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Hay algo en la forma en que Shoto lo mira que hace que no pueda dormir en los ultimas días. Es ridículo y estúpido, él lo sabe. Sin embargo, eso no detiene a que sus ojos lo busquen y lo miren cuando nadie más ve. Necesita saber por qué pasa, qué es lo que hay detrás de todo eso, dice él en su cabeza. Es su excusa perfecta para analizarlo descaradamente. No obstante, en su ingenuidad quiere creer que es solo eso y ya, que no hay nada más, ni siquiera cuando es su último pensamiento en la noche y el primero en la mañana.

Entonces busca una explicación, una aclaración que lo satisfaga y lo deje dormir. Él por qué pasa eso. No lo entiende, pero hay algo en la forma de mirar de shoto que lo deja sin descansar. Es una especie de brillo que sale a relucir cuando lo emparejan con él. También lo ha visto cuando almuerza con el inútil compañero Deku y los demás inútiles que siempre están acompañando al sujeto raro y molesto de cabellos verdes, pero es un destello en menor medida, se da cuenta. Cuando come aquello que solo puede ser interpretado como su comida favorita también está presente. En cambio, cuando está con su horrible padre de mierda no hay nada, no mucho al menos; una vez, después del curso para conseguir la licencia de héroes, vio un pequeño atisbo, pero cuando parpadeó no había nada. Se preguntó durante todo ese día si estuvo o no, si lo imaginó todo o si pasó realmente. Sabe qué hay explicaciones más lógicas como que podría ser alguna luz que se refleja en sus espantosos ojos bonitos, pero hay algo dentro de sí mismo que le dice que no es así, algo que se quiere permitir fantasear y llegar a una causa en donde posiblemente le incluya a él y a las cosas y situaciones favoritas de su compañero de clase.

Lo ha visto cuando pelea, cuando conversa con Yoayorazu sobre cosas que solo niños riquillos entienden, cuando habla de su madre también está ahí.

Lo ve cuando él llega a la habitación: los ojos al instante en él y sus miradas se juntan un solo segundo para después cambiarlas a cualquier jodido punto del lugar y fingir que absolutamente jamás pasó eso. Como si fuera la primera vez y como si fuera algo demasiado muy íntimo que necesita ser evitado con fuerza para que las cosas no sean tan raras. Pero, es consciente él, en ese segundo, que sus ojos brillan más, mucho más y con tanta intensidad que piensa que esa luz podría iluminar fácilmente una calle oscura y desierta. Brillan como luces de navidad, como estrellas en el cielo, brilllan como el oro más reluciente. Brillan cuando él llega y se apagan cuando se va. Siempre a la espera de su presencia.

Bakugo intenta no mirar demasiado y ser discreto, pero honestamente, si por él fuera, le seguiría mirando durante horas y horas hasta que sus ojos se desgastasen y quedase ciego.

Una razón del porqué lo hacen llega a su mente una noche y le avergüenza, y después esa idea absurda la desecha, la arroja a un cofre que cierra con mil llaves y que tira al fondo de su ser. Es una idea absurda que no debería saberse jamás.

El asunto se vuelve cada vez más confuso para él, debería dejar de mirarlo como lo hace ahora porque ya parece un psicopata de mierda. Él sabe que debe dejar de mirar.

No lo hace.

En su lugar se dirige a Todoroki para confrontarlo, para pedirle que lo deje en paz y que se aleje con sus estúpidos ojos desiguales que lo confunden y lo dejan sin poder pensar. Su paso seguro muere al instante cuando está frente a él, las palabras difícilmente saldrán de su boca y se da cuenta de que si lo hacen saldrán tartamudeando, inseguras. Quiere golpearse por qué no sabe qué está pasando. Y no puede pensar, nada está claro y si algún pensamiento coherente comenzaba a formarse pronto murió porque su compañero que lo está enloqueciendo lo ve nuevamente con esa mirada, esa jodida y extraña mirada con ojos bonitos brillando como si se tratara de la luz de la luna, como si tuviera miles de galaxias en los iris. Maldita sea, maldito Todoroki y su mirada de mierda que le está robando el aliento.

La incógnita de Bakugo / bakutodo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora