Por una bala

1.Artemisa

Antes de nacer nos dan un nombre con el cual vivimos para toda la vida, sin embargo; eso no nos hace saber quienes somos ni lo que somos, eso solo podemos descubrirlo nosotros. Pero el camino es muy largo, habrán obstáculos que posiblemente tengamos que eliminarlos si queremos saber quienes somos, eso hablando si queremos hacerlo de una manera fácil. Por otro lado, tenemos la posibilidad de apartarlos y esperar todo a su tiempo, hablando de la manera difícil.

Hay dos caminos en la vida el bueno y el malo, yo trato de seguir el bueno a mi manera pero es mas difícil de lo que creí. Nunca imagine mi vida como es ahora.

Toda niña sueña con princesas, unicornios y su mundo color de rosa, lleno de chocolates y gente buena. Pero tarde o temprano tenemos que abrir los ojos y ver el mundo como realmente es. Un mundo oscuro, cruel y vil. No tenemos otra alternativa mas que sobrevivir al fuego día con día, hasta el día de nuestra muerte.

Nos endurecemos mas cada año y cada año las personas cambian para bien o para mal. Unas se hunden con su propia ancla y otras flotan como la madera en el mar. Depende de ti.

Soy Artemisa, nací un 4 de diciembre. El día que nací, fue un día especial para mi mamá porque dio a luz una niña que heredo su fuerza y belleza y quien hace su voluntad presente en cada paso que da. Mi madre quería paz y amor, pero en este mundo, si das a luz a una niña esta condenada a seguir uno de dos caminos, es como lo que esta sucediendo hoy. Soy hermosa e inteligente y para mala suerte esto no fue una bendición, mas bien fue una desgracia. De niña solo quería a mi madre cerca de mi, pero ahora quiero poder y autoridad. Algún día los tendré y cuando los tenga, todos deberán seguir mis ordenes y cumplir mis deseos.

-Aquí esta la mochila, todo la mercancía esta dentro- dije, entregándole la mochila - no te preocupes, nadie me siguió.

-Bien echo, sabia que tu eras la única que podría manejar-lo- dijo R-

-Hay algo mas.

-No, eso es todo puedes irte a descansar- dijo dándome un un rollo de billetes-

Salí de su casa rumbo a la mía. Se preguntaran quien es R. Bueno, ella es una persona que me llevo al camino en el que ahora marcho, me salvo después de que perdiera casi todo pero a cambio de eso tuve que convertirme en la punta de su lanza, ser la mejor de todos. No llegue hasta donde estoy por casualidad, llegue aquí por que el destino lo quiso y me hice fuerte.Jure hacerme mas fuerte y lo estoy cumpliendo.

Llegue al departamento que compartía con la ultima persona que me quedaba en la vida, una persona que me ayudo a llegar hasta donde estoy, la única persona que cruzo la tormenta conmigo. Dorian.

-¿Todo bien?- pregunto sonriendo.

-Si, todo bien- dije poniendo mi chaqueta en el perchero y quitando mis botas dejándolas aun lado de la puerta- R me dio lo que resta de la noche.

-Que bien, ahora si podre pasar momentos felices contigo.

-Que cursi- exprese, saliendo del baño con una playera de tirantes gris junto con unos shorts.

-Tu me haces ser cursi.

Me recosté sobre su cuerpo y metí mi rostro en el hueco de su cuello. Respiré profundo su aroma que tanto me gustaba.

-Mmmm, me gustaría quedarme asi todo el día-

-¿A quien no?, Con tan bello ángel a quien no le gustaría quedarse asi- me miro a los ojos y luego junto nuestros labios, pero nos separamos por un gruñido- al parecer alguien tiene celos.

Yo solo pude reír al ver los celos de mi tigre. Era verdad, estaba feliz pero no del todo.

Soñar con tener la vida perfecta es algo estúpido, después de todo. Siempre la busque, pero cuando creía encontrarla algo siempre me faltaba. Ese algo era mi padre, sin importar que.
No conozco su rostro, su voz, sus facciones. Absolutamente nada. Solo tengo una vieja fotografía de el y mi mamá, pero está partida a la mitad que solo se puede ver sus manos.
Pase la mayoría de veces intentando encontrarlo, hasta que un día me rendí.
Sin embargo, tras la muerte de mi madre y la ausencia de mi padre nunca baje la frente ante nadie, cada vez que me golpeaban y caía siempre me levanté y golpeaba el doble de fuerte.
Si algo se y de lo que estoy segura, es que nadie podrá hacerme daño muchos menos ponerme ante sus pies. Las eras cambian junto con las hojas del otoño. Mientras que unas caen, otras se mantiene de pie hasta su último suspiro.

Nací un cuarto día, del doceavo mes y desde que me quitaron todo tuve la necesidad de hacer daño.