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"l a e s q u i и а"

Como no me podía negar a tal oferta, dirigí mi camino hacia la tienda. Y al llegar a la entrada de esta, volteé hacia atrás, percatándome de que el seguía algo lejos caminando a paso lento. Era demasiado obvio que su intención al hacerlo era molestarme, así que volví con el tomándolo del brazo mientras lo jalaba para que acelerara su paso.
No le quedó de otra más que ir al mismo ritmo que yo, pero cuando faltaban unos cuantos metros para entrar, sentí como mi brazo fue jalado en dirección del suelo, provocando que perdiera el equilibrio, y que cayera de sentón, al voltear con la mirada desorientada, lo vi tirado boca abajo junto a unas cuantas canicas que se encontraban alrededor de él, lo que parecía ser el causante de nuestra caída.

- Malditos niños idiotas, estúpidos inútiles, tarados, imbéciles, con cerebro de maní, no pueden ni empezar algo porque no lo terminan y dejan sus estúpidas canicas aquí, con razón su desarrollo cerebral nunca terminó. - Maldiciendo a los dueños de las canicas. -

Entonces me levanté rápidamente, lo que me provocó un dolor punzante en los glúteos, haciendo que me sobara.

Volteé en su dirección para ver si se encontraba bien, pero el seguía en el suelo. Se levantó de golpe y chorreo algo de sangre en la nariz, manchando su blusa, y también tenía un chicle pegado a esta.

- Oye... Tienes sangre en la nariz. - Apunte con el dedo índice a esta. -

¿Estás bien? - Dije mientras aguantaba la risa, por haberme percatado del chicle en su blusa y aproximándome para ayudarlo. -

- ¿Y a ti que te parece?

- ¿Te dolió? - Le pregunté mientras lo ayudaba a levantarse. -

- Pues obvio que si. - Dijo sacudiéndose la tierra en su ropa y restregándose la sangre con el brazo. -

- ¿Pero si te encuentras bien, no? -

- Si, obviamente. - Se agachó y empezó a recoger las canicas, metiéndolas en el bolsillo de su pantalón. -

Se notaba demasiado que no quería demostrar que no estaba bien, es demasiado orgulloso y necio.

- No estás bien, no te hagas el que no sabe. -

- Ya te dije que NO. - Contestó en un tono ya molesto y cortante. -

- Que me haya dolido no significa que no esté bien, burra. -

- ¿Y qué estás haciendo? - Le acariciaba la cabeza mientras las levantaba. -

- Levantar esto, ¿no es obvio? - Siguió levantándolas. -

- No me refiero a eso, digo que para qué las levantas. - Contesté, agarrándole un mechón de su cabello. -

- Quitó mi mano de su cabello de manera brusca. - Las levanto para que cuando esos estúpidos niños vuelvan no vayan a encontrar sus canicas y lloren, se lo merecen. - Me dijo recogiendo la última canica que quedaba. -

- Ya veo. - Dije reanudando mi paso hacia la tienda. -

- Se levantó apurado y empezó a caminar detrás de mí hasta que llegamos. -