la guardiana del barrio

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A mis cuatro años según recuerdo, en un día cualquiera estaba jugando en la calle cuando un alma llega con la lengua afuera y moviendo su cola, era muy linda y tierna, se detuvo a mi lado y yo la acaricie, era casi de mi altura y me asustaba un poco eso pero ella parecía amigable.

Minutos después de estar con ella mi mamá fue a buscarme para comer y me encontró a lado de una linda pastora alemán, le dimos la bienvenida al barrio y de nombre le pusimos "pini" ¿Porque? No lo sé, la verdad no lo recuerdo, simplemente se me vino a la cabeza y ya.

Pasaron los días y cada vez que salia afuera jugaba con ella, le dimos alimento y agua, todo el barrio se enamoró de ella, y se convirtió en nuestra guardiana, venía un gato e iba detrás de este travieso michi, venía una persona extraña y le gruñía y así se convirtió en mi mejor amiga y niñera.

Cuando ella estaba más adulta recuerdo que tuvo a sus cachorros, le pusimos una carpa de acampar, para que tuviera a sus cachorros en paz, ya que si mi memoria no me falla en ese momento estaba lloviendo.

Yo como era chica y no entendía bien cómo se hacían las bendiciones, le preguntaba a mi mamá de donde habían salido los cachorros, mi mamá solo se reía.

Los vecinos se habían puesto de acuerdo en regalar a los cachorros y así fue, llegaron un montón de personas para llevarse una nueva alegría a la casa.

Todavía recuerdo cuando unas adolescentes amablemente se acercaron con un cachorro en mano y preguntaron si algún cachorro se había escapado.

Resulta que estas chicas encontraron un cachorro perdido y para no dejarlo solo lo dejaron con los bebés de la pini, pero a ella no le pareció bien ya que no era parte de sus cachorros, y como madre perruna lo mordió dejándole una marca en el costado del lomo, suerte que no le pasó nada y una amiga se lo llevó.

Hace unos meses pase por su casa y ese bebé estaba muy grande, fuerte y sano aunque le quedó la marca de la mordida.

Ya cuando yo estaba un poquito más grande y la pini seguía con ganas de jugar, recuerdo que la nieta de uno de los vecinos me habló para hacer un trato: el trato se trataba de que solo ella podía jugar con la pini, y yo no me podía acercar.

Claramente no me gustó la idea porque era injusta y sin sentido pero le dije que la pini no era de ella, si no del barrio y que ella tenía que decidir si se iba con ella o se quedaba en el barrio, me aleje de ella y la pini me siguió para seguir jugando.

Lamentablemente la pini no pudo decidir ya que un día fui a jugar con ella, pero estaba enjaulada en la casa de los abuelos de la que pertenecía la nieta, ya no era libre como antes y solo salía a pasear por cinco minutos, tampoco se le podía decir algo porque se le estarían infringiendo los derechos de la tercera edad o algo así, cosa que en ese tiempo no me gustó nada ¿Y los derechos de los niños?.

Pasaron los años y la veía muy poco pero cada vez que salía por su paseo y yo salía a la calle por alguna razón nos encontrábamos, ella se acercaba y yo la acariciaba, no importa cuánto había crecido o cambiado, ella siempre me recordaba y me reconocía.

La última vez que la vi movía su cola con cansancio, tenía algunas canas pero seguía cuidando a su barrio y seguía siendo mi niñera.

Pero en este mundo existen las personas que siempre acaban con lo más hermoso de este planeta, no sé quién tuvo el valor y la maldad de acercarse a la casa de los abuelos y tirarle comida envenenada, al amanecer ya era demasiado tarde para hacer algo, ahora solo espero que el karma haga su trabajo y le dé el merecido a la persona que hizo esto, no sé cuándo y cómo será pero de lo que sí estoy segura es que la guardiana ahora cuida a su barrio desde el cielo.

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