Amarte duele

1.- " I did it for you " - I. "Lo hice por ti".

Era una mañana como cualquier otra, un día soleado como cualquier otro, una discusión como cualquier otra. Ahí estaban, en ese modesto apartamento, una pareja, teniendo una de sus ya comunes riñas verbales.

Sus días se resumían en trabajo, sexo y discusiones, de vez en cuando una salida a algún lugar de aquella enorme ciudad llamada Tokio, pero eso era todo. Una vida muy monótona.

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Todo comenzó cuando un delgado y apuesto jovencito de 16 años corría por los andenes del metro de aquella metrópoli, apresurándose para ir a la escuela. Durante su carrera, por accidente chocó con un hombre. Este era alto, de hombros considerablemente anchos e increíblemente atractivo aunque con una cierta aura misteriosa. Aquel sujeto ayudó al joven a pararse mientras ambos se frotaban la frente del dolor, producto del choque que sufrieron anteriormente.

— ¿Se encuentra bien, señor?— Preguntó el muchacho, completamente nervioso por lo que acababa de ocurrir. 
—Estoy bien, joven, pero, ¿Está usted bien? ¿No se lastimó?— Respondió el hombre, dándole una sonrisa que sonrojó al chico y le provocó un particular brillo en sus ojos, sintiéndose avergonzado de su actuar. 
— ¿Cuál es tu nombre?— Cuestionó el tipo, con su profunda voz, pero antes de que el adolescente pudiera responder, una jovencita idéntica a él le habló a lo lejos. 
— ¡Subaru! ¡Date prisa, si no tomamos el metro llegaremos tarde!— Gritó aquella chica a su hermano menor. 
— ¡Ya voy, Hokuto-chan!— Contestó Subaru. —Yo me llamo Subaru, ¿Cuál es su nombre?— Fue su respuesta a la interrogante del señor. 
—Seishiro, Seishiro Sakurazuka— Replicó con una sonrisa y vio como aquel jovencito se iba junto a su gemela.

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Aquel día, el clima estaba despejado. A pesar de ser una de las ciudades más grandes del mundo, no había ni un rastro de contaminación atmosférica. Y ahí estaban aquellos dos hermanos vestidos de forma extravagante, acercándose a una concurrida heladería, misma que visitaban a menudo.

—Hokuto-chan, no hay necesidad de apresurarse, no es como si la heladería fuera a cerrar pron...— Intentó decirle a su hermana, mientras esta lo estiraba del brazo y corría para apurarse a llegar a su destino.
—No lo entiendes, Subaru, los mejores sabores se agotarán, tenemos que aprovechar y no perder el tiempo—. Le dijo y ambos continuaron su andar.

Después de llegar al establecimiento y ordenar sus helados, una cierta persona se acercó a aquel curioso par, saludándoles con una sonrisa.

—Nos volvemos a ver, Subaru-kun— Habló con un tono cortés al chico, que, una vez más, se sonrojaba por su presencia. 
— ¡Sakurazuka-san! No sabía que venía a este lugar— Replicó con algo de entusiasmo. 
—En este lugar sirven los mejores helados de Tokio, y puedes decirme Seishirō. Por cierto, aún no he tenido el placer de conocer a esta hermosa y encantadora señorita— Continuó. 
—Soy Hokuto Sumeragi, es un placer conocerlo— Se presentó con un tono de voz algo elevado que atrajo las miradas de varios clientes.

Subaru, Hokuto y Seishirō fuero  a un parque cerca de ahí, mientras sostenían una larga conversación para conocerse mejor, en lo que descubrieron gustos en común, como que Seishirō es veterinario, y que vivía en el mismo edificio que los gemelos, así como Subaru, interesado en la medicina veterinaria, y que Hokuto estaba interesada en la moda, y planeaba convertirse en una diseñadora de modas.

Conforme pasaba el tiempo, los tres se volvieron cada vez más y más cercanos, al mismo tiempo que una historia romántica se desarrollaba entre Seishirō y Subaru, aunque aún no podían formalizar debido a la clara diferencia de edad, entre otras cosas, por lo que mantuvieron una relación en secreto de la que solo Hokuto estaba enterada.