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Sarah y Jackie eran dos hermanas que vivían con su madre Jill, se acababan de mudar debido al reciente divorcio de sus padres y Jill había tenido que conseguir un nuevo trabajo lejos de su casa, así que ellos habían decidido venir a vivir con ella. Ninguna de las tres sospechaba que su vida estaba a punto de dar un muy "grande" giro...

Después de un largo días de desempacar y amueblar todo, finalmente estaban ya acomodados en su nuevo hogar. Era una cómoda casa de una sola planta, debido al espacio las hermanas tendrían que compartir habitación pero no les molestaba ya que se llevaban muy bien. Todas se fueron a dormir muy cansadas.

Al día siguiente Sarah se levantó contenta y se preparó para bajar a desayunar. El ciclo escolar aún no empezaría hasta dentro de 3 meses, así que tenían tiempo para descansar y acomodarse en su nueva casa. Se cambió de ropa rápidamente y se vio en el espejo, sonriendo al ver su delgada figura. Era una bella joven, con una larga cabellera pelirroja y brillantes ojos verdes. Su piel era de un blanco lechoso, moteada por pecas que se extendían por sus mejillas y sus hombros.

Al entrar a la cocina, vió a su madre que estaba terminando apresurada de prepararse para ir a su nuevo trabajo.

—¡Buenos días Sarah! ¿Dónde está tu hermana?

—Aun sigue durmiendo, sabes que tiene el sueño muy pesado...

—Bueno, entonces tendrás que avisarle tú: Hoy vendrá una muchacha para cuidarlas, creo que pronto estará aquí.

Sarah levantó las cejas, sorprendida.

—Mamá, ¡ya no somos niñas! Podemos cuidarnos solas muy bien...

—Lo sé, lo sé, pero así me quedo más tranquila yo, ¿vale? Mira, ella simplemente se encargará de prepararles las comidas y limpiar la casa, es simplemente para que ustedes estén más cómodas.

Sarah hizo una cara de puchero, pero tenía que admitir que la idea no sonaba tan mal.

—Está bien, supongo...

—Perfecto entonces. Ya me tengo que ir al trabajo, recuerda avisarle a tu hermana, ¿ok?

Apenas había terminado de decir esto y ya había salido de la casa, Sarah escuchó como encendía el motor del auto y se alejaba por la carretera.

Pasó un rato y finalmente alguien tocó el timbre de la puerta. Sarah fue a abrirle y se encontró con quién sería la nueva "Niñera"

—¡Hola! Me llamo Julie. Tú debes ser Sarah, ¿Cierto?

—C-Claro, soy Sarah. Pasa adelante.

—Gracias, ¡Con permiso!

Sarah se hizo a un lado para dejarla pasar, y Julie entró en la casa. Llevaba una pequeña maleta de cuero y nada más

Era una mujer algo más joven que su madre pero no por mucho. Su pelo castaño lo llevaba en una cola de caballo, y vestía de manera simple, con unos flojos jeans y una camisa unas tallas más grande. Aunque no era excepcionalmente atractiva, tenía una belleza hogareña que siempre hacía que algunas cabezas volteara a verla cuando caminaba.

Julie siguió a Sarah a la cocina, donde abrió su maleta y empezó a sacar diversos ingredientes y utensilios.

—Dime, ¿Ya tuviste desayuno?

—No, aún no. Estaba esperando a mi hermana.

—Jackie, ¿cierto? Bueno, ¿Qué te parece un tazón de cereal mientras la esperamos? Me encargaré de preparar un delicioso desayuno.

—Bueno...

Como si ya lo hubiera tenido preparado desde antes, le sirvió un tazón lleno de cereal de chocolate. Sarah pensó que se veía un poco más grande, pero decidió que seguramente era su imaginación. Hambrienta, empezó a comer con avidez.

Iba quizás por la mitad del tazón cuando su hermana se asomó a la cocina, aun con los ojos entrecerrados por el sueño. Jackie era en realidad su medio-hermana, de un matrimonio anterior de Jill. Casi lo opuesto a Sarah en aspecto físico, Jackie había heredado la piel de su padre afroamericano, al igual que sus profundos ojos negros. Su pelo negro crecía en rizos hasta los hombros, en una mata voluminosa que Sarah le ayudaba a peinar todos los días.

—B-Buenos días...

Aún estaba tan recién despierta que no pudo contener un bostezo antes de terminar la frase

—Uhm, ¿Quién eres tú?...

—¡Hola Jackie! Mi nombre es Jill, y tu madre me contrato para que venga todos los días a preparar la comida y echarles una mano con los quehaceres del hogar. Espero que no les moleste mucho...

Jackie bostezó otra vez, y se dejo caer en una silla frente a Sarah.

—Bueno, si mamá está de acuerdo, no veo problema...

—¡Excelente! Entonces, esperen solo un momento, ¡Ya casi está listo el desayuno!

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⏰ Última actualización: Feb 07, 2022 ⏰

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