LA HISTORIA DE GUNG HO

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El bosque es bello, oscuro y profundo. Pero debo cumplir mis promesas Y andar muchos caminos antes de dormir Y andar muchos caminos antes de dormir. ROBERT FROST "junto al bosque en una tarde de nieve" No cabía duda de que había caído en la trampa. ¡Yo, Peggy Sinclair, estrella fulgurante de la casa matriz! Debí darme cuenta cuando el viejo Morris me dijo que había sido nombrada gerente general de Walton Works #2.

La emoción de dirigir mi propia planta me había impedido ver lo que seguramente saltaba a la vista para todos los demás. Jamás había estado en operaciones. Siempre había ejercido cargos ejecutivos. Conocía muy bien la teoría pero nunca antes la había aplicado. No estaba capacitada ni lista para dirigir una planta. Ni siquiera una que estuviera funcionando bien. Y ésta no lo estaba.

Creí que me habían perdonado por el informe en el cual había concluido que el nuevo plan estratégico del viejo Morris tenía un defecto de fondo. Su reacción no había sido nada buena, pero había reconocido el problema, ahorrándole a la compañía un millón de dólares. Pensé que la planta Walton Works # 2 era mi recompensa. Pero no era así como yo había imaginado las cosas.

El martes 4 de septiembre llegué a las 8:00 de la mañana a la planta, llena de energía y entusiasmo, pero a la hora de salir, sabía, sin lugar a dudas, que estaba condenada. Todo el mundo sabía que esa planta era la peor del sistema, pero jamás pensé que la situación fuera tan grave. La planta había sobrevivido únicamente gracias al sistema de contabilidad de costos que se utilizaba en la casa matriz, pero eso estaba cambiando. Walton Works #2 tenía problemas muy serios. No tardaría más de seis meses o un año en cerrar, en desaparecer. Y yo desaparecería con ella. El chivo expiatorio perfecto para la planta.

No hacía falta ser genio para reconocer la razón por la cual la productividad era tan baja. La compañía trataba mejor a las materias primas apiladas en los patios que a sus trabajadores. Al reunirme con mi equipo de colaboradores descubrí solamente una luz de esperanza: el departamento de acabado, conformado por 150 personas. A pesar de los problemas de Walton Works #2, no había otro departamento tan eficiente como ése en todo el sistema de treinta y dos plantas de la compañía. Con eso me refiero a que un diez por ciento de los trabajadores de mí planta eran verdaderas joyas. Los demás parecían trozos de carbón manipulados por hombres de las cavernas con el único propósito de lograr su autodestrucción. Posteriormente, cuando me reuní con el gerente de división de quien dependía el gerente del departamento de acabado, me dijo que ni siquiera allí iban bien las cosas.

"Más vale que se deshaga lo antes posible del gerente de operaciones", me aconsejó el gerente de la división. 

-¿De verdad?¿Por qué?-pregunté. También me pregunté por qué habría de ser esa responsabilidad mía y no de él, pero en ese momento me interesaba principalmente conocer la razón por la cual debía despedir a ese gerente de operaciones.

-Andy Longclaw es un problema. Ya sabe, es indio. No es que tenga nada en contra de los indios y éste es en realidad un guerrero inteligente. No cabe duda al respecto. Hasta tiene una maestría en administración de empresas. Pero es un agitador. Es una verdadera piedra en el zapato. El departamento será todavía mejor cuando el hombre se vaya. ¡Indios!-añadió con evidente disgusto.

Su siguiente comentario fue todavía peor. No sabía si Andy Longclaw era un agitador o no. Pero estaba segura de que ese gerente de división no duraría mucho tiempo mientras dependiera de mí. Quizás yo misma sería despedida antes de seis meses, pero no quería tener que pasar ese tiempo al lado de imbéciles miopes como él.

Al terminar la jornada a las 4:30, la gente abandonó la oficina con tal celeridad que hubiera jurado que había sonado la alarma de incendio. Permanecí allí otra media hora antes de salir. Todavía había suficiente luz, de manera que decidí caminar. Eché a andar por la calle principal sin rumbo fijo. Tan sólo caminaba y meditaba. Vi que el pueblo tenía dos supermercados, dos farmacias y una estatua al frente de la biblioteca municipal. Al leer la inscripción descubrí que, a diferencia de las estatuas de la mayoría de las ciudades, ésta no había sido erigida en honor de algún soldado famoso o un político desaparecido años atrás, sino en honor de un artista. Al parecer, Walton era el pueblo natal de Andrew Payton, un artesano de origen indio que había ganado varios premios internacionales por sus hermosas tallas de animales.

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⏰ Última actualización: Apr 10, 2015 ⏰

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