El comienzo.

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Una tarde corriente de verano, en pleno agosto yo me iba leyendo un libro de romance. Yo como todas las chicas de 15 años deseaba vivir yo todas esas historias de romance que no paraba de leer. Lo último que imaginaba en aquel momento era que justo en esas vacaciones en ese apartamento en que por fin las viviría.
En aquel momento llegamos por fin a nuestro destino, digamos que hay muchísimas cosas bonitas y geniales en Gran Canaria pero ese apartamento no era el mejor en el que había estado en esa pequeña isla. Era muy pequeño: al entrar por la puerta en lo primero en lo que me percaté fue en el jardíncito al fondo, a mano izquierda estaba una pequeña cocinita muy bonita, a mano derecha estaba un bañito con una ducha y una ventanita pequeñita encima del vater, y justo al lado estaba una habitación con una única cama de matrimonio. Solo había un inconveniente, eramos cuatro personas y justo en ese momento escuche la voz de mi hermano detrás mía.
- ¡Yo me pido la cama grande! - gritó justo en mi oreja. Es cierto que no tenía una gran relación con él pero de veras que me asustó.
- Oye no grites - le dije en voz pasiva. Creo que todavía estaba un poco dormida ya que eran las 10 de le mañana.
- Niños, yo y vuestro padre dormiremos en la cama grande, ustedes dormiréis en el salón. - Dijo mi madre intentando calmar los ánimos ente nosotros como siempre. Mi madre, Sofia era una mujer muy atrevida y debo decir que yo heredé eso de ella y me alegra mucho, ella siempre quiere hacer cosas nuevas y conocer gente nueva al igual que yo.
- ¿Dormiremos los dos en el sofá? - pregunto Diego, mi hermano con incredulidad y frunciendo el ceño.
- No Diego, tu dormirás en el colchón hinchable que hemos traído. - contestó mi madre cortante.
- Y ¿Donde dormiré yo mama? - pregunte levantando una ceja.
- Andrea, tu dormirás en el sofá. ¡Venga niños pónganse el bañador y vamos a darnos un chapuzón. - contestó mi madre intentando cambiar de tema.

Mientras mi hermano se quejaba diciendo algo de injusticia o algo parecido yo me puse mi biquini nuevo blanco, cogí mi toalla y mi libro que andaba leyéndome y me dirigí hacia la piscina detrás de los pasos de mi madre y hermano. Me acosté en una tumbona mientras leía mi libro. De repente vino mi hermano y me cogió el libro y diciéndome que me bañara con el ya que le habían obligado a venir a la piscina.

- Andrea, venga deja de leer ese libro que parece que ya no vives la realidad - y en ese momento sentí que de verdad no vivía la realidad porque vi a Alex. Probablemente el chico más guapo del mundo, con el pelo marrón claro, con ojos verdes y una sonrisa que me derretía por dentro, con una espalda ancha y unos músculos muy marcados. De repente me había quedado embobada mirándolo y mi hermano al notar mi ausencia en lo que me decía pasó su mano por delante de mis ojos haciéndome volver a la realidad. - Andrea, ¿me escuchas? - pregunto con cierto punto de incredulidad.
- Sí, ¿Que me decías? - pregunte intentando que mi hermano no notara lo que estaba mirando.
- Vente conmigo a la piscina.
- Vale voy - dije colocándome el biquini con cuidado de que no se me viera nada al levantarme.

Nos reímos un buen rato entonces mi hermano decidió irse a el apartamento con mis padres a jugar a roblox y yo le dije que me quedaría a hablar con ese grupo de adolescentes de la piscina en el que se encontraba Alex. Así que decidí acercarme a hablar con ellos. Alex al ver que me acercaba a ellos recorrió con la mirada todo mi cuerpo y me ruborizé por un momento.

- Hola preciosa, parece que nos vamos a divertir. - dijo un chico recorriendo mi cuerpo y mis curvas con su mirada.

