Boss;; Giomis fanfic|| one shot

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Todo comenzó como un pequeño deseo sexual, desde el inicio en el que había visto al pequeño y lindo rubio, le parecía muy guapo, no era tan alto, pero tenía una fisonomía favorable, el escote que llevaba en sus ropas le dejaba mucho a su imaginación, no tardó en sentirse atraído a aquel bello adolescente de 15 años, su melena rubia se mecía con el aire, su cálida sonrisa junto con aquella mirada era algo que le atraían de manera preocupante, la determinación que demostraba, lo amable que era con ellos a pesar de la novatada que le habían hecho, incluyendo los malos tratos de Abbacchio hacia él. Giorno no los tomaba en cuenta y seguía siendo él, alguien dispuesto a proteger a sus amigos, a sacrificarse por cuidar de ellos y a respetarlos. Demostraba que los quería bastante, incluso en esa gran aventura, que aunque fue corta, se llevó mucho y dejó marcas en los miembros de Passione

Bucciarati había muerto, aquél hombre que los había acogido y demostrado un gran amor paternal, aquel que los protegía, siempre había sido un hombre leal que se guiaba por lo que creía correcto, sin duda, había sido una excelente compañía y un gran amigo que siempre recordaría.

Narancia, aquel inocente y tonto chico que tanto quería, su comportamiento adorable e ingenuo eran algo que extrañaría, cosas como bailar al azar, pedirle algo de sus compras y jamás pagarle, decirle que era un gran tonto y reírse con él por tonterías

Abbacchio, aunque el chico era algo serio, realmente era una gran amistad, siempre estaba ahí para ellos y les tenía la paciencia para soportar lo tontos que eran, aunque claramente tenía una pequeña rivalidad con Giorno, se veía que lo apreciaba.

Habían derrotado a Diavolo y hacerlo les había costado muchísimo

El pelinegro suspiró con melancolía, realmente... A pesar del tiempo, los extrañaba, anhelaba verlos, le dolía la realidad, era un puñetero golpe a su corazón, le costaba aceptar que ellos ya no estaban con él. Observó por la ventana hacia el cielo, posiblemente ellos estaban ahí, ya sin sufrimiento alguno, felices y tal vez pensando que Mista era un tonto por estar tan vulnerable en ese momento, ellos ya estaban felices, no tenía de qué preocuparse.

Además, tenía a Giorno y a Trish, de Fugo no estaba seguro, pero lo buscaría

Trish era la hija del anterior jefe, en su aventura se les había asignado la tarea de protegerla, todo para que el maldito de su padre la tratara de asesinar con sus propias manos, recordarlo le causaba una molestia extrema, ese maldito, por ese maldito sus amigos ya no estaban con él. Era increíble como Trish era tan distinto a él, ella le caía bien, eran excelentes amigos y aunque le dijera que sus dedos eran raros, su amistad era algo precioso y que atesoraba, no dudaba en que si estuviera en peligro, daría todo por protegerla de nuevo

Y Giorno....

Giorno.... Era Giorno....

Aún le costaba creerlo, pero llevaban años en una relación secreta, no lo decían por temas de seguridad, recordar ese hecho le hacía sonrojarse, Giorno ya era todo un adulto, había crecido repentinamente, ahora medía 1.95, eso era exagerado, el chico apenas medía 1.75 cuando lo conoció, pero no, ahora se había vuelto más maduro, su musculatura era mayor, su cabello había crecido, era una preciosa melena rubia, que se movía de manera elegante cuando el adulto caminaba. Su ropa se apegaba a la sexy figura que tenía y siempre se veía malditamente fabuloso, era tan guapo que era difícil no quedarse embobado con semejante belleza. Suspiró nuevamente, dejó de mirar el cielo para ahora voltear hacia donde se encontraba sentado el rubio, y no se equivocaba, Giorno siempre se veía jodidamente poderoso, tenía una postura digna de un rey, el aire que entraba por la ventana movía aquellos dorados cabellos. Incluso cada pestañeo del ojiverde le parecía demasiado hermoso, tenía unas largas pestañas que solo hacían resaltar sus preciosos ojos.-