Capítulo XXVI: My love... Hong long.

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Sia;

Había escuchado que las contracciones dolían, pero nunca imaginé que tanto. Al decirle a Stefan que mi fuente se había roto, me levantó en brazos a pesar de mi insistencia en que yo podía caminar perfectamente. Mi mamá y mi hermana se despertaron con el ruido y ni siquiera en esta situación Laura White deja pasar el hecho de que Stefan se encuentre aquí, es una suerte que Siena la ponga en su lugar por primera vez en su vida. Yo sé que debemos respetar a nuestras madres, sin embargo, la mía no merece ser respetada por todo lo que hizo. Yo entiendo que quisiera proteger a mi hermana, pero ¿y yo? Dejo escapar un suspiro, Stefan me deposita en el asiento del copiloto, siento a mi hermana entrar a su coche mientras Lauren sostiene a una dormida Loren en brazos.

—¡Apresúrate, Stefan! —le grito porque a pesar de ser consciente de que va a una velocidad alarmante, el dolor es demasiado fuerte y mis contracciones son cada vez más seguidas. El antes mencionado hace lo que le pido, corriendo el riesgo de morirnos en el camino o de recibir varias multas por el exceso de velocidad.

—Ya estamos llegando, cálmate. —me dice y lo fulmino con la mirada. ¿Cómo demonios se supone que voy a clamarme si hay un ser humano a punto de salir por mi vagina? Intento respirar profundamente y no sirve de nada. Me retuerzo en el asiento y Stefan se estaciona en la puerta del hospital.

—¡Ayúdenme, está a punto de dar a luz! —grita apenas se baja, una enfermera viene con una silla de ruedas, en la cual Stefan me ayuda a sentarme, el miedo comienza a invadirme porque evidentemente Elijah no podrá acompañarme en este momento y me rehúso a hacerlo sola. Miro a Stefan y lo sujeto con fuerza.

—Ni se te ocurra dejarme sola. —más que una petición aquello fue una exigencia, él asiente sin remedio. Mi hermana se estaciona y la veo bajar del vehículo. Tanto Stefan como yo entramos por una puerta doble que tenía un letrero en rojo que no me detuve a leer por otra contracción. ¡Dios mío! El médico me revisa y observa a la enfermera.

—Tienes ocho centímetros de dilatación y las contracciones son muy seguidas, no podemos proceder con la cesaría. Así que, señor papá vaya a colocarse una bata que su hijo va a nacer ahora. —informa el doctor y cuando creo que Stefan dirá que no es el papá, sigue a la enfermera y a los pocos segundos regresa con una bata, guantes y una mascarilla.

—Bien… Sia, hagamos esto rápido, cuando te diga, puja. —pide el médico y me veo tentada a golpearlo porque evidentemente no vamos a hacer esto juntos, pues soy yo la que va a expulsar a otro ser humano. ¡Ay, Dios…! Gimo a la vez que aprieto con fuerza la mano de Stefan que no parece para nada adolorido y eso que lo estoy apretando con las mismas fuerzas que utilizo para contener mis deseos de pujar. El sudor baja por mi frente y Stefan lo limpia con una toalla que sacó de no sé dónde. Miro al médico y digo:

—¡¿Cuánto más tengo que esperar?!

—¡Ahora! —ordena y acato su orden gustosa empleando todas las fuerzas que tengo, segundos después, se escucha un llanto en la habitación, el médico le extiende a Stefan las  pinzas y él las toma sin dudar, siendo el que corte el cordón umbilical del pequeño Christopher. El dueño de ojos grises sostiene a mi hijo con los ojos cristalizados y lo coloca sobre mi pecho, aunque es muy pequeño y me lo quitan de inmediato para meterlo a la incubadora para que sus pulmones terminen de desarrollarse, apenas lo vi, supe que cada lágrima derramada y el dolor, habían valido por completo la pena.

—¿Nombre del bebé? —cuestiona la enfermera y con una amplia sonrisa, respondo:

—Christopher Sanromán White. 

Después de expulsar la placenta, el médico me mandó a una habitación normal, mi hermana ya se encontraba ahí con una pañalera. ¿De dónde la saco? Como si pudiera leer mis pensamientos, agrega:

Sia... [Libro #1] [Saga bebé] +18✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora