número de mi padre se hace presente en la pantalla. Cuelgo sin ponerle mucha atención.
Quizá debería volver al campamento, lo sé. Pero estoy tan comoda en medio del camino asfaltado que no me quiero levantar, y he caminado demasiado como para volver a pie. Se que el vendrá a buscarme porque no quiere que me vaya, no quiere que lo moleste, no quiere ir de nuevo a la estación de policía a pagar mi fianza. No lo hace por amor a mi, lo hace por amor a su tranquilidad.
Quizá debería ser como Cheera: calmada, tranquila, organizada, paciente y amorosa.
Todo lo contrario a mi: soy revoltosa, rebelde, respondona, inquieta, desorganizada y seca, o fría. No soy empalagoza ni amorosa, quizá por eso mi última relación no duro, aunque también pudo haber sido porque el niño con el que estaba era un gilipollas, quizá sea una posibilidad, no lo sé.
Mi teléfono vuelve a sonar, y como ya lo tenía en mi mano, sólo le doy vuelta para ver la pantalla. El nombre de "Brillitos" aparece en la pantalla, es el apodo a mi hermana menor. Me decido a contestar aunque ya se lo que me dirá.
-¿uhm? -pregunto mientras saco otro cigarro.
-¿dónde estás? Papá te esta buscando. -noto que esta un poco desesperada y me siento mal por hacerla sentir inquieta.
-estoy cerca, o eso creo. -me rio por mi idiotez. No tengo ni idea de donde estoy, pero "cerca" no estoy.
-papá irá a buscarte, no te muevas de donde estas, Ines. Por favor. -me pide, aún inquieta. Y me rio sin saber exactamente porque.
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Stupid Teenagers (EN EDICIÓN)
Teen FictionCatorce chicos que no son capaces de organizar sus emociones, que les encanta cometer errores, son obligados por sus padres y/o familiares a ir a un campamento quiza porque ya no los soportan en su propia casa. Cada uno de ellos tiene una historia c...