PARTE ÚNICA

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Antes de empezar les dejo una playlist para musicalizar un poco el relato, disfruten. -

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El ambiente olía a masa horneada, pan apenas sacado del horno, muffins recién hechos, olores que hacían que el estómago saltase de emoción adornaban el pequeño lugar. Frutillas, mango, moras, fuertes aromas que mezclados hacían una sabrosa explosión en el aire.

La tarde se acercaba con cada paso, y con la puesta del sol, la panadería cerraba, dando por finalizada la jornada del día. Kenma respiró aliviado, le había tomado cariño a cada pedacito de ella, tan simple y acogedora, con su olor a fruta que te inundaba apenas entrabas, pero era exhausto pasar todos los días encerrado en aquel lugar, por más lindo que fuese necesitaba salir de su pesada rutina, que lo ahogaba en un sinfín de repeticiones.

- No te preocupes, yo me encargo de cerrar. - para su alivio hoy cerraban temprano. El pelirrojo se asomó por el umbral de la puerta que conectaba la cocina con el mostrador, Kenma inspiró hondo y reconoció el aroma a pastel que salía de su cabello, pudo notar un poco de harina en las puntas de este y ahogó una risa al notar las mejillas del menor manchadas con un fuerte colorante rojo.

-¿Estás seguro, Shoyo? - Kenma era el que generalmente se encargaba de darle una última limpieza al mostrador y contar el dinero que habían conseguido en la corta jornada del día. Hinata siempre se prestaba a hacer casi todo el trabajo, siempre tan hiperactivo y entusiasta. En parte le hacía sentir culpable y ocioso, pero otra parte de él agradecía tener un compañero de trabajo tan dispuesto y lleno de energía. Le permitía descansar sin terminar el día completamente exhausto.

Al principio su hiperactividad lo agotaba, su energía era exhaustiva y parecía quitarle un poco de la suya, pero una vez que aprendió a convivir con aquel pelirrojo se volvió algo divertido y alentador. A decir verdad lo consideraba un amigo, trabajaban juntos hacía ya casi tres años, compartiendo desastres y ganancias, mesas llenas de clientes y días en los que no pasaba un alma. Algo dentro de Kenma se sintió cálido al pensar en todas las pequeñas cosas que habían vivido juntos en aquel pequeño lugar. Sonrió intentando ocultarlo. Él no era de sonreír.

-Por supuesto que sí, no te preocupes. Vos andá yendo a tu casa que pareces cansado, además se que en unas horas tenes un show en vivo que transmitir. - dijo con una sonrisa mostrando sus dientes y le guiñó un ojo juguetón antes de desaparecer por donde había venido.

Suspiró, Hinata tenía razón, en pocas horas debía conectarse para dar su transmisión semanal de videojuegos. No ganaba mucho haciéndolo, era solo un dinero extra, y cada vez lo disfrutaba menos. A decir verdad no sabía porque seguía haciéndolo, costumbre o presión, rutina y fingir, pero cada vez perdía un poco más del poco sentido que le quedaba.

Dió un último repaso con la mirada mientras tomaba su roja y grande mochila. Las sillas arriba de las mesas, la caja registradora cerrada con llave, la comida en las heladeras, el piso reluciente y resbaloso, las luces apagadas, todo listo. Confiaba en Shoyo para lo demás. Se desató el delantal de trabajo y lo colgó en el perchero que estaba a su derecha. Camisa roja y unos jeans holgados negros, las zapatillas blancas le daban el toque. No iba mal vestido pero olía asquerosamente a pan horneado y su pelo a crema de batir.

Miró sus muñecas buscando una goma, mientras se acercaba al espejo que colgaba de la pared. Se recogió el pelo en una media colita dejando caer dos mechones a los costados. Se había dejado crecer el pelo luego de su última decepción amorosa, no lo había pensado demasiado, solo le gustaba como lo hacía lucir, le hacía sentir cómodo y con más confianza que antes. Sonrió nuevamente, no estaba mal.

ETHEREAL  [ kuroken ] [✔]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora