III. Bienvenida

281 27 0
                                    

¡Maldita sea! ¡Ojalá fuera el remedio a su dolor! ¡Ojalá pudiera calmar su sufrimiento! Natsu deseaba ser útil, no quedarse quieto simplemente agarrando la mano de Lucy mientras ella sufría esos terribles dolores por el parto. Él no era de esas personas que se quedaban sin hacer nada. Siempre había hecho algo, aunque fuera una locura. Aunque fuera lo imposible. Y ahora era incapaz, inútil. Se sentía tan impotente. Con preocupación, miró a Lucy mientras ella aflojaba un poco el agarre cuando la oleada de dolor cesó. Llevaban así por una hora, y aún no dilatar del todo. Solamente sufría, y sufría, poniéndolo nervioso y furioso. Deseaba con todas sus fuerzas tener a su hija y a su mujer con él y sus hijos, los cuales en aquellos momentos se encontraban fuera de la casa de Polyushka, junto al resto de Fairy Tail. La sanadora y propietaria del edificio se encontraba al otro lado de la cama, sentada en una silla mientras esperaba a que la mujer que se encontraba tumbada estuviera en condiciones para parir y, a la vez, mantenía un ojo sobre Natsu, vigilando de que, por los nervios, pudiera prender fuego al lugar.  

Con lentitud, Lucy cogió y soltó el aire, llenando sus pulmones, mientras trataba de calmar el frenético latir de su corazón. A su vez, Natsu miró a su mujer, deseando poder leer sus pensamientos. Quería complacerla. Quería ayudarla. 

Al notar la mirada de su marido, Lucy posó sus ojos sobre él, intentando ocultar el inminente gesto de dolor que amenazaba con esbozar. Los labios de la mujer se estiraron con tensión hacia arriba y el corazón del hombre se encogió al observar a Lucy tratar de sonreír por él. Qué fuerte era. Y qué amable. 

-Natsu...-Susurró con debilidad. Su frente se encontraba perlada de gotas de sudor, provocando que su flequillo se le pegara a la piel. Aún llena de dolor, estaba hermosa-Ha pasado... mucho tiempo ¿Podrías mirar si los niños están bien?-Le pidió, apretándole la mano.

Casi sin apenas escucharla, por encima del latir de su corazón en los oídos, Natsu negó con la cabeza, con preocupación en el rostro. 

-No puedo irme de tu lado, Lucy-Graznó por encima de su voz ahogada mientras ponía su mano libre debajo de la de su mujer, envolviéndola. Tan cabezón- Me quedaré junto a ti. 

-No me va a pasar nada, tonto-Intentó calmarlo, Lucy, dejando ir una risa débil. Siempre se sobre preocupaba por ella. Era muy tierno-Te avisaré ¿de acuerdo? Así que, ve a ver como están Haru e Igneel. Estoy un poco ocupada por ellos... ¿Harías eso por mí?

-Haría lo que fuera-Le dijo sin importar que la anciana estuviera junto a ellos, con una voz temblorosa, casi al borde del llanto. Tenía miedo. No quería dejarla, quería permanecer a su lado. Pero no podía negarle nada. Si la complacía, lo haría. 

Lucy alzó su mano derecha, marcada con el símbolo de Fairy Tail sobre su piel, y, con delicadeza, la posó y acarició la mejilla de Natsu, sintiéndolo temblar bajo su tacto. Era increíble presenciar aquello. Él, el valiente Natsu Dragneel, temblando por ella. No, él no debía ser así. Él debía ser la luz que la guiara con coraje hasta la victoria. La esperanza que resurgiera de las cenizas del miedo. No soportaba verlo de aquella manera.  

Al sentir su toque, Natsu se relajó por completo, sintiéndose increíblemente idiota. Ella no debía tranquilizarlo; tenía que ser al revés. Él debía ser el calmante de todos sus temores y dolores. Su mano se dirigió automáticamente hacia la suya, apretando su toque para sentirla más fuerte y cerca. El aroma a ella era como un potente tranquilizante. Entonces, dobló su cintura, inclinando su cuerpo hacia delante, y, mojándose con su sudor, posó su frente sobre la de ella. Las emociones corrían por sus venas, sumergiendo su cuerpo en una lucha interna. Tan contradictorias las unas con las otras. Se quedó de aquella manera durante unos segundos hasta que, finalmente, alzó la cabeza y depositó un ligero beso en la frente de su mujer. Una vez más, sus ojos se conectaron, hablándose sin necesidad de palabras, como siempre habían hecho. Y, entonces, Natsu esbozó una de sus deslumbrantes sonrisas, aliviando por completo la preocupación de Lucy. 

Gracias, Lucy. (Nalu fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora