capítulo 10

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Maise despertó en los brazos de su amado después de haberlo disfrutado, sus fuerzas renovadas, su humor aún mejor y con gran apetito

Massimo abrió los ojos casi al instante, le dio un beso en los labios con una sonrisa tierna

- pediré el desayuno - dictaminó

- ok - respondí Maise mientras se levantaba de la cama

- ¿A dónde vas amore? - pregunto Massimo extrañado

- a la ducha - respondió la castaña de manera obvia. Se acercó a Massimo y le dio un suave beso en el cuello - te apuras, tengo muchas ganas de bañarme contigo. - dijo mientras se dirigía al cuarto de baño con un guiño

- por supuesto - susurro Massimo con voz entrecortada

Maise alistaba la ducha mientras Massimo pedía el desayuno por el intercomunicador del hotel.
Massimo se metió a la ducha dónde Maise se encontraba de espaldas, con el agua y el champú corriendo por todo su cuerpo, él se acercó a ella por su espalda abrazándola, mientras sus manos apretaban fuerte los senos de ella y comenzó a besarle el cuello
- hazlo ya por favor - suplicó ella desesperada

Massimo no podía con eso, cuando Maise le suplicaba su fuerza de voluntad desaparecía.
Hizo que el cuerpo de ella se encorvara un poco y metió su pene de una sola arremetida, gracias a la humedad de ella y de agua, entro de manera limpia. Maise comenzó a jadear con cada arremetida. Massimo estaba dándole fuerte, saliendo y entrando de manera frenética al ser de su amada.
Luego de salir de la ducha completamente complacida, tomaron el desayuno frente a la gran ventana que se encontraba en su habitación.

Fueron días realmente encantadores, se fueron a pasear a la playa, a comer a los mejores restaurantes de la ciudad, etc. Maise por su parte tomaba muchas fotos con su cámara profesional: de los paisajes, de la gente, de todo lo que podía.
Fueron días mágicos, y Massimo no quiso malograrlo mencionando lo que pasó en Colombia, no era el momento, ahora únicamente le importaba la sonrisa de la mujer que amaba.

- Es como estar en el cielo - dijo Maise mirando había abajo

Se encontraban en el cristo redentor, una de las maravillas del mundo. Y Massimo estaba comprobando que era realmente mágico estar ahí arriba, dónde podía ver las nubes, ello no le impedía seguir nervioso.
Había planeado llevarla el último día de su estadía en Brasil por una razón y el motivo lo tenía con el corazón en la mano.

La abrazo por la espalda, con los nervios a full, algo que Maise ya había notado

- ¿Pasa algo amore? - susurro suavemente, mientras acariciaba las manos de Massimo

Ujum - susurro también él - te he traído aquí hoy por una razón

Y mirando el cielo, dándose cuenta de que el sol estaba a punto de esconderse supo que era el momento.
Respiró, volteo a Maise hacia él, le dio un beso en la frente, saco algo de su bolsillo y se arrodilló
Lo hizo todo como Lu se lo había sugerido cuando le fue a pedir consejo para lo que pensaba hacer.
- Maise Hernández Villavicencio - comenzó de manera suave - ¿Harías el honor de pertenecer a Massimo Torricelli y aceptar que él te pertenezca, hasta el final de los tiempos? - siguió de manera tierna con la cajita dorada en la mano, que contenía un hermoso anillo de oro.
Mientras en el cielo el sol se ocultaba, dejando un hermoso cambio de color que avecinaba el anochecer.

¡Oh! Por dios! - susurro Maise en español con ambas manos en su boca - claro, sim, certo, yes - repuso muy rápido emocionada, agachándose para besar y abrazar a su amado, sellando así su promesa de amor por él, frente al cristo redentor, en su amada sur América.

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