𝐇𝐚𝐧𝐚𝐡𝐚𝐤𝐢 𝐃𝐢𝐬𝐞𝐚𝐬𝐞 ❀

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En cuanto recuperó la conciencia abrió sus azules ojos lentamente, encontrándo el limpio y blanco techo que últimamente frecuentaba más de lo que le gustaría.

— Ugh… Otra vez.

— Sí, otra vez, Chuuya-kun.

Nakahara Chuuya se incorporó en la camilla de la enfermería privada de su jefe, quien le ofreció un vaso de agua, lo aceptó y bebió al instante.

— Gracias jefe, ¿Cuánto tiempo fue? —habló de forma respetuosa dejando el vaso ya vacío en la pequeña mesa junto a la camilla.

— Fueron 6 horas Chuuya —respondió monótono para levantarse y caminar hacia una vitrina que contenía varios medicamentos—. Tus ataques están empeorando.

El pelirrojo guardó silencio, el ardor de su garganta había cesado y un aura roja rodeo su cuerpo, cubrió su boca con su mano ahogando una brusca tos que se detuvo luego de unos minutos, el aura roja abandonó su cuerpo y quito su mano de su boca, revelando gotas de sangre con pequeños bultos.

— Sigo en contra de este método tuyo Chuuya-kun —Mori le acercó otro vaso con un líquido similar al agua, él mencionado hizo una mueca antes tomar el vaso y beberlo de un trago, terminando con una mueca de claro desagrado—. No te quejes, es el mejor método para calmar tu dolor.

— Y se lo agradezco jefe, solo que no importa cuánto pase, el sabor seguirá desagradable —dejo el nuevo vaso junto al anterior para levantarse de la camilla estirándose, como si hace unos minutos no estuviera tosiendo sangre—. Le agradezco los cuidados, con su permiso debo ir a completar mi trabajo.

— Espero no tener que verte pronto por aquí, Chuuya-kun —respondió en forma de despedida sin intención de ofender al contrario.

— Igualmente —murmuró para sí mismo mientras salía de la enfermería privada en dirección a la sede principal.

En el camino llevo su mano hacia su pecho, arrugando la ropa por el agarre, ya llevaba 4 años aguantando aquella enfermedad gracias al uso de su habilidad, solo unos cuantos incluyendo a su jefe sabían lo que aguantaba cada día, pero sólo el último sabía quién era el causante de aquellas flores que crecen en sus pulmones y pulveriza con su habilidad en cuanto estas vuelven a crecer.

Días después de que se enterara que su compañero desertó de la mafia fue cuando inició, un pétalo salió de su boca luego de toser entre sueños, donde para su desgracia aparecía aquel castaño que detestaba tanto pero una parte de él extrañaba.

— ¡Me niego a aceptar que me gusta ese bastardo traidor!

En cuanto fue por Mori para que le de su diagnostico y enterarse que padece de Hanahaki solo avivaba las llamas de su ira, Dazai desapareció traicionando a la mafia y no había pista de su paradero, Chuuya quería matarlo durante el día, pero en la soledad de la noche por más que quisiera no podía ignorar los momentos qué tuvieron juntos, esa confianza ciega que se tenían poniendo la vida del otro en sus manos, el momento cuando él castaño le confirmó su humanidad luego de descubrir su pasado, las bromas, peleas que le sacaban de quicio pero admitía que también de su rutina, no quería admitirlo pero le dolío saber que se marchó, abandonandolo a merced del Arahabaki en su interior haciendolo incapaz de volver a usar corrupción, volviendo el doble negro incompleto.

Por años se negó a la cirugía usando su habilidad para pulverizar las flores en su interior dañándose en el proceso, teniendo que visitar la enfermería privada de su jefe por medicamentos para tratar las heridas menores de su interior, con la excusa de qué no perdería su capacidad de amar por culpa del castaño.

Unilateral [Hanaki Disease] Soukoku Donde viven las historias. Descúbrelo ahora