Sia... [Libro #1] [Saga bebé] +18✔

Capítulo XXVII: Impact.

Me aferro a mi hijo, el cual solo se mueve y me mira (como si pudiera verme), y no consigo evitar que mis ojos se cristalicen, porque una vez más, su vida está en riesgo. ¿Por qué tiene que pasar por todo esto estando tan chiquito? Él tuvo que luchar mientras estuvo en mi vientre para poder nacer, y una vez afuera, le ha tocado pelear para poder irse conmigo del hospital.

Cuando por fin siento que todo va a estar bien, y que el peligro de perderlo ya pasó, viene James con su maldita obsesión a intentar arruinar la felicidad tan enorme que me produce llevármelo a nuestro departamento. Ese lugar que preparé con esmero estos dos meses, esperando que Christopher se recuperara y pudiera compartir conmigo ese espacio que compré para ambos.

—Conmigo puedes hacer lo que quieras, pero no lastimes a mi bebé, por favor... —más que una petición, aquello fue una súplica que no me hizo sentir avergonzada. Jamás entendí la sobreprotección de mi padre cuando era una niña y quería salir a conocer el mundo. Él me protegía de todo y todos, yo me molestaba porque no quería esa protección que algún momento llegó a asfixiarme y hoy entiendo a la perfección su preocupación e instinto. Desde que vi a Christopher por primera vez, supe que no existe nada en el mundo que yo no pueda hacer por mi bebé de curiosos ojos negros como su papá.

—¿Por quién me tomas? No soy un monstruo. —musita con desconcierto y evito voltear el rostro y mirarlo. ¿En verdad piensa que no es un monstruo? Un hombre que es capaz de engañar, traicionar, manipular a la persona que dice amar, no es precisamente alguien al que se le pueda tener mucha confianza y si a todo eso le agregamos los hechos de que le disparó a su propio hermano, que tuvo a mi hermana (la madre de su hija y la mujer que alguna vez quiso en cautiverio, a la cual hirió casi hasta la muerte para seguir con su teatro de relación perfecta conmigo) y que no conforme con eso, me secuestra a mí con seis meses de embarazo sabrá Dios con qué propósito, no, James no es un monstruo, esa palabra no abarca por completo todo lo que él representa.

—Vas a entrar al auto y por el bien del hijo del lisiado, espero que cumplas con tu palabra de hacer todo lo que yo te diga. ¿Entendiste o te hago un dibujo? —cuestiona y asiento, camino hacia el auto y no tardo mucho en colocar la pañalera que tenía en el brazo en el asiento trasero del auto. James se sienta en el asiento del conductor.

—Oh... Mierda. —masculla y por un instante lo miro sin entender el motivo de sus palabras, al ver la entrada del hospital, me doy cuenta de que mi hermana había llegado junto a Spencer -ambos observaron el auto de Stefan y a James como nuevo chófer de este- Siena no tardó mucho en correr dentro del hospital y Spencer se llevó su teléfono al oído, seguramente llamando a la policía.

James sale del hospital a toda velocidad, ya que seguramente la policía no tardará en seguirnos. Christopher comienza a llorar y no tardo mucho en descubrir que necesita un cambio de pañal... Las sirenas de los policías se escuchan muy cerca de nosotros y eso más el llanto a de mi bebé, molestan muchísimo a James.

—¡Joder... Calla a esa cosa, por Dios! —grita empeorando la situación porque ahora mi hijo no llora solamente por su pañal sucio, sino también porque se ha asustado.

—¡James detente, por favor! ¡La policía nos está siguiendo, ya no tienes escapatoria! —exclamo, él ni siquiera me ve por más de dos segundos, solamente niega. No consigo hacer que Christopher deje de llorar y dudo que con la policía pisándole los talones, mi captor se detenga para que yo pueda cambiarle el pañal a mi bebé.

—Piensa en tu hija James, no compliques más tu situación. —la mención de Loren logra moverle algo dentro del podrido corazón que tiene y lo sé por la forma en la que apretó el volante.

—No te confundas, Sia, mi hija me importa; pero estar contigo me importa más. La única razón por la que puse mis ojos en tu hermana fue por el enorme parecido que tiene contigo, nada más y haber tenido una hija con ella solamente fue un daño colateral al igual que el hijo que tuviste con el lisiado de mi hermano. —masculla y lo miro sin poder creer que su obsesión por mí sea más fuerte que el amor que puede sentir por su hija. ¿Qué esperaba? Alguien como él no es capaz de amar algo sinceramente.