01 | 𝐄𝐋 𝐑𝐄𝐒𝐏𝐈𝐑𝐎

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— Gumball, ¿a dónde vamos? —le pregunta confundido su hermano

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— Gumball, ¿a dónde vamos? —le pregunta confundido su hermano.

— A la tienda —responde despreocupado y con las manos en los bolsillos. Ninguno detiene su caminata.

— Acabamos de salvar el mundo, ¿enserio solo iremos a la tienda? —espeta Darwin al rodar los ojos— Que decep...

El pez es interrumpido por el Watterson mayor y el dedo que se posa frente a él. Gumball lo recuerda, cada cosa de su loca aventura. Salvó su universo, le creyó a Rob y –junto a su familia– lograron rescatar Elmore de ser tragados por el vacío, como le había tocado en su momento a su némesis.

— ¡Darwin, debemos hacer algo! —suelta de pronto, levantando su dedo y adoptando una pose heroica.

— ¿Para qué?

Toma a su hermano por la especie de hombro que tiene y lo acerca lo más posible a él, aún en medio de la calle.

— Ninguno de los que está aquí puede saber lo que nosotros conocemos sobre Elmore. Aunque duela, nuestro acto heroico morirá con cada uno, por ellos —a esa última frase, aunque murmura, le agrega más drama que todo su diálogo.

— Gumball, deja de actuar como un superhéroe enmascarado —le susurra de vuelta y se aparta.

— Hay que alargar esto, no mostrarles a ellos que es el final.

— ¡Ya sé! Hagamos que personas que nunca se han hablado en Elmore sean amigos.

— Darwin eso es... ¡brillante! —Le encuentra la razón en medio de su respuesta y se emociona con la idea— ¡Piensa en las opciones que tenemos!

— ¡El Sr Small y Larry!

— ¡Sarah y Molly!

— ¡William y Rob!

— ¡Molly y Ocho!

— ¡Sarah y Ocho!

Ambos asintieron al llegar a una conclusión—. Sarah, Molly y Ocho —dijeron al mismo tiempo.

— Pero todos vamos en el mismo salón, y Larry trabaja por toda la ciudad.

— ¡Lo sé, Darwin! Pero la idea es que se hagan amigos –o enemigos– y "sus vidas" sean más interesantes en Elmore —le explica, formando comillas con sus dedos cuando es necesario.

— ¡Pongámonos en marcha!

— ¡Que entre! —espeta animado Gumball y apunta al frente. Nada pasa.

— ¿Qué haces?

— No lo sé, pensaba en una frase para comenzar, ya sabes... —hace señas con sus manos, como un arco—. Olvídalo.

El Sr Small terminaba de preparar su bebida caliente en la paz de su oficina cuando Gumball entra pateando la puerta y con una sonrisa en la cara. Él chilla asustado, pero su taza se salva.

𝐉𝐔𝐍𝐓𝐀𝐃𝐎𝐒 𝐏𝐎𝐑 𝐆𝐔𝐌𝐁𝐀𝐋𝐋 [TAWOG]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora