si, te recuerdo.

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–Si, te recuerdo–

Eso fue lo que le dije... vaya como no recordarlo, era el amor de mi vida, desde los 12 años, el estaba en mi cabeza día y noche, era quien me entendía mejor que nadie, pero... solo fui un amigo... para el. Deja te cuento desde el primer momento, que lo vi.

Tenía 11 años, estaba por entrar a otra escuela, pero no me gustaba, mis padres cada año hacían que cambiaramos de estado y quisiera o no cambiaba de escuela, desde que tengo 3 años jamas pude tener un solo amigo en mi vida, así que no me emocionaba un nuevo lugar, solo deseaba poder quedarme en uno. El dia comenzó, era el "nuevo" nada interesante, transcurrieron las horas y yo era el más listo de la clase, eran temas sencillos, ecuaciones, en lo que mejor me voy. Escuchaba los susurros de mis compañeros.-

–¿como es posible?, es un cerebrito–.

Decidí no hacer tanto caso, al final, no me afectaba en lo mínimo, en unos meses cambiaría de escuela e iniciaría igual. Tras unas horas al fin fue el receso, quería leer un rato, al final, no tenía nada mejor que hacer, no fue hasta que un chico alto y un año mayor se hacerco a mi. –hola–. Dijo mientras movía la mano en forma de saludo y sonreía. –hola...–. Respondí en voz tímida, no sabía cómo actuar, casi nadie se me había hacercado, como no lo vi en mi clase, supuse que era de el otro grupo, seguro alguien le dijo de mi inteligencia, y quizás venía a molestar, pensaba yo hasta que este se sentó a mi lado. –soy leonel, ¿como te llamas?– dijo con una sonrisa de oreja a oreja y en tono amigable. –soy– en tal momento de presentarme, salí interrumpido por una chica alta y sexy quien en voy furiosa dice –¡leonel!, ¡te e estado buscando!–. Vi como esta le toma la mano y se lo lleva con el, la verdad me pareció raro de primer inicio, pero decidí no darle importancia, al final, no era mi problema. Saqué unos libros, una saga de mi escritor favorito rick Riordan, me dispuse a leer y el tiempo pasó. Tras un rato, el timbre sonó, guarde mi libro y me forme para ingresar al salón, estaba listo para las siguientes clases. hasta que leonel, el mismo de hace un momento me jalo de la playera y me llevo lejos de estos, escondiéndonos. –¡hey!– dije mientras lo apartaba –¡¿que te pasa?!– estaba exaltado, me preocupaba que el profesor se diera cuenta y nos regañe o peor aún, digan que me fugó con alguien que apenas conozco. –vaya, cálmate, si gritas nos atraparan, niño nerd– dijo en tono burloso –no me digas así– le respondí con un tono serio –oh disculpa, pero no me has dicho tu nombre– me miro fijamente a los ojos. Eso me puso incómodo eh inevitablemente aparte la mirada –...soy dylan– le dije en voz baja mientras acomodaba mi playera. No dijo nada más, solo se me quedaba mirando fijamente, pensé seriamente si irme de ahí hasta que este soltó un suspiro y me observo –ven conmigo– dijo mientras hacercaba su mano para tomar la mía. –¡¿estas loco?!– aparte mi mano mientras que este casi cae, di un suspiro y me dispuse a irme.

Una vez apartado de este, me quedé pensando lo que paso, era tan directo, era tan extraño, nisiquiera me molesto que me pusiera falta al estar tan metido en mis pensamientos, decidí dejar de lado eso y volver a mi hábito de inteligencia.

Llegue a mi casa, y claro mis padres se enteraron que falte a una clase, eso llevo un gran castigo, mis padres eran muy extrictos conmigo, no tenia de otra más que quedarme en mi cuarto a seguir estudiando, pero aun estudiando, no podía olvidar la mirada de leonel, su mirada profunda de ojos azules como el mar, tan oscuros, su forma directa de hablarme... no me podía concentrar en mis estudios pues el recuerdo de este no me dejaba en paz.

Paso unas horas, casi las 12 de la noche y fue justo el momento en que escuche a alguien tocar mi ventana –¡¿que verga?!– pensé, pues era raro ya que estaba en el segundo piso, como alguien tocaría la ventana, ¿acaso me volví loco?, no, no era eso, en ese momento sentí un escalofrío y con cuidado abri la ventana.

–eres tu... ¿que haces aquí?– dije mientras lo veía, era leonel, mi pregunta era ¿como supo mi dirección?, ¿acaso me siguió?, ¿es un acosador? Pero de un momento a otro toda duda o pensamiento se desvaneció de mi cabeza al oír su voz.

–quizás... es que olvidaste esto– en eso me da una hoja de calculo, era de clase que falte. –¿que?, ¿como es que tienes esto?– le dije mientras lo veía. –pues, hable con un maestro y me dio la copia, supuse que perdiste la clase y bueno– me miraba con una sonrisa. –vaya... muchas gracias, no debiste, me lo hubieras dado en la escuela– le dije mientras guardaba la copia. –si, pero no podía evitar desear verte– me mira –y-... espera... ¿que dijiste?...–


"Continuara"

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