Ojos atigrados, las estrellas se apagan

Prólogo

Cuando era niño no comprendía la magnitud de los problemas, mi vida normal se volvía monótona al tener rutinas de las mismas acciones cada día, las situaciones no eran diferentes y la escuela solo me daba la meta de acabar con mis estudios y volver a ellos nuevamente con tan solo un grado mayor de diferencia, volver a casa era solitario y no podía escapar a la de un amigo, simplemente no tenía, mis padres pasaban largas horas trabajando y con el tiempo las consecuencias se manifestaban, pronto, con la muerte de mi hermana mayor sus vidas perdieron el rumbo, pero la mía tomó sentido.
En aquel entonces antes de que ella muriese apareció un grupo desconocido, sin familia, amigos o simplemente alguien que haya cruzado con ellos, sus rostros anónimos tan solo daban paso a infinidad de teorías sobre quiénes eran y de donde provenían sin datos, identificaciones o informes de algún tipo, ya que en una de sus primeras apariciones poco precavidas abandonaron un rastro de huellas que policías e investigadores creían podrían llevarlos a estas personas que hasta ahora tan solo eran fantasmas.

Ellos eran marginados y abandonados por la humanidad e iban en contra de esta misma, cometiendo grandes crímenes como golpes de estado y ataques,que para el gobierno, eran terroristas; con el paso del tiempo más personas se fueron uniendo como seguidores a este grupo, aunque nadie sabía quienes eran, se convirtieron en el ejemplo de muchos a levantarse contra las injusticias que cometían aquellos que tenían en poder de mandar un país entero y esos que tenían gran influencia en las masas, entre esta gente inspirada estaba mi hermana, quien era pacifista pero, en un ataque policiaco por una bala perdida fue herida de gravedad para posteriormente fallecer. Esto destruyó y realzó mi sentido en la vida, mientras que otro se hundiría en lamentos y otro buscaría venganza, yo decidí seguir su legado pero no como pacifista, si no, como alguien que puede hacer más que gritar o cantar por las calles.

Años más tarde conseguí mi propio grupo de ataque y cambio, con cada persona que conformaba este pasamos por una historia en la que, tan solo nos conocimos en apuros nos apoyamos y finalmente decidimos unirnos; durante este tiempo, el grupo desconocido inspirador de cientos de personas había desaparecido y tan solo quedaban aquellos seguidores que buscaban dar con su paradero y pedir su ayuda. Quien pensaría que mi grupo y yo estaríamos justo en el lugar donde su reaparición sería dada, con la misma misión sin duda pero con planes e ideas con diferencias en demasía.

A tres edificios de distancia de donde nos encontrábamos observamos a aquellas personas, quienes al parecer sabían de nuestra presencia y parecían predecir todo lo que iba a suceder, una estrategia inteligentemente ideada sin ni una muestra de imperfección, excepto, que no contaban con la mínima idea que una de estas personas llamaría mi atención. Una figura se posó al final de todos los de aquel grupo, quien claramente era parte de ellos pero simplemente se detuvo, la oscura noche cumplió la función de proteger su identidad ya que no llevaba máscara alguna, volteó a nuestra dirección mirándonos fijamente y a pesar de la distancia sus ojos eran distinguibles entre la oscuridad, atigrados y penetrantes y brillantes como una estrella, pero había algo diferente, aquellos ojos lucían cansados y aunque el brillo en ellos era demasiado, lucía como si con el tiempo hayan comenzado a perder su luz, tal como una estrella que está a punto de apagarse.