- Déjalo ya Leo que asustas a la pobre. - dijo Carla una chica muy amable. - Hola, soy Carla. Te presento a Leo - dijo mientras ponía los ojos en blanco - , Alex, Carlota, - dijo señalando a una chica tímida con un bañador enterizo negro- y Cesar.
- Hola monada, ¿como te llamas? - dijo Cesar acercándose a mi mientras yo daba un paso atrás y entonces dijo - Tranquila cielo, soy gay.

-Ah, soy Andrea.
- Bueno..., vente con nosotros - dijo Carla con un tono emotivo.
Pasamos toda la tarde charlando y riendo, de veras era un grupo realmente divertido y tras alcanzar el atardecer vi lo tarde que era así que opté por escribirle un mensaje a mi madre.
- Mama, perdóname he estado con unos amigos que me he hecho en la piscina. Volveré para cenar. ¿Tras la cena me dejarías irme a unos sillones del complejo? Te prometo que no saldremos.
- Esta bien hija pero vuelve pronto.
- O.k.
Después de escribir a mi madre y quedarme tranquila de que ella lo estuviera volví con el grupo de mis nuevos amigos. Nos dimos los teléfonos y empezaron a irse poco a poco. Carla me dijo que se iría porque sabía que Alex y yo teníamos algo y que se excusaría porque tenia 13 años y que sus padres la obligaban a volver antes al apartamento. Así que cuando se fue me quede un rato hablando a solas con Alex viendo el atardecer sentados al borde de la piscina con los pies metidos hasta las rodillas.
- Eee, ¿De que quieres hablar? - pregunté rompiendo el incomodo silencio formado.
- ¿De que quieres hablar tu? - me devolvió la pregunta clavando esos ojazos verdes en los míos.
- ¿Que te parece si nos conocemos mejor? - en cuanto olló que esas palabras salieron de mi boca, me frunció el ceño. - El juego consiste en preguntar a la otra persona 10 preguntas y la otra persona solo puede vetar 1 de esas 10. ¿Te apetece jugar? - pregunte encorvando una ceja con interés.
- Vale ricitos, ¿empiezo yo? - preguntó con interés.
- De acuerdo.
- ¿De donde eres?
- Algo tan simple, ¿estas seguro? - asintió con la cabeza así que proseguí con la respuesta. - Soy de aquí, de Gran Canaria.¿Y tu?
- Solo contestaré a ella si es una pregunta formal para el juego.
- Si, si lo es. - dije rápidamente porque tenía curiosidad.
- Soy de Murcia. - nada más soltar esas palabras por esos labios rosados me sorprendí.

 - Bueno, te toca a ti.

- Vale, ¿Tienes novia?

- Paso - La verdad no me esperaba que dijera eso pero opté por no decirle nada.

Habían pasado muchas preguntas y a la novena decidí no contestar sin saber que diría a la décima.

- ¿Te liarías conmigo? - no me podía creer que hubiera dicho eso, enserio??? No sabía que decirle así que me quedé callada seguramente ruborizada. Él debió de suponer que era un sí porque me cogió de la muñeca hasta tenerme encima de él y entonces me besó, pero no un beso normal, un beso desesperado que por lástima duró apenas 5 segundos. Y entonces dijo:

- Debería irme a cenar, es tarde. ¿Nos vemos luego en los sillones? - preguntó mientras se alejaba. 

- Si, de acuerdo. Carla me ha dicho que me recoje en mi apartamento porque no tengo ni idea de donde están los sillones. - dije soltando una carcajada al final.
- ¿Eres nueva aquí? Pues parece que llevas viniendo aquí desde que tienes uso de razón.
- Pues no. - dije alejándose y dando una paso atrás.
- Oh...Em... Dejame acompañarte a tu apartamento.
- Vale, vamos.
Comimos las toallas, mi libro, mi movil y nos fuimos de allí, al llegar al apartamento nos pudimos uno en frente del otro apenas a 5cm de distancia y entonces me cojió por la cadera me atrajo hacia él y me dió un pequeño beso en la mejilla. Nos despedimos así y entré en el apartamento a cenar y prepararme para lo que sería una quedada en los sillones.

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⏰ Última actualización: Apr 26, 2023 ⏰

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