Lejos y cerca

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Me he vuelto adicta a la tecnología.

A escuchar el tic tac del reloj,
sobrevivir emocionada por vidas ficticias
-obviamente mucho más interesantes
de lo que podría llegar a ser la mía-.

A ver cómo se me escapa el tiempo de las manos
navegando entre las muchas redes sociales,
interpretando miles de historias ajenas
cuyos desconocidos habitan mi alma.

¿Por qué será?

Están tan lejos que no puedo abrazarlos,
pero tan cerca que igual siento su calidez;
Aquella que me envuelve y arrulla
hasta dormirme plácidamente.
(Aunque aún así me gustaría verlos...)

¿Y por qué será?

Tan cerca que puedo visitarlos,
pero tan lejos que no me atrevo a intentarlo;
por la inquietud que me domina 
entre las cuatro nubes de piedra
que de mi libertad me privan.
Como un elefante cuyas cadenas
de un tirón podría soltar.

¿Y por qué será que no lo intenta?

Por el miedo.
A fallar ante tantas oportunidades.
A desmoronarse ante la adversidad,
y luego volver a fracasar.

¿Y por qué será que quiero llorar?

Soy aquel elefante cobarde,
cuyo presente le impide avanzar.

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